Historias del Chaco (Parte I): Una esencia con 50 años de vigencia

El 26 de septiembre es una fecha marcada en lo más profundo de la historia del automovilismo paraguayo, y es que, en esta fecha, han sucedido dos hechos muy importantes. El primero, en 1971, cuando 36 intrépidos binomios salían a la aventura en la primera edición del Transchaco Rally. Dieciséis años después, ocurría el segundo hecho trascendental, y es que en el aquel entonces llamado Autódromo Aratirí, el largo párate culmina para dar paso a la edición décimo cuarta de la prueba, con ciento doce máquinas, arrancando así la fiebre de la época dorada de la competencia. 

Cuarenta y seis ediciones han concluido con éxito a lo largo de estos cincuenta años de vigencia del rally. Historias y leyendas que se han forjado en el Chaco perduran hasta nuestros días. Atrás quedó aquella primera excursión encabezada por el norteamericano Phillip Bell, junto con varios integrantes del TACPy, quienes en ese momento buscaban imitar las exigencias del Rally Safari, sin dimensionar que abrían la puerta a algo mucho más grande, una forma de vida, una pasión que hoy no conoce límites. 

El trazado de la primera edición tendría aditamentos desconocidos para todos los participantes. La primera etapa se extendía por la ruta Transchaco hasta el fortín Nueva Asunción. La segunda etapa comenzaba en este sitio, seguía por Pozo Olga a Misión Santa Rosa y desde ahí a Mariscal Estigarribia. La tercera etapa completaba la vuelta desde Mariscal Estigarribia hasta Asunción sobre la ruta Transchaco.     

                      

Los fondos provinieron desde el apoyo del señor Francisco Escanciano, representante de la tabacalera británica Dunhill International, quien además donó una estatuilla de plata bañada parcialmente en oro que se entregaría al ganador de esa prueba, pero esa Copa tiene una historia aparte.

La primera edición se realizó en septiembre de 1971. Para la clasificación de ganadores se estableció un sistema de admisión de coches en dos categorías, asociados según el desplazamiento de sus motores: los de clase “A” con grupos propulsores hasta 1300cc y los del “B” con más de 1300cc. En aquellas primeras ediciones, la variedad de marcas y modelos era la constante. A mediados de la década los primeros autos de competición hacían su arribo, dándole a la prueba un tono más competitivo, adaptándose a aquellos tiempos. 

Hombres como Pedro Federer, Gerardo Planas, Hector Risso, German Russo, Marcos Peña, Roberto Bittar, Humberto Dominguez, Juan Carlos Calvo entre otros anotaron sus nombres en aquellas primeras ediciones. Sin auxilios, sin grandes infraestructuras, sin recorridos previos meses antes de la competencia. Intrépidos aventureros que buscaban en aquel momento ser el más rápido, sin imaginarse que eran parte de algo mucho más grande, que persiste hasta la fecha. 

 

Las décadas de los 80 y 90 serían claves. El TACPy empezaba a ver cómo septiembre se convertía en una fecha fija para todos, el ambiente en los talleres era otro, pero la esencia era la misma. Repetir lo hecho por los pioneros, vencer al Chaco. 

A finales de los 70 y principios de los 80, fueron dos las marcas que dominaban el Transchaco Rally. Toyota y Ford se repartían victorias, salvo excepciones como en 1982, cuando Alfredo Jaeglli se imponía con un Datsun 160J, o en el año 1987, con la victoria del Peugeot 505 de Nicolás Luthold. Pero desde 1988, los autos del grupo A abrían paso para escribir otra página más. 

 Nelson Sanabria sería el primero en ganar una edición con uno de estos autos. Con un VW Golf 1800, Sanabria añadía otro capítulo más, de los muchos que se escribirán en los años venideros. 

La llegada de los grupos A también significó la aparición de pilotos que hoy son considerados históricos. Orlando Penner, Pedro Fadul, Marco Galanti, Denes Tomboly, Martín Masi por nombrar sólo algunos, quienes animaron cada año épicas batallas por quedar en lo alto del podio. 

 

A lo largo de estos años, han sido veintiséis los pilotos que han logrado vencer al Chaco, algunos en mayor número, como Juan Carlos Calvo, Hector Risso o Gerardo Planas, o más cercano en el tiempo a Didier Arias, Aelajndro Galanti y Diego Domínguez, todos con cuatro triunfos en su palmarés. También quedan figuras muy queridas y que han dejado su huella imborrable en la carrera más importante, como el caso de Pancho Gorostiaga, tres veces ganador, todas con el Corolla WRC, uno de los modelos más exitosos, y amplio dominador en la década de los 2000. 

El Chaco es esencial, el Chaco es una parte fundamental no solo de la historia deportiva automovilística del Paraguay, sino que también de la historia grande de un país golpeado por tantos momentos negros. Tierra de valientes hombres que han defendido a su patria, de héroes anónimos homenajeados por deportistas que, con el mismo amor, dan su importancia al Chaco Paraguayo. 

 

 

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