Se cortó la racha: Guaireña volvió a perder en el Apertura después de 65 días

Guaireña no pudo ante Libertad en Tuyucuá y volvió a perder en el torneo Apertura luego de varias fechas consecutivas sin conocer derrotas. El 2-1 ante el "Gumarelo" además "bajó" al cuadro albiceleste a la quinta posición de la tabla donde quedó con 19 puntos.

La última (y hasta el domingo, la única) derrota de Guaireña en el Apertura se había registrado en la fecha 1 ante el Sportivo Luqueño en el Feliciano Cáceres. El 5 de febrero pasado, el equipo del Guairá había iniciado con ventaja ante el Auriazul, pero luego Luqueño despertó y remontó, terminando el partido 3-1 a favor del local.

Desde entonces, pasaron nueve partidos consecutivos sin que Guaireña conozca de derrotas. En medio, hubo empates ante Cerro Porteño y Olimpia, además de grandes triunfos ante Libertad y Guaraní.

En total, la racha estuvo comprendida por cinco victorias y cuatro empates, habiendo sumado los 19 puntos con los que cuenta en la tabla actualmente. En la próxima fecha, el Albiceleste buscará volver a la senda de los triunfos, enfrentando nada menos que a Olimpia.

LA RACHA DE GUAIREÑA

-Fecha 2: 1-0 ante Libertad

-Fecha 3: 0-0 ante Olimpia

-Fecha 4: 2-2 ante Cerro

-Fecha 5: 1-0 ante Nacional

-Fecha 6: 1-0 ante River

-Fecha 7: 0-0 ante 12 de Octubre

-Fecha 8: 3-0 ante Guaraní

-Fecha 9: 2-2 ante Sol de América

-Fecha 10: 3-0 al Sportivo Luqueño

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Juan Bautista Torales, el que cambió el vóley por el fútbol

Un símbolo en la vidriera virtual de los 100 años del Sportivo Luqueño es Juan Bautista Torales (65), excelente persona y jugador de gran jerarquía que se inició profesionalmente en el equipo auriazul. Además militó por 10 temporadas en Libertad y siendo mundialista con la selección nacional y un fugaz paso por Guaraní, retornó a su primer amor donde puso fin a su exitosa carrera de futbolista.

El fútbol no fue precisamente lo que le impulsó a meterse en el mundo del deporte, sino el vóley. Se inició en el deporte de la red en su barrio (Julio Correa), integrando varios equipos como el 3 de febrero, Desamparado, la selección Luqueña de Vóley, donde conquistó varios campeonatos. Además jugó para el Deportivo Colón de Asunción, fue seleccionado nacional juvenil que compitió en el sudamericano en Mendoza Argentina, donde Paraguay terminó tercero.

Pero su destino estaba marcado para ser un gran futbolista. Comenzó a jugar en el Sportivo Julio Correa de la Liga Luqueña, sin abandonar la práctica de vóley, que en ese entonces era su fuerte. Recién en el año 1975 se integró al plantel de Reserva de Luqueño.

“El técnico Augusto Ruíz (ya fallecido), fue quien me llevó al club a pedido de mi padre. Jugué sólo cuatro partidos en la Reserva y luego subí al plantel de Primera por indicación del entonces entrenador Robustiano Maciel”, recuerda Torales en conversación con VERSUS.

“Ya estando en el plantel profesional, no podía seguir jugando al vóley, aunque sí lo hacía en mis días libres, pero ya no competía. Es más, el técnico de Luqueño me controlaba y me decía que debía dedicarme de lleno al fútbol”, prosiguió comentando en medio de una amena charla.

En otro momento, el ex defensor respondió ante nuestra consulta si no llegó a confundirse, jugando el fútbol a pegar la pelota con la mano, por su condición de voleibolista. “No, nunca me pasó eso, al contrario el vóley me sirvió mucho en el fútbol, especialmente para coordinar los movimientos y los saltos”.

