“Lito” Duarte, leyenda de Guaireña FC y el optimismo hecho fútbol

Por Christian Pérez/ @chrisperezz7

Fotos: Nadia Monges/Imágenes: Michel Tiller/Edición de videos: José Gómez.

Este reportaje se hizo durante la pausa entre el torneo Apertura y Clausura. Exactamente se realizó un día después de que Guaireña haya disputado su último juego del primer torneo, por lo que se respetó el protocolo sanitario de APF. 

El señor optimismo. Así lo podemos definir a la leyenda de Guaireña, Carlos “Lito” Duarte, el hombre que ha conquistado lo “imposible”: debutar y anotar un gol en Primera a los 37 años. El calificativo le queda como anillo al dedo. Tras escucharlo apenas unos minutos, uno queda convencido que el poder de la mente y el positivismo puede llevarte a conquistar lo “imposible”.

“Che amalicia record’i lento voi”, dice con humor y tira una de sus primeras frases tan peculiares en jopará.

Lleva 15 años de lazo con Guaireña (desde que era selección), disputando más de 250 partidos y anotando aproximadamente unos 130 goles. Ese amor tuvo sus idas y vueltas, pero tras defender otros escudos, no le quedan dudas de que su lugar en el mundo siempre fue y será con el equipo de Villarrica. La relación perfecta sí existe: “Lito” Duarte y Guaireña.

Nacido en Mauricio José Troche, dio sus primeros pasos en el club Capitán Troche, con el que debutó a los 14 años y ya fue campeón a los 15. Recuerda que durante su infancia pocas veces tuvo un botín real en la escuela de fútbol, pero nunca le importó, la pasión que llevaba adentro era más y hasta expresaba mejor su talento con algún “championcito”, como él mismo dice. Con orgullo cuenta: “Recién a los 14 tuve mi primer botín. Avy’aiterei (me puse demasiado feliz)", recuerda.

Por su conexión especial con los goles, fue llamado a defender a la selección de Ybyturuzú en el Interligas y fue ahí cuando Guaireña le puso el ojo (2005). Fue amor a primera vista.

La relación con Guaireña comenzó hace 15 años.

Con la selección (antes) y el club albiceleste (ahora), el gran “Lito” disputó incontadas ediciones del infernal Interligas desde el 2005, también lo defendió en el Nacional B, fue protagonista estelar en el ascenso a Intermedia en el torneo interdepartamental y como no podía ser de otra manera, también puso su sello para que hoy Guaireña sea equipo de Primera y brille magnífico representante paraguayo en Copa Sudamericana.

El atacante también se paseó por toda la liga guaireña, en clubes como Olimpia, Pettirossi, Cerro Corá. En un momento de pausa en su relación con el Cuarto Departamento, fue también refuerzo en la selección Ovetense, con el que se lamenta haber perdido dos finales.

Optimista como nadie

Al hablar con él, uno palpa una vibra diferente en el ambiente. Se expresa convencido en sus principios, fiel a sus reglas y un buen humor contagiante. Y ahí uno comprende cuando la mayoría de sus compañeros habla maravillas de él y de los importante que es para el equipo, juegue o no los partidos.

Él ni siquiera confía tanto en su talento innato de definidor, sino le da más importancia al poder mental y a su autoconfianza.

Desde siempre fui positivo, es mi característica. No tenés que entregarte ni tenerle miedo a nadie, el fútbol 11 contra 11. Mi característica principal siempre fue: positivismo 99 % y 1 % talento”, asegura Duarte, quien siempre lleva consigo una frase que le dejó Peíto Rodríguez, quien lo dirigió en algún momento de su carrera. “Nunca voy a sacar de mi mente el consejo de ‘Peíto’ Rodríguez: 'podés fallar una vez, seguí; podés fallar dos veces, seguí, pero en el tercer intento ya te va a salir', eso es seguro”.

En varias partes de la amena charla con VERSUS, el goleador toca mucho el aspecto personal y asegura que si uno actúa bien, es imposible que las cosas le salgan mal. “Si sos buena gente, te sale todo. Comprobado, yo te digo”, afirma.

