El 29 de junio es una fecha que será recordada siempre en el fútbol paraguayo como el día en el que la Albirroja logró superar por primera vez la instancia de octavos de final de un Mundial y se ubicó entre los 8 mejores equipos del mundo.
Después de haber ganado el Grupo F, por encima de Eslovaquia, Nueva Zelanda e Italia con dos empates y una victoria, la selección paraguaya debía medirse ante Japón en los octavos de final, que había acabado segunda en el Grupo E.
El partido se jugó en el Lotus Versfeld de Pretoria a las 16:00 local. Del otro lado del mundo, en Paraguay, el país se paralizaba en un frío jueves desde las 10:00 de la mañana, horario de inicio del partido para nuestro territorio.
El trámite del juego fue de lo más disputado y parejo que tuvo el Mundial. La Albirroja tuvo un par de ocasiones para abrir el marcador, Japón también, pero la sensación general era que el partido caminaba indefectiblemente a la tanda de penales. Luego de los 30 minutos de prórroga, esto se ratificó.
-La tanda-
Y en los penales, arrancó el nerviosismo y la ansiedad alcanzó su pico máximo. Arrancó la tanda Diego Barreto, el indiscutible primer penalero de Paraguay. Fuerte y por abajo, al caño izquierdo de Kawashima. Imposible.
El primer penal de Japón estuvo a cargo de Yashuito Endo. Con clase, abrió el pie derecho y la colocó en el ángulo superior izquierdo, frente a un Justo Villar que se jugó al otro caño.
Lucas Barrios fue segundo en la Albirroja. También abrió el pie, pero la colocó bien abajo y casi pegado al palo izquierdo de Kawashima, que eligió bien pero era casi imposible llegar a ese balón por la ubicación.
Era el turno del capitán Makoto Hasebe en el equipo nipón y este pateó de gran manera. Eligió colocación pero también fuerza y la puso en el ángulo superior derecho de Villar, que eligió bien pero el esfuerzo fue estéril.
Después fue Cristian Riveros para Paraguay. Colocado, suave y al costado izquierdo. Un "pase a la red" frente a un Eji Kawashima que se "acostó" hacia el otro extremo del arco.
-Komano y el punto de inflexión-
Llegó el punto de inflexión de la tanda con el penal de Yuichi Komano. El lateral derecho ese día había hecho un partido aceptable y se disponía a hacerse cargo del tercer penal. Intentó que su remate sea inalcanzable para Justo Villar, pero le dio demasiada fuerza y altura, que el tiro se terminó estrellando en el travesaño.
Paraguay tenía ventaja. Era cuestión de seguir efectivos y llegar así hasta el final. Nelson Haedo Valdez se hizo cargo del cuarto penal, no quiso complicaciones y cumplió con la regla. Penal importante, fuerte al medio. Así le pegó y la clasificación estaba cada vez más.
Primer "match point". Japón estaba obligado a marcar o acababa todo. Era el turno de su estrella y mejor jugador. Keisuke Honda demostró toda su calidad y tranquilidad, abriendo el pie zurdo y cambiándole el palo a Villar, rematando hacia el costado derecho.
Y llegó el momento de la verdad. El elegido para el penal más importante en más de 100 años de historia en el fútbol paraguayo era Óscar Cardozo. La caminata de mitad de cancha al área parecía no terminar nunca y cuando llegó al punto penal y colocó la pelota, "Tacuara" tenía los ojos fijos en el caño izquierdo de Kawashima.
Jugó a engañar con la mirada y lo consiguió. Kawashima eligió el costado izquierdo, pero "Tacuara" abrió el pie y la puso abajo, en la zona derecha, para desatar la euforia de unos pocos paraguayos en Pretoria, pero millones del otro lado del mundo, que vivieron quizá uno de los días más felices de la historia del país.
Un día y una fecha que jamás se olvidará y que incluso se valora aún más con la actualidad de la selección paraguaya de fútbol, aunque la esperanza de volver a vivir momentos como aquel siguen vigente en cada hincha de la Albirroja.
