Con novedades: El probable once de Olimpia para la Supercopa Paraguay

El entrenador de Olimpia, Julio César Cáceres, prepara la fórmula para tratar de arrancar con un título la temporada 2023. El "Decano" enfrenta este miércoles a Sportivo Ameliano por la Supercopa Paraguay 2022 y el "Emperador" apostaría por un equipo bastante ofensivo.

El joven estratega franjeado ya dejó claro en los amistosos que la táctica no se cambia y que de nuevo utilizará el 4-4-2. Ahora bien, así como están las cosas, para el choque la "V Azulada", Cáceres estaría colocando de vuelta a Brian Montenegro, habitualmente delantero, como volante por izquierda.

En cuanto al resto del equipo no muchas sorpresas y prácticamente se mantiene la base de la temporada pasada, con la inclusión de uno de los refuerzos, Junior Barreto, por el lesionado Saúl Salcedo. Tampoco hay que olvidar al delantero argentino, Facundo Bruera, quien también irá de entrada como referente de área.

Otra de las movidas del "Emperador" es la de colocar a Alejandro Silva como volante por derecha y sacar del equipo a Fernando Cardozo. Esta situación se da por la inclusión del capitán, Richard Ortiz, quien está para arrancar el juego.

El probable once de Olimpia para medir a Sportivo Ameliano es con: Gastón Olveira; Víctor Salazar, Junior Barreto, Mateo Gamarra e Iván Torres; Richard Ortiz, Marcos Gómez, Alejandro Silva y Brian Montenegro; Derlis González y Facundo Bruera.

Cabe recordar que la Supercopa Paraguay 2022 se disputará en el estadio Defensores del Chaco a partir de las 20:00. El campeón se embolsará un premio de 1.000 millones de guaraníes. Olimpia lo juega por ser el campeón con mayor puntaje del año pasado y Ameliano como monarca de la Copa Paraguay 2022.

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La historia de Fredy Vera: Resiliencia, superación y la lucha por los abuelos

Por Christian Pérez/@chrisperezz7/christian.perez@nacionmedia.com.py

Imágenes: Diego Fleitas y Cristhian Brítez

Historias hay cientos y miles en el fútbol paraguayo, pero el de Fredy Vera, mediocampista ofensivo de Cerro Porteño, a préstamo en Ameliano, es sin dudas una de las más emotivas e inspiradoras, que puede servir de ejemplo para muchos jóvenes que pelean día a día por el sueño de ser jugador profesional.

Siendo un chico que toda su vida creció en el interior (Caazapá), tuvo la valentía para aventurarse hacia la capital de nuestro país, desafiar las dificultades de la vida, pasando hambre, durmiendo en el piso y sufriendo internamente demasiadas necesidades que recién hoy, con un poco de solvencia económica, se animó a sacar del baúl de los recuerdos no muy gratos.

A 240 kilómetros de Asunción, en una pequeña comunidad de Caazapá llamada Kera’y, un niño de contextura física muy delgada, con un “bronceado campaña”, para no decir quemado, maravillaba a los vecinos por su velocidad, capacidad de gambetear, el nulo miedo a desafiar a quien se le ponga en frente en una cancha y el amor excesivo al fútbol, que siempre fue su esperanza para salir adelante.

Ese era Fredy Vera, un chico al que quizás el destino le tenía preparado trabajar en la chacra, crecer en Caazapá rodeado de sus abuelos y pelear día a día por sobrevivir, así como hicieron y siguen haciendo sus amigos de toda la vida.

Pero su optimismo probablemente le salvó el futuro, o al menos le dio la posibilidad de mejorar un panorama que no era muy alentador y de paso, también ya está ayudando a cambiar la calidad de vida de sus abuelos, quienes en su momento dejaron de comer por darle el pan de cada día a él y sus hermanos.

Fredy visita cada tanto el club 13 de Junio de Kera'y, al que le tiene mucho aprecio.

