Raúl Riquelme, bicampeón y una historia viviente del Sportivo Luqueño

Por Daniel Arévalos

Raúl Magno Riquelme Ortíz (93), ex arquero, historia viviente del Sportivo Luqueño, campeón del 1951 y 1953, uno de los dos sobrevivientes de aquellas conquistas, el otro es Enrique “Chingolo” Ramírez quien también integraba el plantel auriazul.

A sus 93 años, don Raúl es lúcido atiende en su negocio de dulces, escribe y lee sin usar anteojos. Nos recibe con una amabilidad y sencillez única sin conocernos, se acomodó en una silla y comenzamos la charla.

Pensó por un instante y luego comentó los recuerdos de su época de jugador. “Antes nosotros jugábamos por amor a la camiseta, por amor al club, no por la plata, me inicie en el club Primavera de la Liga Luqueña, luego fui al Sportivo Luqueño, hemos conquistado los campeonatos del ’51 y ‘53”. Actualmente el fútbol cambió mucho, existen muchos intereses”, comenzó diciendo.

“La conquista del título de 1953 fue más complicado que el de 1951, en el primero llegamos con cuatro puntos de ventaja, mientras en el 53, sólo a dos puntos (27) de nuestros perseguidores Cerro Porteño, Libertad y Presidente Hayes (25), llegamos a la última fecha, necesitábamos un empate para conseguir el campeonato y le ganamos a Hayes 2 a 0”, rememoró.

Raúl Magno Riquelme Ortíz con el periodista del GN, Daniel Arévalos.

“Presidente Hayes tenía un gran equipo en 1953, era el último campeón (1952). El partido fue difícil, estábamos 1 a 0 adelante y a los 35minutos del segundo tiempo ataje un penal, al final Luqueño ganó por 2 a 0 esa final”.
Don Raúl Riquelme, comentó como se trasladaban los jugadores a la cancha. “Don Víctor Cáceres (dirigente de entonces), tenía un camioncito, sus asientos eran de tabla (madera), ahí viajábamos todo encimado, porque también se iban los jugadores de la Cuarta Especial (Reserva)”, dijo.

Al Olimpia

Riquelme tuvo su paso por el club Olimpia por dos temporadas, con una particularidad que sólo se daban en aquellos tiempos, no jugó ningún partido frente a Luqueño, no por ninguna cláusula, sino por su fanatismo por el auriazul.
“En 1957 pasé al Olimpia, estuve sólo por dos años porque no quería jugar contra Luqueño. Don Aurelio González era el técnico, me preguntó si porque no quería jugar, le dije por si cometa algún error y que la gente piense mal de mí, pero en el fondo era por fanatismo, risas.., volví a Luqueño, me enviaron a la cuarta especial, ahí no quería jugar y me dejé del fútbol a los 28 años”.

“Soy el único jugador que salió de Luqueño que no jugó contra su club, después todos lo hicieron. Es un orgullo personal, mucha gente me dice reliquia”, refiere.

El ex golero auriazul tras su retiro del fútbol muy joven se dedicó al comercio, hasta ahora en su casa de Luque tiene una dulcería, donde él mismo se encarga con algunos familiares a atender a la clientela.

Don Raúl, tuvo un reconocimiento del club Sportivo Luqueño años atrás, con una medalla por haber sido uno de los grandes protagonistas de los dos títulos ganados por la institución.

Además, en el arranque del torneo Apertura 2021 que lleva a denominación del Centenario del club, nuevamente recibió un homenaje, aunque no pudo asistir, pero estuvo representado por su hijo (Isidro). En el mismo acto también fue distinguido, el otro ex jugador campeón (1951/53) Enrique “Chingolo” Ramírez.

El cuadro que guarda intacto cuando estuvo en el hospital con su hermana, luego de que le patearon en el rostro en un partido frente a Libertad.

“Tengo otro recuerdo”, nos dijo, mostrándonos un cuadro que tiene colgado en su almacén. Una imagen con la carada vendada en un hospital. “Fue en el año 1951, jugamos en nuestra cancha con Libertad, ganábamos 2 a 1, hasta que se produjo un tiro libre a favor de Libertad, salí para rechazar la pelota y Robustiano Maciel (delantero de Libertad), me pateó (en el rostro), tengo el pómulo (izquierdo) hundido, también otro jugador del equipo rival (Herebia) me agarró la cabeza y también sufrí un corte ahí”.

“Recién al día siguiente del partido como a las 5 o 6 de la tarde desperté (se había desvanecido), en el hospital, miré y dije pero donde estoy, era todo extraño. Llegó el doctor Quiroz (Tulio), que pasó le pregunté, ‘nde remanoi nde aña memby’, me dijo”, con una sonrisa que denotaba nostalgia, pero con aire de un hombre fuerte.