Juan Bautista Torales, fue un defensor bien táctico para la época, capaz de jugar en todas las posiciones de la defensa, destacándose de lateral izquierdo, siendo diestro. De perfil bajo, pero muy rendidor y se llevaba bien con todos. No solo con sus compañeros y el cuerpo técnico, sino además con los auxiliares.

“A todos le trataba bien, quizás por ello nunca tuve problema con nadie. Conversaba mucho con los capataces, ellos saben de vestuarios y se aprende mucho. Te cuentan experiencias que a veces se repiten y uno no cae en errores que a veces suceden dentro de un grupo humano”, refiere.

La exigencia de don Carlos Arce

“Aprendí bastante de don Carlos Arce, él tenía la particularidad, al que está mejor le exigía más. Por ejemplo, uno era convocado a la selección y al volver al club te hacía trabajar el doble. ‘Sos jugador de selección, tienes que ser ejemplo de los demás’, decía el profe.”, señaló el defensor.

“Son aprendizaje importante, porque hay casos en donde un jugador va a la selección y después ya se cree titular indiscutible. Una cosa que aprendí y que le recalco a mis dirigidos es saber que, el club donde jugas es tu casa propia, la selección es una casa alquilada”, reflexiona.

Y agregó, “No fui un jugador talentoso, ni nada de eso, pero sí disciplinado, entregaba todo en los entrenamientos y en los partidos, esas cosas me ayudaron mucho para que los técnicos siempre me consideren en todos los equipos donde jugué y también en la selección”, reconoce.

Mencionó además a Cayetano Re, como un entrenador que le marcó por sus conocimientos y la forma de tratar al jugador. Lo tuvo como DT en guaraní y en la selección. “Era una persona que te hablaba de frente, siempre recomendaba que el jugador no debe hacer caso por lo que dice en el entorno. Además se involucraba en algunas situaciones del jugador, como por ejemplo había atraso de salario, él inmediatamente va y reclamaba a los dirigentes”, explicó.

Deseo por el Centenario

Si bien no quiso emitir ninguna opinión sobre la actualidad de Luqueño, por respeto a la institución y porque además no conoce la interna del club, le propusimos que dejara algún concepto por el Centenario como hincha y manifestó.

“Todos los luqueños deseamos lo mejor para el club, vivo a una cuadra del estadio de Luqueño. Lo que uno menos quiere es que en su centenario tenga problema de descenso. Desde donde se puede percibir, se está procurando salir adelante”, acotó.

Buen administrador

Es un aventajado en materia de aprovechar correctamente lo que ganó en el fútbol. No todos los jugadores de su generación tienen una tranquilidad económica como la suya. A propósito nos comentó brevemente esa virtud.

“No soy dueño de la verdad, pero considero que pasa mucho en la buena administración. Antes no se ganaba montos astronómicos como ahora en algunos casos, pero de igual manera, si uno aprovecha correctamente sus ingresos no tendría que tener inconvenientes”, asegura, contando con orgullo que tiene un buen presente gracias a la gran administración de su dinero.

Juan Bautista Torales

Entrenador de Formativas

Tras concluir su larga trayectoria de jugador, estudió para ser entrenador. Inició esta nueva profesión en el Sportivo Luqueño, dirigiendo en las distintas categorías de las divisiones formativas, incluso la Reserva y siendo asistente de Daniel Navarro en Primera. A pesar de su gran experiencia, le gusta trabajar en la formación de jóvenes.

También fue técnico en las inferiores del 2 de Mayo de Pedro Juan Caballero, cuando el “Gallo Norteño” militaba en primera, pero sus formativas se manejaban en la capital del país.

Actualmente desempeña su actividad profesional en Libertad y es un formador de varios talentos. Pese a la Pandemia del coronavirus, sigue entrenando de manera virtual manteniendo en actividad a los chicos, aunque no se dispute el torneo.