Luego de jugar en varios clubes de Caazapá, comenzando por su querido 13 de Junio de Kera’y, en el que debutó en Primera a los 15 años, forjando carácter y la valentía de enfrentar el roce físico, Fredy buscaba un mayor desafío, pero más que el reto, era buscar un mejor futuro.

A escondidas prácticamente de sus abuelos, quienes creían que fue a jugar en un club de la ciudad de Caazapá, llegó a los 17 años al Deportivo Capiatá y ahí comenzó la odisea. Sobrevivir al mundo urbano, que es muy distinto al de la “campaña”.

“Acá es diferente: si no tenés plata, no comés, no podés tener un techo. Esa es la ventaja de vivir en la campaña. Sin plata igual podés comer cualquier huevo casero, gallina o siempre hay algo. Acá, no”, comenzó explicando sobre su aventura en la ciudad de los mitos y las leyendas.

Las dificultades comenzaron a extorsionar sus sueños y deseo de superarse. Días, noches de hambre e incomodidades extremas le dificultaban rendir en los entrenamientos y partidos. ¿Seguir aguantando el sufrimiento y luchar un poco más o volver a la comodidad con los abuelos y trabajar en la chacra? Esa era la cuestión en ese momento.

Fredy Vera debutó en Capiatá en el 2016. Foto: Nación Media.

“Hendy (complicado) realmente cuando me fui recién. Vivía con dos compañeros más en una pieza. Sin mentir, había días que no desayunaba o no almorzaba o no cenaba. Y realmente no tenía nada. A veces un compañero robaba hasta maní de la casa de sus padres y tíos para traernos por lo menos eso. Parece exagerado, pero cuando no tenés nada eso es muchísimo”, recordó el extremo con un brillo especial en los ojos, orgulloso de haber superado una situación tan crítica como aquella.

Además de la pelea diaria por un plato de comida, el otro problema era la falta de descanso. Incluso llegó a dormir en la intemperie, bajo una planta de mango para soportar el calor excesivo.

“Te dije que no teníamos nada, pero nada cuando nos mudamos recién, solo un colchoncito. No teníamos ni un ventilador de pie y hubo muchas veces en la que sacamos nuestro colchón afuera, bajo un mango para soportar el calor. Ahí el tema eran los mosquitos, hasta amanecer te peleabas con ellos, pero al menos era un poco más fresco”, comentó con una sonrisa viéndole el lado positivo a la cuestión.

Eso sí, recordó que una vecina a quien prefirió no personalizar, fue quien le ayudó mucho en los momentos de desesperación. Le brindó comida, lo invitaba a su casa y hasta dejar ver partidos de fútbol en la TV.

Su suerte fue cambiando poco a poco gracias a sus destacadas actuaciones en las formativas del Deportivo Capiatá. Llegó con 17 años para la Sub 18 y luego de seis meses, Víctor Genes (+) lo convocó para la Primera y de ahí en más no paró de escalar como futbolista profesional, incluso hasta llegar a uno de los equipos más grandes del país, Cerro Porteño, donde no pudo triunfar del todo, pero cree que tendrá su dulce revancha para demostrar todo su potencial.

Foto: Nación Media.

UNA AUSENCIA QUE DUELE MUCHO

Algo que le ha pesado y dolido siempre en el alma a Fredy Vera, es haber crecido sin su mamá, quien lo abandonó cuando tenía apenas dos años. Hasta ahora no encuentra explicación, pero su corazón no guarda rencor.

Yo pensé que se fue de viaje nomás. Se fue cuando yo tenía dos años más o menos y recién pude entender más o menos lo que pasaba a los 8, 9 años. A los 13 ya entendí totalmente que se había ido. Mi abuela no me quería decir que se fue para siempre. Yo le esperaba para mi cumpleaños cada año y nunca apareció”, contó en medio de un suspiro largo y un nudo en la garganta.

Después de mucho tiempo, volvió a tener contacto con su mamá, pero aún no pudo verla y cree que se dará pronto lo que tanto anheló desde chico.

