Historias del Chaco (Parte II): Los mitos y leyendas de la Copa Dunhill

La primera edición del TCR trajo consigo el apoyo de la tabacalera Dunhill, que en ese momento había instaurado un trofeo como premio al ganador y que, 50 años después, sigue generando discusión dentro del ambiente motor: La Copa Dunhill y su extraño mito, secreto y sus portadores a lo largo de la historia. 

Para aquella primera edición, serían Marco Peña y Pedro Federer los ganadores de la competencia, con un promedio impuesto menor al resto (recordando que existían dos categorías, la A y la B). Peña y Federer recibieron la Copa, pero tiempo después la devolvieron al Touring y Automovil Club Paraguayo a pedido de la misma, quedando en sus vitrinas y pasando a su estado actual, una copa “challenge”. 

Con una nueva reglamentación, la Copa quedó como un desafío, siendo otorgada a aquel que pueda ganar tres ediciones consecutivas de la prueba, o en su caso, cinco de manera alternada. Rápidamente la polémica invadió el ambiente a mediados de los setenta, específicamente en el año 1975, momento en el que Juan Carlos Calvo ganaba la prueba por tercera vez consecutiva, siempre en la categoría A. Pero como no existía una figura de “ganador general”, y pese a volver a ganar en el año 1976 (ya con la figura de ganador absoluto), nunca pudo alzarse con la Copa, siendo esta la primera gran controversia que envuelve al trofeo. 

Pasaron los años y recién en 1998 un hombre pudo ponerse a tiro de llevarse la Copa, siendo irónicamente un pionero, Gerardo Planas conseguía aquel año su cuarta victoria, lo que lo ponía a una sola de ser el primero en conquistar la Dunhill, pero esto hasta la fecha no ha sucedido, aunque Planas estuvo cerca en un par de ocasiones. 

Un año después, en 1999, Martín Maria Masi empezaba a hilar la primera de sus dos victorias consecutivas, siendo en el 2000 bicampeón del Chaco y quedando a las puertas de las tres victorias consecutivas. En 2001, ya con el Ford Cosworth WRC, la famosa correa lo volvía a dejar fuera de carrera, y sin chances de adjudicarse esta mítica presea.  

El próximo en tener una chance real de reclamar la Dunhill fue Francisco “Pancho” Gorostiaga, quien ganaría las ediciones del 2006 y 2007. En 2008, Pancho decidió tomarse un descanso, aunque su navegante, Eduardo Gómez, confirmó a GEN que en aquel año, ni bien la carrera empezaba -con el abandono de Alejandro Galanti en los primeros tramos- Pancho lo llamó y le dijo “si corríamos este año, ganamos la Copa Dunhill seguros”. 

Tuvieron que pasar 43 años para que el trofeo tenga a un nuevo dueño, pero no sería un piloto el que reclamara el trofeo,  se trata del navegante Héctor Nunes, quien consiguió su quinta victoria de manera alternada (2001-2003-2004-2008-2014), siendo el primero en cumplir con los requisitos para ser poseedor de la Copa. Actualmente, “Peki” cuenta en sus vitrinas con una réplica de la Copa, como ocurre con los principales trofeos de fútbol. 

En pleno 2022, y a solo semanas del inicio de la edición 47 del Rally, son tres los pilotos con chances de lograr llevarse este trofeo: Alejandro Galanti, Didier Arias y Diego Domínguez, todos estos con cuatro victorias en sus palmares, todos activos y con coches top dentro del parque motor, en lo que sin dudas promete ser una gran lucha por ver quien queda en la historia como el primero en decir que la Copa Dunhill es suya. 

Pero este bello trofeo de plata 925, 35 cm de altura (sin contar la base agregada más adelante) cuenta con más historia por delante, siendo tres los pilotos “activos” que pueden anotar su nombre en este grupo todavía pequeño, sin contar a los pioneros como Gerardo Planas, Juan Carlos Calvo y Hector Risso, quienes también están a una victoria de llevarse el trofeo. Lo cierto y seguro es que este santo grial aguarda en las vitrinas del TACPy un nuevo momento para ser levantado en lo más alto del podio. ¿Será el aniversario 50 su momento? 

 

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Historias del Chaco (Parte I): Una esencia con 50 años de vigencia

El 26 de septiembre es una fecha marcada en lo más profundo de la historia del automovilismo paraguayo, y es que, en esta fecha, han sucedido dos hechos muy importantes. El primero, en 1971, cuando 36 intrépidos binomios salían a la aventura en la primera edición del Transchaco Rally. Dieciséis años después, ocurría el segundo hecho trascendental, y es que en el aquel entonces llamado Autódromo Aratirí, el largo párate culmina para dar paso a la edición décimo cuarta de la prueba, con ciento doce máquinas, arrancando así la fiebre de la época dorada de la competencia. 