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Familia Bareiro, dinastía de jugador y dirigente

Sixto Lionel Bareiro Arrúa, una parte importante en la historia del club. No sólo fue jugador (arquero), sino también llegó a presidir la institución con luces y sombra en una época donde los clubes tenían casi nulo apoyo económico.

Pero la vocación de servir al club, viene de generación a generación, ya que su padre (Lionel Bareiro Fretes), fue un habilidoso centro delantero allá por 1940 y más adelante presidente de la entidad auriazul.

Debe ser si no el único, uno de lo que más partidos jugó con la casaca de Luqueño en primera división (1970/1983), tiene 237 en total, pero además jugó en River (1 año) y Resistencia (1 año) totalizando 298 juegos disputados en su dilatada trayectoria.

También fue seleccionado juvenil Sub 20 (campeón sudamericano 1971), además integró el plantel albirrojo de mayores para las eliminatorias del Mundial Argentina 1978. Es socio vitalicio del club y opositor a la actual directiva. Propició en varias ocasiones unir a los sectores disidentes, pero sus intentos no prosperaron.

“Desde que tengo uso de razón, a los 8 años ya anduve por el club, jugué en la divisiones menores. A los 13 años debuté en la sexta división de Luqueño en un partido contra San Lorenzo en 1963. Ese año el equipo principal perdió la categoría”, recordó.

“En 1969, el club retornó a primera, pero ese año tuve un inconveniente con el técnico y me fui a Guaraní, donde no jugué porque el titular era nada más y nada menos que Raimundo Aguilera. Ya en el año siguiente (1970) volví a Luqueño y prácticamente fui inamovible hasta 1975”, resaltó.

Una situación especial ocurrió con Bareiro, en aquel año en que el auriazul fue vice campeón (1975). Si bien era el capitán del equipo no jugó los tres últimos partidos siendo reemplazado por Gregorio Arce. El arquero capitán era funcionario del Banco Central del Paraguay y debía participar en un torneo internacional de bancarios en el Brasil, por lo que pidió permiso al club para formar parte del equipo del BCP.

Técnicos que le marcaron

“Don Aurelio (González, ex técnico de Luqueño) era un personaje, recuerdo una anécdota. Después de un partido contra Cerro Porteño en la antigua Olla que perdimos 4 a 2, los dos primeros goles de Cerro fueron en contra. El primero de Hermes Calonga me descolocó de cabeza y el segundo hizo Mario Reyes, ambos zagueros centrales de Luqueño”, dijo.

“Cuando ya salíamos del vestuario, don Aurelio me dice, ‘nde Bareiro, nde eñantendeve va’era nde defensor kuerare, nda’ei umi Cerro delanterore’ (Bareiro debes cuidarte más de tus defensores y no de los delanteros de Cerro), don Aurelio era de esos que te decían de frente las cosas”, remarcó.

“Otro técnico pintoresco que me toco fue don Carlos Arce, recuerdo no me quería dar permiso para jugar en el equipo del Banco Central, pero le convencía diciéndole, ‘esa institución es lo que me da de comer”. Pero de quien aprendí mucho fue del profe Laterza (Benjamín), antes no había preparador de arqueros, pero él sí trabajaba mucho con los porteros”, resaltó.

Llegó a la presidencia del club

En un momento álgido en el manejo institucional del club, el ex arquero se animó tomar las riendas de la institución y fue electo presidente en el período comprendido (1991/1992).

Casi no completó su mandato, por rencillas internas que hasta hoy es una constante en el Luqueño. Es más estuvo con prisión domiciliaria, miembros de su propia directiva pidieron su cabeza, pero zafó los inconvenientes y completó su mandato.

“En esa época, estar al frente de un club era complicado, no había sponsor, ni ayuda de la APF, nos manejábamos ‘a pechazo limpio’, con colaboración de los dirigentes y algunos socios. Bajo mi presidencia, el club siempre se mantuvo entre los tres primeros lugares de la tabla”, mencionó.

“Mi fanatismo llegó a tal punto cuando fui presidente, estuve con prisión domiciliaria, primero pidieron mi renuncia luego me obligaron a hacer vía judicial dos Asambleas y un juez (de la época) recibió plata y ordenó mi detención por tres días, pero finalmente eso jugó a mi favor porque gané las elecciones y completé mi mandato, aunque muchos dicen que no, pasa que pedí permiso al cargo y se quedó Juan Darío Cáceres por un tiempo, pero retomé (el cargo) en los últimos meses hasta completar el período”, aclaró.

Anecdotario

Sixto Lionel Bareiro, recuerda entre risas que en su niñez compartía mucho con los jugadores del club, pues varios de ellos vivían en su casa, ya que su padre era el presidente de la institución en 1961.

