¡Gracias, Nelson!

Por Christian Pérez /@chrisperezz7

¡Gracias, Nelson! No por haber dejado la vida por los colores de la selección paraguaya, ni haber hecho dos goles que nos clasificaron a los Mundiales del 2006 y 2010, sino gracias por ser un ejemplo de inspiración para todas las generaciones que se acuestan día a día soñando con ser futbolista profesional.

Gracias por demostrar con hechos que los sueños hay que buscarlos muchas veces, asumiendo que los obstáculos son y serán parte del cualquier camino hacia el éxito. Para muchos sos un “fracasado” y dejame decirte, ¡cuánto me hubiese gustado fracasar como vos!

Los goles, los títulos y el dinero ya son ingredientes secundarios de tu gran carrera como futbolista profesional. Los que realmente apreciamos los valores del fútbol, queremos resaltar el más allá de cualquier éxito temporal, que se borra con el correr de los días, meses y años, no así el legado de la perseverancia, constancia, ganas de superación y pasión por este deporte tan hermoso que siempre transmitiste.

Podemos discutir sobre tu talento y las virtudes futbolísticas de Nelson Haedo Valdez. Quizás nunca fuiste un dotado de técnica excesiva como Roque, quizás nunca fuiste un definidor brillante como “Tacuara” Cardozo y otros “killers”, pero los citados nunca tuvieron el corazón y las ganas de no rendirse nunca dentro de un campo de juego, como vos lo hiciste.

El Nelson “persona” fue un reflejo del Nelson “jugador” y es la clave que lo llevó a conquistar el cielo con las manos. Atrevido, luchador, constante, pasional, de enorme carácter para no achicarse y la valentía necesaria para plantarse ante quien sea.

Saber sufrir es parte del camino

No es conformismo, pero cualquier futbolista que ha logrado ser profesional, merece ser reconocido y más en este país donde solamente se valora el fruto sin haber regado las semillas (apoyo a inferiores). Quien escribe particularmente siente una admiración tremenda por cualquier jugador que ha llegado a Primera, porque méritos no le faltaron y con seguridad puedo decir que nadie le ha regalado nada.

Nadie sabe cuánto ha sufrido un futbolista por problemas económicos, nadie sabe cuánto ha llorado un futbolista por desilusionarse y analizar abandonar el sueño de toda su vida, nadie sabe lo que sufre un futbolista cuando las lesiones amenazan su carrera y quizás su futuro. Nadie sabe que las mañanas, tardes y noches de frío, lluvia y calor a campo abierto, son parte de la rutina de un futbolista. Nadie sabe qué siente un futbolista cuando sus sueños son atacados por un “tecleador” como yo, que solamente le exige comportarse como un robot y le prohibe tener un error. Nadie sabe, ni le importa si el futbolista tiene un problema personal, siente tristeza o dolor interno.

Claro que no. Ellos son futbolistas. Tienen todo, no les falta nada y cuando llegan ser profesionales, dejan de ser personas.

Es cierto, no se lo pueden comparar con un vendedor ambulante, no es una persona del mercado que se levanta a las 3 de la mañana para pelear día a día por subsistir, pero tampoco es tan fácil como nos quieren hacer creer. Toda recompensa algún día tuvo un camino con muchos sufrimientos y obstáculos.

La idea de este escrito, que es un pensamiento libre evidentemente, ya mezcló todos los temas quizás, pero era necesario para contextualizar y admirar la carrera de un hombre que ha dejado todo un legado en Paraguay, aunque muchos quieran mezclar colores. Haedo no es el único que ha logrado la hazaña de salir del rincón más lejano de nuestro país para triunfar como futbolista profesional en grandes ligas del mundo, pero su historia debe ser una inspiración y motivación cualquier jugador con proyecciones.

Soñar es lo más fácil, pelear por ello es difícil, pero lo complicado es lograr convertirlos en realidad.

Un día, a 230 kilómetros (San Joaquín-Caaguazú) de Asunción, donde el futuro parece ser más prometedor, un chico de 16 años (Nelson Haedo) decidió abandonar su comodidad, sus amigos, sus padres, para buscar un sueño de toda su vida.

El camino no era fácil, él lo sabía y había asumido los riesgos. Jugar en el ascenso, donde muy pocos logran sobrevivir, dormir bajo las graderías (Tembetary) más frías y calurosas a la vez, dependiendo del clima. Noches de soledad, pensando en un futuro incierto, que te mostraba el camino de regreso a casa.

Eso fue pan comido y el nuevo reto era aventurarse a un país distinto, a una cultura nueva, sin saber saber siquiera los colores de su bandera (Alemania). Nelson Haedo desafío al destino y sus obstáculos. Luchar contra el idioma, la xenofobia (existe en todos lados) y un fútbol que jamás había experimentado. Rendirse nunca fue una opción y él lo tenía memorizado.

El chico que no sabía hablar más que el guaraní, ahora puede mirar atrás y decir que conquistó Alemania, España, Grecia, Estados Unidos y que fue parte de la mejor selección paraguaya en la historia de los Mundiales.