Ese mismo pensamiento “Lito” inculca día a día a cada jugador de Guaireña. Sus 38 años de vida y 23 años en el fútbol, lo avalan como un líder indiscutible. Pero además de ese optimismo, el atacante considerado leyenda en Guairá, le da vida a todo el plantel con su peculiar simpatía. En una conferencia de prensa, el mismo Troadio Duarte, DT de Guaireña, resaltó su importancia y positivismo contagiante.

“Qué locura ese tipo. Tenés que estar con él para conocerlo, es increíble su gran espíritu. Es buena gente, tiene un corazón transparente”, resaltó Troadio en la “no conferencia” tras el empate entre el Albiceleste y el Ciclón.

Golpe durísimo; casi nocaut

Si bien el optimismo es su principal arma en la vida y en el deporte que ha brillado desde los 14 años, en el 2018 el fútbol le dio un golpe durísimo, que casi noqueó sus esperanzas. Es más, estuvo muy cerca de dejarse vencer por la frustración de la derrota y a eso había que sumarle que la edad y el físico también le miraban de reojo.

Hace dos años estuvo a un gol de subir a Primera con Guaireña, pero el famoso e inolvidable partido ante RI3 Corrales terminó empatado y los sueños se disolvieron terminando en la nada. Era el momento. Con 36 años, ¿cómo sería posible volver a tener una chance para cumplir el anhelo de toda una vida?

“En el 2018 ante RI3 Corrales sufrí demasiado. No pudimos meter un gol nomás. Recuerdo bien haberme dicho: ‘hasta aquí llegué. Una semana por ahí lloramos y nos sentimos mal. Ya estaba viejo y creía que era mi último tren. Una semana ni quería comer más o menos”, recuerda hasta no creyendo la realidad opuesta que hoy está viviendo.

Lito es de coleccionar recortes y fotos de su carrera.

Luego de tragarse varios días de impotencia y frustración indescriptible, volvió el “Lito” Duarte original, el que siempre ve una oportunidad en momento de crisis.

El fútbol te va revancha. Troadio me llamó otra vez, me dijo que quería contar conmigo y yo dije que iba a intentar. Lo hicimos, subimos y ahora ojalá se dé lo de la Copa Sudamericana. Si es por mí, ahora mismo estoy para jugar contra Boca, River, o el que sea. Pero eso seguramente dependerá de los directivos, a mí solo me queda trabajar y demostrar que sí puedo ayudar”, reflexiona con un poco de exaltación y una proyección mental de alguna escena en el que es protagonista en el campo internacional.

Como el último día

La competencia en un plantel de Primera es muy dura y trabajar con 38 años a la par de juveniles de 20 a 25, es todo un desafío. Duarte deja su vida en cada entrenamiento, pero lo disfruta al máximo, como si fuera el último día de su carrera, ya que como él mismo afirma, no sabe si el de hoy o mañana será el final de una brillante carrera más amateur y pasional que profesional.

“Uno debe ir a entrenar con amor, con ganas, con pasión. Yo, con 38 años, casi no estoy de malas. No sé cuándo será mi último entrenamiento y lo disfruto al máximo, cada práctica, cada minuto que me toca jugar. Si me voy con cara larga a hacer mi trabajo, ¿para qué voy a ir?”, dice, dando ejemplo de jóvenes que hoy día ya no quieren hacer trabajos físicos y ante la primera orden, ya cambian de semblante y realizan las cosas con malas ganas.

Carlos Lito Duarte, el optimista del fútbol.

¿Hasta cuándo y qué se viene después?

La consulta obligada es, ¿cuánto más queda de “Lito” Duarte para que lo disfrute Guaireña? Él es consciente que el físico muchas veces le hace un ceño fruncido y lo invita a alejarse del campo de juego, pero si ya llegó hasta aquí, por qué no completar el combo y jugar la Copa Sudamericana, el último escalón en la escalera de sus sueños.