Finalmente, lanzó una reflexión a los jóvenes que desean ser futbolistas. “Primero y antes que todo, debe ser una buena persona, ser disciplinado, dispuesto al trabajo, esas cosas no se negocian. Luego desarrollar el talento. No hay otro secreto en el fútbol. Actualmente es más difícil lograr esto con los chicos por que la generación cambió, los tiempos cambiaron. Pero es nuestra obligación sugerir lo mejor hasta lo último que podamos. Muchos no llegan (a ser futbolistas), pero al menos aprenderán a ser buena gente y en Libertad estudian y salen con alguna profesión”, concluyó.

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En Luqueño nunca cobró nada, pero donó toda una gradería

Por Daniel Arévalos

Siguiendo con los grades hacedores de la historia del Sportivo Luqueño, en su Centenario, destacamos a Raúl Aveiro (84 años), extraordinario delantero goleador que quizás en su momento no tuvo la trascendencia que merecía como futbolista y persona de bien.

Se inició en las divisiones inferiores del equipo auriazul, tras varios intentos, ya que según comentó, no fue aceptado para practicar, hasta que finalmente por intermedio de un hermano suyo consiguió que lo admitieran en el club.

A parte de los goles, su legado más significativo, fue el haber donado el monto de la construcción de la primera gradería del estadio Feliciano Cáceres para la niñez luqueña, cuando fue transferido al Valencia de España.

Merced a su gran talento, muy joven sobresalió como goleador en Luqueño y en las selecciones nacionales. Su meteórica carrera de futbolista lo llevó al fútbol europeo (España), donde jugó por varios años en los clubes Valencia, Elche, Ontinyent CF y CD Constancia. Más adelante se desempeñó como entrenador y vivió en la madre Patria por más de 50 años.

“Jugaba al vóley, pero mi obsesión era ser futbolista, fui varias veces a Luqueño con intenciones de practicar con los chicos de mi categoría y el encargado de la utilería (Rubito Ferreira) me decía ‘tereho agui nde mitã’i’ (ándate de acá niño), ‘nosotros queremos futbolista no voleibolista’, comentó Raúl Aveiro al inició de la charla con VERSUS.

Y Agregó. “Siempre me iba a mirar los entrenamientos y los partidos de Luqueño, detrás de las alambradas. Hasta que una vez dije, voy a probar en otro club. Pensé que podría ser club Libertad, cuando me iba caminando por la vía férrea, me sigue mi hermano y me pregunta a dónde iba, le comenté y me dijo: 'vos tenés que jugar en Luqueño', fue habló y permitieron que me hagan una prueba y me quedé”, recuerda la exfigura auriauzl.

Sobre sus inicios como profesional, comentó que a edad muy temprana ya le llamaron ser parte del plantel princial: “A los 17 años ya jugaba en Primera, anoté muchos goles, eso me valió para ser convocado a la selección. Fui segundo goleador de la Albirroja con seis tantos detrás de Pelé, quien marcó ocho goles en el Sudamericano” (Ahora Copa América) de Argentina (1957). También integró el plantel albirrojo en el Mundial de Suecia (1958), aunque no jugó por lesión.

Aveiro recuerda que a pesar de que defendió a Luqueño en la máxima categoría, nunca recibió remuneración y siempre lo hizo por amor y pasión. “Cuando jugaba por Luqueño, nunca me dieron ni un duro (ni un guaraní), ni jugando en Primera División, pero no decía nada porque en ese entonces de mi trabajo de joyero ganaba para mi dinero y no tenía inconvenientes. En la selección sí me pagaban”, relató el tremendo goleador que tuvo Luqueño.

Además contó que cuando fue transferido al fútbol europeo, dio dinero para las primeras graderías de estadio auriazul y explicó por qué tuvo ese gesto.