Solamente quiero decirte gracias, Nelson. Por ser ejemplo de superación, por demostrar que en el fútbol no solamente triunfa el talento y por haber llevado nuestros colores a cualquier rincón del planeta. El orgullo que siempre tuviste por nuestra tierra es el mismo que sentimos todos cuando alguna vez escuchamos o leímos que un paraguayo triunfó en Alemania o que le hizo dos goles al mejor Barcelona de la historia, en el mítico Camp Nou.

Al inicio decía que no era necesario resaltar tus logros personales, pero sería muy injusto también obviarlos, así que...

Gracias por haber sido el jugador profesional con más alma de hincha que tuvo el fútbol paraguayo. Por dar hasta la última gota en la selección paraguaya, por los goles que nos llevaron al Mundial, por tener la valentía de patear ese bendito penal (ante Japón) y dejar la vida en el partido más importante de nuestra historia (ante España).

Populista para muchos, pero estoy seguro que siempre fue parte de tu ser. Cada logro en la vida debe ser festejado como siempre lo hiciste y más aún cuando mirás el camino recorrido.

Gracias por haber sido siempre un auténtico pasional dentro del césped y muchas gracias por haber cumplido el sueño de los que nunca llegamos a ser profesionales.

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Confía en ti mismo cuando nadie más lo haga

Por Christian Pérez/@chrisperezz7

El fútbol siempre es un reflejo puro de la vida y tiene un mundo paralelo, en el que los desafíos, las victorias, las frustraciones y los éxitos son pasajeros, pero son parte de la carrera de un futbolista, al que nadie le importa si tiene una vida más allá de un simple balón.

Hoy Libertad es campeón, todos felices y parece que todo fue color de rosa, como se suele decir en la jerga común. Nadie recuerda cómo comenzó la historia y cómo algunos nombres desechados terminaron siendo pilares, con actuaciones determinantes.

Este escrito hace rato lo quería hacer y de hecho en algún momento lo iba a publicar, sea o no campeón Libertad, ya que me parece que el protagonista principal de este capitulo, se coronó mucho antes de que Libertad pinte la estrellita 21 en su galería de títulos locales.

El rótulo de campeón solamente es un detalle que adornó la gran victoria personal de Iván Piris, quien ha dado un ejemplo tremendo, no solo para los chicos, sino para todos los que juegan al fútbol y si alguien lo quiere tomar como motivación paralela en la vida diaria, también es válida: Confía en ti mismo cuando nadie más lo haga.

Tras aquella dolorosa eliminación en la Copa Libertadores 2020, Piris quedó como el gran villano del Gumarelo. Tiroteado por los hinchas, marcado por parte de la directiva evidentemente y de entrada ya se encontró con la puerta cerrada en el 2021.

Iván Piris fue expulsado con roja directa en Copa Libertadores ante Palmeiras en el 2020. Foto: Gentileza.

El propio Iván Piris contó que Daniel Garnero y su cuerpo técnico le comunicaron que no sería tenido en cuenta para este año y lo mejor era que se busque club. Con una enorme trayectoria, habiendo jugado en clubes como Sao Paulo, Sporting de Portugal, Roma, entre otros, el lateral derecho de 32 años no dijo una sola palabra, más que aceptar la decisión.

Entrenó con algunos "olvidados" en el campo de entrenamientos de Libertad (en Luque), lejos del plantel, pero para el que persevera y nunca abandona, siempre hay premio. Quizás solo tarde un poco más. Ese es Iván Piris.

Como lo dijo alguna vez el psicólogo estadounidense Abraham Maslow, creador de la famosa pirámide de las necesidades humanas (una de las pocas teorías de tantos pensadores que nos obligaron a leer en la facultad, que se me quedó para siempre): "El hombre llega al mundo con un potencial casi ilimitado para autodesarrollarse y llegar a sus objetivos". Pero también aclaró que aunque muchos tienen capacidades de sobra y no llegan a cumplir con todas sus necesidades.

Los que más virtudes y capacidades tienen son los que menos se esfuerzan y los que quizás menos virtudes, en este caso talento tienen, son los que más luchan y a base de perseverancia, cumplen con sus objetivos.

Y es el caso de Piris. Virtudes tiene, pero no le sobran como a otros. No es el más técnico, no es el más rápido, el que más sabe desbordar ni el que mejor tira los centros, pero sí es por lejos el que más corazón le pone a todo y que a base de actitud, disciplina y esfuerzo, ha suplido sus defectos. Jamás vas a ver un partido del itaugueño con brazos caídos o caminando en el césped.

Muchos los critican (quizás quien escribe también muchas veces), pero que haya llegado a tener una carrera así no es coincidencia. Imagino que nadie le habrá regalado fichar por Sao Paulo, aterrizar en Europa, en el Sporting o el grandioso Roma, un equipo emblemático del Calcio. Y puede decir tranquilamente el día de mañana a sus hijo y nietos: Jugué 29 partidos en una temporada de Serie A en uno de los clubes más populares de Italia y compartí cancha con leyendas del fútbol como Francesco Totti o Daniele De Rossi.

