Con Cristiano Ronaldo como figura, Portugal golea a Hungría

Portugal, vigente campeón de Europa, inició la defensa de su título con un triunfo 3-0 ante Hungría, este martes en un Puskas Arena de Budapest que llenó sus 68.000 localidades y en el que Cristiano Ronaldo agrandó su leyenda con un doblete.

Los goles lusos llegaron en la recta final. Abrió la cuenta Raphael Guerreiro (84) y la cerró Ronaldo con un doblete (87 penal y 90+2) que le sirve para convertirse en el máximo goleador de la historia en la Eurocopa con 11 tantos, superando al francés Michel Platini, que logró 9.

Al saltar al césped del Puskas Arena, Ronaldo se había convertido en el primer futbolista en jugar en cinco ediciones del torneo continental. También tiene el récord de partidos, que este martes llevó a 22.

El fútbol prepandémico se abrió paso en la Eurocopa con un Puskas Arena cubierto por una marea de camisetas rojas. Una multitud sin mascarillas gritó y alentó a los suyos con la euforia del que llevaba demasiado tiempo esperando este momento.

A la altura de la cita, el vigente campeón de Europa salvó in extremis un escenario complicado, sabiendo que solo le valía ganar en un 'grupo de la muerte' que completan Francia y Alemania.

Consciente de su inferioridad, Hungría se esforzó por jugar compacta, en pocos metros, con las líneas muy pegadas, un planteamiento que sin embargo dejaba rendijas al talentoso ataque luso.

El arquero local, Peter Gulacsi, salvó un buen puñado de ocasiones, hasta que su resistencia saltó por los aires en la recta final.

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El Puskás Arena; el primer estadio europeo en llenarse desde la pandemia

Una marea roja cubrió desde muy pronto Budapest este martes en el gran día del fútbol húngaro, con su selección recibiendo a la campeona continental, Portugal, en un Puskás Arena lleno, con 68.000 espectadores, una excepción en la Eurocopa 2020, un mundo paralelo en tiempos de pandemia.

Desde que todo cambió por el covid-19 en marzo de 2020, es la primera vez que un recinto se llena en Europa para un partido de fútbol, confirmó la UEFA.

Había mucho que celebrar. Con un sol radiante y casi 30 grados, Budapest fue una marea de camisetas rojas.

"En la Eurocopa de 2016 fue una fiesta en las calles y ahora la euforia es incluso mayor. Después del covid, los confinamientos y el alejamiento de la gente, estamos vacunados y creemos que ha sido suficiente", indicó Rajmund Javori, que llegó desde Pecs, al sur del país.

El punto central de la marea fue la monumental Plaza de los Héroes, con sus estatuas de los fundadores de la nación magiar, donde se ubica la enorme 'Fan Zone' con capacidad para 11.000 personas.

"Para nada tengo miedo al covid. Llevo esperando más de dos años para ir al estadio y crear un gran ambiente dentro. Haremos que las piernas de los jugadores portugueses tiemblen", aseguró el ultra húngaro Bence, de 24 años.

Actuaciones en vivo, DJ's, pasatiempos con temática Eurocopa y mucha cerveza sirvieron a los hinchas locales para matar las horas hasta el gran momento del partido.

Entre ellos algún grupo de portugueses, aunque la mayoría de los alrededor de 8.000 que viajaron desde muchos puntos se dispersaron por los atractivos turísticos de la ciudad.

Aporreando una mesa como si fuera un piano, Henrique Dornseifer se deja llevar con el 'Bohemian Rhapsody' de Queen. Vino desde Berlín para ver a Portugal.

- 'Debería jugarse la final aquí' -
Junto con su primo Manuel Monteiro y su amigo de infancia Francisco Silva forma un grupo que sigue a la Seleçao en las grandes competiciones desde 2004. "Como Ronaldo", recuerdan haciendo mención al debut de la gran leyenda lusa.

"El ambiente es espectacular. Tengo la vacuna, así que no me da miedo que se llene el estadio. Aunque me parece una desventaja para las otras selecciones", opina Dornseifer, de madre portuguesa y padre alemán, cuya próxima parada será el sábado en Múnich para ver a sus dos "equipos del corazón".

"Lo único que nos falta es un poco de sombra. El resto es increíble. Debería jugarse la final de la Eurocopa aquí, con el estadio lleno. Aunque los aficionados no son los más simpáticos", añade Monteiro.

Según se acercaba la hora del partido, los alrededores del Puskás Arena, a unos tres kilómetros de la Plaza de los Héroes, fueron tomando color.

Desde su inauguración en noviembre de 2019, el recinto destinado a convertirse en el teatro del resurgir del fútbol húngaro no había podido mostrar su esplendor.