“Cuando fui (transferido) al Valencia (de España), envié el dinero para que se construya la primera gradería del estadio de Luqueño, que era para los mitã’i, para que puedan ver de ahí los partidos. Es que yo sufrí tanto, porque tenía que trepar las alambradas o mirar entre la gente grande que me decía ‘mo’opio nde mitã’i ejukeyma’, entonces eso me tocó profundamente y decidí hacer eso”, comentó el ex jugador auriazul en un gesto altruista para beneficio del club y los espectadores.

Dejó el velorio de su madre para jugar

Un hecho bastante curioso en la vida de Raúl Aveiro, ocurrió cuando falleció su madre, en pleno velatorio, vienen a buscarlo para ir a jugar un partido decisivo frente a River Plate. Fue, jugó y marcó tres goles con los que ganó Luqueño.

“Recuerdo cuando falleció mi madre, lo estábamos velando en casa, vinieron a buscarme (sus compañeros), me dicen: 'tenés que jugar', me convencieron y tuve que ir. Al final ganamos por 3 a 0 al Kelito. Apenas terminó el partido volví a casa para seguir participando del velorio del mi madre", recordó como anécdota.

Sobre la actualidad de Luqueño

Como gran referente del club, en su rol de exjugador, Aveiro no estuvo ajeno a opinar sobre la situación del club, que hace rato no logra tener una estabilidad dirigencial. “Me da mucha pena que en tantos años el club esté en estas situaciones, una dirigencia dividida. Hay tanta gente importante en Luque y se dividen todas, no se ponen de acuerdo. Si había un poco de unidad éste club sería uno de los más prestigioso de nuestro país”, reflexionó.

Consultado si nunca pensó en ser entrenador o dirigente de Luqueño, respondió. “No, lo mío siempre fue jugar, luego cuando me retiré, estudié para ser entrenador. Trabajé con juveniles (en España), pero no fue por mucho tiempo porque tenía un negocio y me dedicaba más a eso”, señaló.

Una de las pocas imágenes de la época en la que se ve a Raúl Aveiro con la camiseta de Luqueño puesta. Foto: Gentileza.

Recomendación para los jóvenes

Por su gran jerarquía como futbolista y de mucha trayectoria, Aveiro lanzó una breve recomendación para los chicos que pretenden jugar al fútbol.

“Debe dedicarse exclusivamente al fútbol y tener un cuidado especial en la manera de comportarse. A parte del talento, uno debe renunciar a muchas cosas como las diversiones juveniles y algunos vicios como fumar y tomar alcohol por ejemplo. Cuando empecé a jugar, venían mis amigos en casa y me invitaban para ir a divertirnos, para ir al baile o a pasar la noche por ahí. No, les respondía: 'mañana hay entrenamiento'. Mi pensamiento estaba sólo en el fútbol, era todo lo que quería”, remarcó.

La vida en España y el encuentro con Pelé

Nuestro compatriota fue de aquellos, que aprovechó de manera óptima su salida del país, adoptó la nacionalidad española, sin perder la paraguaya, conoció y compartió con otros extraordinarios jugadores paraguayos de la época como Eulogio (Coquito) Martínez, Juan Ángel Romero, Cayetano Ré y Carlos Sanabria entre otros.

Raúl Aveiro, ya en filas del Valencia de España, se encontró con Pelé en un torneo de verano, denominado Trofeo Naranja, en el que participan, a más del anfitrión, otros equipos invitados. Aquella vez, participaron Valencia, el poderoso Santos de Pelé (Brasil) y el Inter de Milán.

“El primer partido jugamos contra Santos, recuerdo en ese juego se me acerca Pelé, ya nos conocíamos jugando por la selección, me dice ‘Aviero, Aviero’ no podía pronunciar bien mi apellido, me toca la espalda y me dice ‘que sorte tem, ya estás en Europa’. A él, sin embargo, no le dejaron salir del Brasil, recién cuando se estaba retirando del fútbol fue a jugar en el Cosmos de NY”, sentenció la emotiva y riquísima entrevista brindada a esta página.

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