Mucho ya me preguntaron. Hasta que siente que tengo ganas. Ahora me sobra. Y claro, hasta que el cuerpo responda. La Primera es jetu’u (duro, complicado) y no te da para relajarte un día. Pero te repito, tengo esas ganas a los 38 años, muchos me dicen que soy muy caradura, pero sigo y voy para adelante”.

¿Qué hará luego del fútbol? Lo tiene bien decidido. Es cierto que tiene una ferretería y un comercial (autoservice) en su pueblo natal, Mauricio José Troche, quiere seguir ligado al deporte que tan feliz lo hizo. Eso sí, ni le pasa por la mente ser entrenador.

Aunque muchos no lo sepan, “Lito” también es profesor de Educación Física, Salud y de Ética. El primero quiere reforzar y ejercerlo el día después de colgar los botines.

No quiero ser DT, me gustaría ser preparador físico o qué, porque la nueva generación es muy complicada. Hoy en día los jóvenes son intratables. Ellos creen que saben todo. Te dicen ‘vi tal cosa en la Premier League’. ¡Pero hermano querido! Estás en el Parque del Guairá. A veces Troadio nos manda a la mierda y nos dice: ‘ahí tirá la pelota, a nadie le importa lo que hacen en Inglaterra’ y tiene razón. Por eso no creo que sea entrenador”, explica el delantero de 38 años descartando totalmente su rol como DT en el futuro.

La foto para siempre y el plantel que hizo historia para subir en Primera, en el museo personal de Lito.

Al igual que la mayoría de los jugadores del interior, Carlos Duarte también probó algunos oficios extras para sobrevivir en épocas pasadas. La albañilería fue alguna vez su especialidad, plantar caña de azúcar en su pueblo natal es casi obligatorio y él también lo aprendió.

Admiración a “Sasá”, Roque e Iván Fanco

“Lito” compartió equipo y hasta llegó a hacer dupla en el Apertura con el máximo goleador de la historia del fútbol paraguayo: Santiago Salcedo.

El respeto y admiración por “Sasá” lo resalta en cada momento, principalmente por su don de persona. Eso sí, no pierde el momento para contar algunas anécdotas y hasta cómo le bromeaba al hoy delantero de San Lorenzo.

En Guaireña guaraniete rojopy chupe (le metemos guaraní). Con algunos hablamos en castellano. A Sasá le decimos ‘oluo’ nomás porque oforza chupe (le fuerza). Pero te digo algo, es un tipazo, demasiado formidable. Aprendí mucho de él”, subraya.

También mostró su especial admiración a Roque Santa Cruz, tanto como persona y jugador. Le fascina la simpleza que tiene para definir y no paró de resaltar la humildad de un mundialista, jugador histórico de la Albirroja y campeón de la Champions League, que lo ha tratado como un amigo de toda la vida.

No olvida el momento en el que el capitán de Olimpia le regaló la camiseta sin problemas e intercambiaron palabras.

Si bien no pasa por un buen momento ahora, “Lito” quedó maravillado con Iván Franco cuando jugó contra Libertad en el Apertura. ¿Quién fue el jugador que más te sorprendió en Primera?

“Iván Franco, el chico de Libertad, es un fenómeno con la pelota en los pies. Hace demasiada diferencia, oremboresa bolitopaite (nos hizo ver todo estrellitas). Pero le ganamos jugando a lo simple”, replica inmediatamente con una sonrisa pícara.

Con 38 años, Carlos Lito Duarte es otro ejemplo para admirar e imitar. Cumplió el sueño de toda una vida de lucha. Ya jugó 28 partidos en la élite del fútbol paraguayo, convirtió 4 goles, uno de ellos, una chilena fantástica ante Cerro Porteño.

¡Qué golazo! Lito Duarte sale a festejar el empate, de chilena ante Cerro, el club grande por el cual simpatiza.

Ni siquiera la pandemia pudo arruinar su momento mágico en Primera División.

El fútbol le sigue dando una cuerda para agarrarse y estamos seguros que no es momento para soltarlo. A completar la última misión de este apasionante desafío: jugar la Copa Sudamericana.