- El brazalete amarillo -
La pandemia y el propio fútbol -Hungría logró el pase a la competición in extremis ante Islandia- habían amenazado con arruinar el gran momento: Disputar una Eurocopa como local.

Superados los obstáculos, Budapest lo celebra a lo grande, con 68.000 espectadores, unos 50.000 húngaros, siendo el único estadio de los 11 de la Eurocopa 'multinacional' en llenar todas sus localidades.

Como medida sanitaria, todo el que entra al estadio debe haber recuperado un brazalete amarillo en varios puntos alrededor del Puskás Arena. Para conseguirlo, los hinchas húngaros deben certificar que están vacunados mientras que a los extranjeros les vale con un test PCR.

"Echaba de menos el ambiente de un gran partido. Algún día hay que volver a la normalidad. Por estadísticas, estoy más preocupado por tener un accidente de bicicleta", señala el portugués Eduardo Lopes, paseando por el centro de la ciudad con su hijo Guilherme.

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El mensaje tranquilizador de Eriksen luego del susto que causó al planeta fútbol

Rostro cansado pero sonriente: el danés Christian Eriksen tranquilizó este martes al mundo del fútbol publicando una primera foto desde su cama de hospital, tres días después de haber sufrido un paro cardíaco durante el Dinamarca-Finlandia, un partido cuya reanudación ha desembocado en reiteradas críticas a la UEFA.

El sábado, hacia el final del primer tiempo del encuentro, Eriksen se desplomó sobre el césped, quedando tendido inerte y con la mirada perdida.

Salvado después de un masaje cardíaco, recuperó la consciencia antes de ser llevado al hospital, donde aún se recupera del susto.

"Estoy bien, dentro de las circunstancias", escribió el jugador este martes en un mensaje publicado en su cuenta de Instagram.

"Todavía tengo que someterme a exámenes en el hospital, pero me siento bien", dijo, acompañando el mensaje con una fotografía, sonriente y con el pulgar levantado, en su cama de hospital.

El domingo, el médico de la selección danesa Morten Boesen afirmó no tener por el momento "explicación a esa crisis cardíaca".

Y la Federación Danesa de Fútbol se mostró poco locuaz sobre el estado de salud de su estrella, indicando que se hallaba "estable", pero eludiendo dar respuesta a las incógnitas sobre su regreso a los terrenos de juego.

"Debe someterse a diferentes pruebas, y mientras no tengamos las conclusiones no podemos realizar comentarios", dijo el portavoz de la DBU, Jakob Høyer, en conferencia de prensa.

El seleccionador contó que Eriksen vio los diez últimos minutos del Dinamarca-Finlandia desde el hospital y que estaba en contacto con el equipo, lo que tranquilizó al combinado 'Vikingo' a dos días del duelo contra la temible Bélgica, número 1 en la clasificación FIFA.

"Podemos centrarnos cada vez más en el fútbol y prepararnos para el partido", aseguró Kasper Hjulmand, reconociendo no saber si todos los jugadores tendrían el aplomo para afrontar en condiciones el partido del jueves.

Luego de la inesperada derrota ante Finlandia, un mal resultado contra Bélgica amenazaría la continuidad de Dinamarca en la Eurocopa.

- Christian irreemplazable -
"Nos prepararemos todo lo posible, pero estará cargado de emoción. Habría que utilizar esas emociones para el partido y estar dispuestos a luchar", añadió el seleccionador, quien no se pronunció sobre el sustituto de Eriksen.

"Nadie puede reemplazar a Christian. Nadie. No es posible. Es el mejor jugador con el balón (...) es el corazón del equipo", dijo Hjulmand.

"Juntos, lo haremos de otra forma (...) y tendremos un equipo muy fuerte sobre el terreno de juego", prometió.

Pero aunque el combinado danés está construido con "verdaderos guerreros", fueron sometidos a una presión por parte de la UEFA para la reanudación del partido, denunció.

"Sentí que se presionaba a los jugadores y que se les situaba ante un dilema": reanudar el partido el propio sábado o el domingo a mediodía, insistió Hjulmand.

El lunes, el arquero Kasper Schmeichel lamentó haberse visto en una posición en la que cree "no debieron haberse visto".

El seleccionador defendió la opción de "haber metido a los jugadores en el autobús y enviarlos al campo base, y después veríamos lo que se podría hacer".

La UEFA se defendió este martes, asegurando en una declaración a la AFP haber "tratado el caso con el mayor respeto dado lo sensible de la situación".

"Sólo se decidió reanudar el partido cuando los dos equipos pidieron terminarlo aquella misma tarde", indicó la instancia del fútbol europeo.

La UEFA subrayó asimismo que sus estatutos imponen a los jugadores un descanso de 48 horas entre los partidos y negó "categóricamente que ninguno de los equipos fuese amenazado con una exclusión".

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