"Qué inútil ya es Piris", "otra vez Piris en la selección", frases que quizás hemos escuchado en innumerables ocasiones, pero amigo, vos y yo estamos leyendo esto y él disfrutando de lo que nosotros soñamos alguna vez. Cumplió lo que tanto quisimos y no lo alcanzamos. Para el fútbol no basta solo con tener talento, recuérdenlo. La vida y el fútbol premian la perseverancia.

En realidad ya no sé en qué se convirtió este escrito. La idea era destacar cómo ha resucitado, cuando muchos (incluido el entrenador) ya lo habían enterrado. Si muchos lo toman como reflejo, que sea un ejemplo para cualquier deportista o persona. Rendirse nunca debe ser una opción.

Como alguna vez dijo el "Loco" Abreu: "El de arriba siempre te va a tirar una cuerdita". Solamente hay que saber detectar el momento y agarrase de esa cuerda para subir hacia arriba.

Un Libertad lleno de dudas, tambaleando y con muchísimos contagios de COVID-19, miró de reojo y tenía al que siempre estaba entrenando al máximo. Es también mérito de Daniel Garnero, le dio una sola oportunidad para demostrar su capacidad y ganarse la confianza.

Jugando "a muerte", dejando el alma en cada juego, Iván Piris se ganó el respeto y admiración del propio hombre que lo había "borrado". No solo tuvo cabida en el plantel principal, sino que le sacó el puesto a uno de los jugadores más admirados del momento: Iván Ramírez. Piris y su esfuerzo volvieron a hacer, vencer al talento natural superior al suyo (con eso no digo que no tenga).

Terminó jugando 10 partidos en el torneo local y también en el campo internacional, de gran manera, teniendo que soportar además situaciones extradeportivas, como la salud de su madre, quien estuvo muchísimo tiempo en terapia intensiva. Con un problema gigante, dio la cara por Libertad, aunque en muchos juegos se ausentó por pelearla junto a ella.

No estuvo en los últimos partidos por algunos problemas físicos, pero antes de que Libertad haya gritado campeón tras la derrota de Nacional, Iván ya había conquistado el título más grande: confiar en sí mismo, demostrarse, demostrar que estaban equivocados y convencer a los que le habían cerrado la puerta.

"La derrota no es el peor de los fracasos, sino el no haber intentado...".

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El “Cañonero” bajo el arco

Por Jorge Izquierdo

Tuvo que esperar unas semanas para poder tener la oportunidad de debutar. Se le dio y no la desaprovechó; hablamos del golero brasileño, Jean Paulo Fernandes (25 años), quien demostró en el debut copero de Cerro Porteño que está para aportarle bastante a este equipo de “Chiqui” Arce.

Triunfo importantísimo, sin gol en contra y con una confianza plena por parte del cuerpo técnico y sus compañeros; así le fue al rapai que se acostumbra a mostrarse continuamente al público, por intermedio de sus redes sociales, algo no tan común en los futbolistas.

Jean Paulo recibió elogios de todos lados, incluso de su DT, quien esgrimió que “es muy sobrio bajo el arco. Tiene buena pegada y potencia en los lanzamientos”. Le dio en el ojo Francisco Arce, ¿por qué? Porque Jean mostró que su pierna zurda tiene un “cañón” en los pies. Cada saque, cada lanzamiento era una pelota llovida con mucha fuerza hacia el campo del rival, en este caso el del América de Cali. Una justeza encomiable y una visión de juego como pocos la tienen, eso aportó Fernandes en los 90 y pico minutos que le tocó estar.

Encima de todo esto, es un arquero tiempista, algo que quizás Cerro no lo tuvo en las temporadas pasadas. Jean tenía el balón y se tiraba al piso, como queriendo mantener la calma. Y ya cuando estaba ganando su equipo, esos valiosos segundos en los que cubría el balón, fueron claves para “enfriar” todo tipo de intento de rebeldía por parte de los “cafeteros”.

Si hablamos de solvencia, le sobra a Jean Paulo. “Nos llegaron poco, pero se mostró seguro y atento”, siguió contando “Chiqui”, tras finalizar el encuentro. Una pelota que parecía que se metía al ángulo del arco cerrista, era desviado con guapeza por parte de Jean, que en ese momento ya empezó a consolidar el cariño de los cerristas, que aprobaron bastante el buen comienzo del brasileño, que llegó último, que llegó por la lesión de otro, pero que también dejó en claro que no viene solo de “relleno”, sino a mostrar sus cualidades y a pelear el gran sueño de Cerro Porteño: la Copa Libertadores.

Un “cañonero” bajo el arco es lo que ganó “Chiqui”, porque Jean no solo está para atajar, sino que también para asistir desde su posición, y seguramente, cuando le den la chance, la de patear tiros libres y penales.
De momento, Jean jugará solo la Copa, pero ya lo hizo bien y ya estaremos atentos a lo que pase la siguiente semana ante el Deportivo La Guaira de Venezuela, en “La Nueva Olla”, del Ciclón.

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