“Yo soy consciente que le di mucho a Guaireña, pero me queda más claro que yo le debo todo a Guaireña”, firma y sentencia como última frase de este apasionante reportaje.

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La historia de Rosalino: 120 km por día en busca de un sueño que hoy es realidad

Por Christian Pérez/ @chrisperezz7

Fotos: Nadia Monges

Imágenes: Michel Tiller

Edición de videos: José Gómez.

 

Este reportaje se hizo durante la pausa entre el torneo Apertura y Clausura. Exactamente se realizó un día después de que Guaireña haya disputado su último juego del primer torneo, por lo que se respetó el protocolo sanitario de APF. 

A la larga, así como en la vida, el fútbol también premia a los que insisten, persisten y nunca desisten. Pelear por los sueños suena lindo y romántico, pero el camino hacia la conquista, nunca fue ni será fácil. Mientras más grandes sea el sueño, las dificultades también tendrán el mismo tamaño.

En Versus te presentamos la historia de Rosalino Toledo, jugador recibido de electricista, especialista en trabajos de albañil, en la chacra y todo lo que sea necesario para seguir adelante.  Hoy, siendo un "desconocido", es dueño del mediocampo de Guaireña FC, que rompió esquemas y expectativas en un par de años desde su fundación como club. Hace cuatro años jugaba Interligas y hoy, no solamente ratifica su rótulo de equipo de Primera, sino además agrega el sello de representante paraguayo en Copa Sudamericana.

A 160 kilómetros de la Capital y unos 8 km de Villarrica, en la compañía Ca’undy, de la ciudad de Félix Pérez Cardozo, alejado de todo el ruido, rodeado de un contexto verde fabuloso y en medio de una tranquilidad envidiable, Rosalino nos recibió un día después de haber culminado el torneo Apertura.

Rosalino Toledo junto a su esposa Mariel Aguilar y su hijo Ángel Daniel.

“Acá me siento feliz, es mi lugar en el mundo y tengo todo lo que necesito”, expresa de entrada al ser consultado sobre el porqué se fue a vivir tan lejos de la ciudad, mientras iba esquivando algunos que otros pozos del camino de tierra y piedra que sustituyen perfectamente a algún tipo de empedrado o asfalto de la zona urbana.

Con 31 años (a esa edad debutó), Rosalino cumplió el sueño que peleó toda una vida y del que nunca pensó siquiera desistir: jugar en Primera División. A diferencia quizás de otras historias en el que muchos quisieron dejar de remar a mitad de camino, en su mente siempre estuvo que el fútbol lo iba a recompensar más temprano que tarde.

El 14 de enero del 2020 es una fecha que quedará grabada en su memoria para siempre. Las mil y un batallas en torneos amateur, ligas departamentales, Interligas e Intermedia, se coronaron con su debut en la máxima categoría del fútbol paraguayo. Fue victoria 2-0 de Guaireña ante River Plate. Él se moría por dentro de felicidad, explotaba de euforia interna, pero solo demostraba algún que otro gesto en el histórico festejo. Es su forma de ser, el recio volante que guarda como 10 tanques de oxígeno en sus pulmones, no es de mucho hablar ni expresar emociones.

Rosalino cumplió el sueño de jugar ante los grandes como Cerro y Olimpia.

Si bien en su vida normal y fuera del campo, es una persona tímida, tranquila que casi no expone sobresaltos, dentro de la cancha es un toro que atropella a cualquier rival, sin importar el nombre que tenga en frente. Corre durante todo el juego, casi no regula en su ritmo y es el encargado de hacer el trabajo sucio para que otros se luzcan. “Es mi forma de jugar, no sé hacer otra cosa. En la cancha defiendo mi puchero y si tengo que pedir disculpas, lo haré”, asegura, pero sabemos que inmediatamente después de ese gesto, ya está dispuesto a llevarse por delante a todos y si es necesario, volverá a pegar al mismo adversario.

En un terreno grande, rodeado de árboles y un contexto clásico del interior o como muchos quieren llamarlo, “campaña”, vive en su pequeña, pero coqueta vivienda construida a base sudor y lágrimas.