“En ese mismo año, Luqueño estaba con 5 puntos de ventaja a falta de tres fechas para concluir el torneo. Cerro y Olimpia marchaban detrás. El partido con Nacional, Luqueño perdió 7 a 0, nuestros escoltas ganaron y se acercaron a tres puntos”, rememoró

“El siguiente juego fue ante Guaraní, pierde Luqueño 5 a 4, llegamos a la última fecha con un punto de ventaja y le enfrentamos a Libertad, empatamos 1 a 1a duras penas con penal prácticamente inventado por el árbitro Rubén Cabrera , llegamos con puntos iguales los tres equipos. En la definición, contra Cerro Porteño, Luqueño perdió 4 a 0, pero en ese partido ocurrió algo raro, los jugadores (auriazules) consumieron unas pastillitas para tener mayor rendimiento supuestamente, pero se le medicó mal. Debían ingerir 20 minutos antes del partido, pero el médico le suministró antes de salir de Luque, cuando el plantel llegaba al Estadio (Defensores del Chaco), todos estaban sonámbulos”, contó entre risas.

“El único que no tomó la pastilla fue Modesto Sandoval (arquero), tuvo muchas tapadas, de lo contrario la derrota pudo haber sido mayor. En el partido con Olimpia se jugó sin pastilla risas…, ganó el equipo franjeado 3 a 2 en un partidazo. Ese año Cerro Porteño fue el campeón”, concluyó diciendo.

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Luqueño, un equipo histórico que llega a los 100 años

Por Daniel Arévalos

Abrimos este espacio en VERSUS para hacer un breve repaso de su historia, previo al centenario. Además, recordar a varios protagonistas que dejaron huellas en estos largos cien años de vida.

Luqueño, más allá de una entidad deportiva, es la identidad misma de la ciudad (Luque), sus colores azul y amarillo cubren prácticamente todos los espacios y es la manifestación más genuina del sentido de pertenencia que tienen los ciudadanos hacia el club.

Origen

En 1921 fue fundado el Sportivo Luqueño, tras la fusión de tres clubes de la Liga Luqueña de Fútbol, acérrimos rivales, El Marte Atlético, el Vencedor y General Aquino, inspirado por el Monseñor Pantaleón García, conocido como Pa’i García, padre espiritual de la ciudad de Luque, que además dejó como legado la iglesia (hoy Santuario) Virgen del Rosario.

Con la unificación, cada equipo aportó lo suyo para la conformación de un nuevo club. Así, Marte Atlético colaboró con el primer presidente, el Vencedor contribuyó con los colores, mientras el General Aquino donó todos sus trofeos.
El primer presidente fue don Celestino Agüero y el capitán auriazul, era Feliciano Cáceres, en cuyo homenaje, el estadio lleva el nombre.

“Kuré Luque”

El mote de “kuré Luque”, según registros históricos se remonta a un hecho anecdótico, ya que en aquellos tiempos los cerdos eran transportados en los vagones de trenes a Asunción para su comercialización. En algunas ocasiones coincidían que en ese mismo tren también viajaban los jugadores de Luqueño para disputar sus partidos, por lo que los hinchas rivales decían “Ahí vienen los kuré Luque”.

Desde entonces el club adoptó como mascota al cerdo, el propio equipo tiene como seudónimo “Chanchón”. Es más en épocas pasadas un enorme chancho ataviado con una bandera luqueña desfilaba alrededor del campo de juego previo a los partidos que el equipo disputaba de local.

El club perdió la categoría (1963), jugó cinco temporadas en la segunda división (1964/1968), volvió a la división principal (1969) y se mantiene desde entonces.

Años dorados

Dos títulos absolutos tiene ganado Luqueño, el primero en 1951 y el segundo en 1953, ambos campeonatos de las manos del entrenador italiano Vassilio Bartoli y del presidente Pedro Pablo Gómez. En el 2007 ganó el torneo Apertura (2007).

En competencias internacionales tuvo participaciones en Coapa Libertadores (3), 1976, 1984 y 2008. Copa Conmebol (2) en 1993 y 1997. Copa Sudamericana (5) 2015, 2016, 2017, 2018, 2020).

En Luqueño surgieron muchos jugadores que deslumbraron no sólo en el club y las selecciones nacionales sino en el mundo entero. Algunos de ellos son: Los hermanos Silvio y José Parodi, Sixto Lionel Bareiro, Julio César Romero (Romerito), José Luis Chilavert.

También varios entrenadores dejaron su sello propio en la institución como el italiano Vassilio Bartoli en la década del 50, más adelante Don Aurelio González y don Carlos Arce entre otros.

 

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