“Ahora volví a hablar con ella. Me suele responder estados de Whatsapp, me dice que está orgullosa, pero no es lo mismo, no me dice de frente y quiero verla”, comentó, y ante la consulta de si está dispuesto a perdonar y tener una nueva relación con ella, respondió sin dudar: “Claro que le quiero ver, es mi mamá. Tengo ese presentimiento que le voy a ver. Por más que crecí con mi abuela y nunca me faltó cariño, el amor de una mamá es diferente y todos sabemos eso”, expresó.

Fredy contó que hubo momentos que sintió demasiado el hecho de no tener a su madre con él y contarle sus logros y fracasos. “El amor me faltó siempre. Cuando fui recién a Asunción, pensaba. Siempre uno tiene muchas cosas que quiere contar y yo no tenía a quién decirle. A mis abuelos lo que menos quería era darles problemas, entonces me tragaba todo”, explicó, dejando expresar unos ojos llorosos, pero sin dejar caer una gota de lágrima.

Fredy Vera y la abuela Teresa, una relación eterna.

Con 24 años, un paso por Cerro Porteño (dueño de su pase), donde fue campeón del Apertura 2020, Fredy comenzó cimentar su futuro. Se construyó una casa en Luque, que por cierto también tiene una historia bastante particular.

Siempre iba con Claudio Aquino a los entrenamientos y un día le comenté que estaba haciendo para mi casa de a poquito, pero no estaba pudiendo terminar. Sin dudar me preguntó cuánto me faltaba, me completó y me dijo que le devuelva cuando puedas nomás. Fue increíble. Estoy y estaré agradecido eternamente. Tengo una casa propia, es increíble”, resaltó con gran felicidad.

Ahora tiene dos grandes sueños; uno para sus abuelos y otro para su carrera deportiva. Quiere construirle una "mansión" a sus abuelos para que estén más cómodos, tranquilos y no tengan que trabajar más ni en la huerta.

A pesar todo, Fredy Vera se hace cargo de ellos y los asiste en todo. Él mismo reconoce que no es suficiente, pero ha renovado el hogar donde creció con pisos y techos nuevos, más otros retoques.

Teresa Gaona, la abuela que se hizo cargo de Fredy desde los dos años, resalta la bondad de su nieto, quien no les hace faltar nada. Con un orgullo que no entra en el pecho, señaló que sin importar lo material, su amor por él (Fredy) es inmenso y será para siempre.

Ahayhueterei chupe (le quiero demasiado). Nunca quise que se despegue de mí, pero la pelota (el fútbol) era sus destino. Le felicito por lo que logró, mucho sufrió él, en todo sentido y verle ahora así me llena de alegría. Encima es demasiado agradecido. Él nos renovó toda la casa. Siempre nos antepone y nos ayuda en todo. No me puedo quejar en nada de él, solamente rezo por él y le bendigo siempre”, indicó doña Teresa, quien recibió a todo el equipo de Versus con una alegría contagiante y una hospitalidad única.

La historia de Fredy continúa. Fue campeón de la Copa Paraguay 2022 y consiguió el milagro de salvar la categoría con Ameliano. Espera que el 2023 sea su año definitivo y en algún momento cree que llegará su revancha en Cerro Porteño, con el que tiene contrato hasta mitad del 2024.

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Olimpia recordó de una manera muy especial la obtención de la primera Recopa

La temporada 1990 fue inolvidable para Olimpia en el ámbito deportivo, ya que obtuvo su segunda Copa Libertadores y su primera Supercopa en el mismo año.

Por ello el franjeado se quedó con la Recopa Sudamericana de manera automática, un hecho sin precedentes a nivel continental en torneos de clubes.

Eso justamente recordó el club, hoy 23 de enero, día en que Olimpia ganó una copa sin necesidad de jugarla. "El único equipo de todo el continente en adjudicarse con esto, 32 años de nuestra primera Recopa Sudamericana" escribió la cuenta oficial del club.

En estos tiempos, un logro similar ya es imposible en el futbol sudamericano y mundial, debido a que los formatos de competencia están hechos para que sean equipos diferentes los campeones de cada competencia continental a nivel de clubes.

 

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