En una amena charla, va rememorando toda sus hazañas en compañía de su esposa Liz Mariela Aguilar y el primer heredero, Ángel Daniel Toledo.

Viajando por un sueño

Si bien es símbolo del Cuarto Departamento (Guairá), Rosalino Toledo tiene una relación muy especial con Coronel Oviedo, donde forjó gran parte de su carrera como futbolista, ya sea en los diferentes clubes de esa liga o defendiendo la selección Ovetense.

Es una de las figuras más queridas de Oviedo, con casi 300 partidos en la selección. Además fue campeón con casi todos los clubes locales de esa ciudad. Su vida futbolística puede ser resumida en un viaje diario desde Félix Pérez Cardozo hasta el Quinto Departamento de la República.

Se sabe que la economía en Intermedia y ligas locales, está muy lejos de recompensar quizás el gran esfuerzo que hacen en el campo de juego.

Rosalino Toledo tiene una conexión muy especial con Ovetense y todo Coronel Oviedo.

Sin importar frío, calor, lluvia, sol o alguna tormenta sorpresiva, el Yamazuki 110 (versión femenina) no debía parar de acelerar los 60 kilómetros de distancia que debía recorrer para ir a entrenar todos los días en Coronel Oviedo.

En total, entre ida y vuelta, terminaba haciendo 120 km de viaje. Desde Villarrica hasta Oviedo son unos 55 km y desde la ciudad "Gua'i" debía enfrentar otros 8 km de distancia hasta llegar a su casa en Ca'undy. 

“Heta ahasa asy, chera’a. Sapy’ante oky, ro’y o che jagarra tormenta. Pero lo mimonte aju hese. Ha’e voi la algún día ovaletaha che esfuerzo (Mucho pasé mal amigo. A veces llovía, hacía frío o me agarraba tormenta por el camino. Igual enfrentaba todo y venía. Siempre dije que algún día iba a valer todo mi esfuerzo)”, cuenta Toledo en un guaraní expresivo y en el que mejor se hace entender.

“La moto que tenía era una Yamazuki 110 de mujer, pero oikoite jeje”, aclara en un mensaje por Whatsapp unos días después de la charla en su querido Ca'undy.

La “motito” tuvo que se sustituida finalmente por un auto cuando ascendió a Primera en el 2020. “Me compré porque me hacía falta. No es porque ya quería estar en otro nivel, sino que ahora ya no podemos andar en moto (por seguridad). No es lo mismo jugar en Primera que Intermedia”, aclara. 

Rosalino junto a su hermano Óscar, su padre Floriano Toledo y su madre, Felicia Acosta.

Su dupla y el sueño hecho realidad

El compañero de siempre de Rosalino Toledo ha sido el gran Carlos “Lito” Duarte, ícono de todo el Cuarto Departamento y a quien destaca como un líder nato. Asegura que es un hombre demasiado positivo, con el que todo lo “imposible” se logra siempre.

“Nosotros con Lito pasamos y sufrimos de todo. En Villarrica y Oviedo. Rezamos mucho, porque en Oviedo era descender y no descender, así estábamos siempre. Con él (Lito) da gusto, porque es positivo. Te dice luego que vamos a ganar o que va a ser un gol. Dicho y hecho, siempre pasa lo que dice”, cuenta destacando al símbolo albiceleste.

Pero el positivismo no es un valor característico solo en Duarte, porque la confianza de Toledo se palpa en cada expresión. Su obsesión era ser jugador de Primera, pero rápidamente al conquistarlo, tenía un objetivo, que finalmente también lo hace realidad: la Copa Sudamericana.

“Ha’e voi la aguaheva’erã. Peteĩchandeko la jugador kuéra (Siempre dije que voy a llegar alguna vez, somos todos iguales los jugadores)”, expresa luego de un largo suspiro y con el pecho inflado de haber superado casi todo para vivir un gran presente.

“Después de mucho se me cumple el sueño. Ahora quiero jugar la Copa Sudamericana, ese es mi sueño. Lo vamos a lograr, es cuestión de rezar un poco y trabajar más duro que nunca”, afirma convencido y decidido.