Cuarenta y seis ediciones han concluido con éxito a lo largo de estos cincuenta años de vigencia del rally. Historias y leyendas que se han forjado en el Chaco perduran hasta nuestros días. Atrás quedó aquella primera excursión encabezada por el norteamericano Phillip Bell, junto con varios integrantes del TACPy, quienes en ese momento buscaban imitar las exigencias del Rally Safari, sin dimensionar que abrían la puerta a algo mucho más grande, una forma de vida, una pasión que hoy no conoce límites. 

El trazado de la primera edición tendría aditamentos desconocidos para todos los participantes. La primera etapa se extendía por la ruta Transchaco hasta el fortín Nueva Asunción. La segunda etapa comenzaba en este sitio, seguía por Pozo Olga a Misión Santa Rosa y desde ahí a Mariscal Estigarribia. La tercera etapa completaba la vuelta desde Mariscal Estigarribia hasta Asunción sobre la ruta Transchaco.     

                      

Los fondos provinieron desde el apoyo del señor Francisco Escanciano, representante de la tabacalera británica Dunhill International, quien además donó una estatuilla de plata bañada parcialmente en oro que se entregaría al ganador de esa prueba, pero esa Copa tiene una historia aparte.

La primera edición se realizó en septiembre de 1971. Para la clasificación de ganadores se estableció un sistema de admisión de coches en dos categorías, asociados según el desplazamiento de sus motores: los de clase “A” con grupos propulsores hasta 1300cc y los del “B” con más de 1300cc. En aquellas primeras ediciones, la variedad de marcas y modelos era la constante. A mediados de la década los primeros autos de competición hacían su arribo, dándole a la prueba un tono más competitivo, adaptándose a aquellos tiempos. 

Hombres como Pedro Federer, Gerardo Planas, Hector Risso, German Russo, Marcos Peña, Roberto Bittar, Humberto Dominguez, Juan Carlos Calvo entre otros anotaron sus nombres en aquellas primeras ediciones. Sin auxilios, sin grandes infraestructuras, sin recorridos previos meses antes de la competencia. Intrépidos aventureros que buscaban en aquel momento ser el más rápido, sin imaginarse que eran parte de algo mucho más grande, que persiste hasta la fecha. 

 

Las décadas de los 80 y 90 serían claves. El TACPy empezaba a ver cómo septiembre se convertía en una fecha fija para todos, el ambiente en los talleres era otro, pero la esencia era la misma. Repetir lo hecho por los pioneros, vencer al Chaco. 

A finales de los 70 y principios de los 80, fueron dos las marcas que dominaban el Transchaco Rally. Toyota y Ford se repartían victorias, salvo excepciones como en 1982, cuando Alfredo Jaeglli se imponía con un Datsun 160J, o en el año 1987, con la victoria del Peugeot 505 de Nicolás Luthold. Pero desde 1988, los autos del grupo A abrían paso para escribir otra página más. 

 Nelson Sanabria sería el primero en ganar una edición con uno de estos autos. Con un VW Golf 1800, Sanabria añadía otro capítulo más, de los muchos que se escribirán en los años venideros. 

La llegada de los grupos A también significó la aparición de pilotos que hoy son considerados históricos. Orlando Penner, Pedro Fadul, Marco Galanti, Denes Tomboly, Martín Masi por nombrar sólo algunos, quienes animaron cada año épicas batallas por quedar en lo alto del podio. 

 

A lo largo de estos años, han sido veintiséis los pilotos que han logrado vencer al Chaco, algunos en mayor número, como Juan Carlos Calvo, Hector Risso o Gerardo Planas, o más cercano en el tiempo a Didier Arias, Aelajndro Galanti y Diego Domínguez, todos con cuatro triunfos en su palmarés. También quedan figuras muy queridas y que han dejado su huella imborrable en la carrera más importante, como el caso de Pancho Gorostiaga, tres veces ganador, todas con el Corolla WRC, uno de los modelos más exitosos, y amplio dominador en la década de los 2000. 

El Chaco es esencial, el Chaco es una parte fundamental no solo de la historia deportiva automovilística del Paraguay, sino que también de la historia grande de un país golpeado por tantos momentos negros. Tierra de valientes hombres que han defendido a su patria, de héroes anónimos homenajeados por deportistas que, con el mismo amor, dan su importancia al Chaco Paraguayo. 

 

 

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