Dos meses después, ese deseo obsesivo y positivismo innato, dan sus frutos y Guaireña FC es oficialmente representante de Paraguay en Copa Sudamericana 2021.

Hijo y padres orgullosos

Rosalino Toledo llevó al equipo de VERSUS hasta la casa de sus padres para conocer mejor sus orígenes.  A unos 500 metros de su hogar, nos reciben con una amabilidad y sencillez característica de la gente del interior. Doña Felicia Acosta y Don Floriano Toledo nos invitan a pasar y hablar un poco de la vida dura que han pasado sus 9 hijos, pero en especial de los dos que son futbolistas profesionales.

Ahí también vive otro orgullo de la familia, que defiende los colores de Guaireña, el portero Óscar Toledo, quien ya debutó en la máxima categoría, nada más y nada menos que ante Olimpia.

En medio de la charla con sus padres, Rosalino detiene un poco la conversación y agradeció a su padre por haberlo inculcado hacia el fútbol.

Rosalino nos llevó hasta la casa de sus padres.

“Yo trabajé de albañil, en la chacra con la caña de azúcar. Era muy bueno carpiendo, pero mi padre nos pidió que dejemos eso y nos dediquemos a lo nuestro (el fútbol). Él se dedicó a eso por nosotros. Somos gente humilde y trabajadora, como todos están viendo y estamos muy orgullosos por lo que estamos logrando”, expresa de manera muy sincera y con los ojos rebosados de felicidad.

Contó también que desde muy chico, su padre les hacía entrenar a todos sus hermanos todos los días a las 3:30 de la madrugada. Ataba una piola o alguna cuerda en la cintura de cada Toledo y los hacía estirar troncos alguna madera, para tener resistencia y sin ninguna duda ha sido una gran base para él y su forma de jugar, ya que no conoce casi lo que es el cansancio en la cancha.

Si bien en Guaireña no tienen un nutricionista, ni manejan herramientas muy tecnológicas para cuidar el físico de cada atleta, Rosalino sabe que su mantener en forma su físico es obligatorio, más por la forma de jugar que tiene. “Me cuido muchísimo, para mí ese es el secreto. Yo no tengo otra forma de jugar y para rendir debo ser estricto conmigo. Hetama apyvoi hesekuéra, ha japyvoiveta hina (mucho ya pegué y voy a seguir pegando)”, afirma con risas de por medio.

En medio de la charla también reveló la felicidad de haber cumplido otro sueño muy anhelado: conocerle a Roque Santa Cruz dentro de un campo de juego, que fue una de sus conquistas más grandes como futbolista, según cuenta.

Doña Felicia, contando las anécdotas de Rosalino.

“Legalmente me dio todo piel de gallina, Roque siempre fue mi ídolo, ahora le tengo de frente. Incluso ya choco (le pega) con él. Che aguará voi upéare (estoy muy orgulloso por haber logrado eso)”, comenta, recordando además que el capitán de Olimpia le debe una camiseta para coleccionar.

Un legado y abrir puertas

El hombre que se inició en las formativas del famoso Atlético Guaraní y que luego pasó por el Atlético Central, donde debutó a los 17 años en Primera, quiere que Guaireña siga por muchos años en Primera. Él cree que tiene la misión de dejar un legado para los chicos que sueñan como él lo hizo hasta hace poco.

“Si bien yo no jugué demasiado como Lito (Duarte) por ejemplo con Guaireña, lo hago con un amor especial, quizás diferente que al resto. Queremos abrir una puerta y ojalá no bajemos. Pienso mucho siempre en eso. Quiero que salgan muchos jugadores de acá y sé que hay. Me sentiría orgulloso al ver jóvenes de acá”, reflexiona el todoterreno albiceleste.

Sobre cuánto ha cambiado su vida desde que está en Primera, dijo que sí ha mejorado notablemente, aunque cree que le falta conquistar más, tanto en lo deportivo como económico.

“Ando mejor, quizás no me sobra del todo como uno siempre quiere. Tengo tres a cuatro años más para jugar y tengo que aprovechar este tiempo. Mejoré mi calidad de vida, eso sí. Espero ganar algo de plata para invertir”.

Gracias al fútbol y a sus aventuras por Coronel Oviedo y la selección ovetense, pudo construirse una casita en su “valle”. Tuvo una anécdota muy curiosa con un dirigente de fútbol.

“Un día me dijo un señor llamado Óscar Alderete: ‘avísame si necesitás materiales de construcción, yo te voy a dar y luego págame como puedas’. Un día salimos campeón. Yo le debía todavía como 7 a 8 millones de guaraníes, pero me dijo que deje nomás ya, que yo ya pagué en la cancha”, recuerda emocionado.

Con 32 años, la vida y el fútbol premiaron su perseverancia. Es pieza clave del equipo revelación y está hambriento de llevarse por delante a cualquier estrella que enfrente la Copa Sudamericana.

Rosalino deja la frase y la enseñanza de que “los sueños están para conquistarlos”…

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Medina recordó su paso por el Udinese y agradeció al "Botellón" García

Muchos dicen que se debe aprovechar al máximo la oportunidad que se presenta en la vida, más aún en el fútbol. Sin embargo, otros piensan que sí existen la segunda y hasta la tercera oportunidad, cuando uno resiste y persigue su objetivo.

Este es el caso del jugador Miguel Medina (27), delantero paraguayo que en el 2011 a sus 16 años deslumbró con su juego, uno de mucha calidad goleadora. A pesar de su corta edad ya apuntaba bien alto y así fue que el poderoso equipo italiano Udinese adquirió su pase.

Una lesión en la rodilla le dejó mucho tiempo fuera de la cancha, a eso se sumó la muerte de su padre, hechos muy negativos que marcaron la vida del joven futbolista que estaba empezando a trazar su carrera.

Si bien, jugó dos temporadas en la categoría primavera, anotando varios goles e incluso siendo capitán en los últimos tiempos, su deseo fue llegar al plantel principal, cosa que finalmente no se dio por varias situaciones, especialmente emocionales, según comentó a VERSUS, el protagonista.

El paraguayo Miguel Medina. Foto: Gentileza.

Retornó al país, estuvo un año sin jugar, posteriormente recorrió en clubes de la Intermedia como Fernando de Mora y Resistencia, también estuvo fugazmente por General Díaz y en algunas ligas del interior, hasta que el año pasado recibió una nueva oportunidad para volver al fútbol italiano, pero a un club pequeño de quinta categoría.

“Estoy empezando (la carrera) todo de cero, porque aquella vez cuando fui a Udinese tuve muchos problemas personales. Apenas llegue me lesioné, me operé dos veces de la rodilla, también falleció mi padre, fueron tiempos difíciles donde las cosas me salieron todo mal. Después tuve inconveniente bastante”, recordó Medina.

“No obstante, me fue bien en la Reserva (de Udinese) donde estuve dos temporadas, marcado muchos goles y siendo capitán. Quería integrar el plantel principal, pero no fui tenido en cuanta. Entonces, hablé con mi representante (Miguel González Zelada en ese entonces) para volver al país y jugar un tiempo en algún club de primera para adquirir mayor rodaje y retornar a Italia”, recordó.

Miguel Medina, en su época como jugador del Sport Colombia. Foto: Gentileza.

“Pero las cosas no fueron así, no jugué un año, porque mi representante no me consiguió ningún equipo, por eso se cortó el acuerdo contractual con él. Tantas fueron las frustraciones en esos tiempos que ya no quería seguir jugando. Pero apareció alguien que me ayudó bastante para levantarme nuevamente y es el profesor Humberto García, a quien siempre estoy agradecido”, relató el futbolista.

“Sos muy joven para abandonar el fútbol me decía y me llevó para jugar a varios clubes donde dirigía, en General Díaz, en Fernando de la Mora, después a Resistencia y así volví a jugar, hasta que surgió la oportunidad de volver a Italia donde estoy actualmente con la esperanza de levantarme futbolísticamente y poder ser tenido en cuenta por algún club importante”, resaltó el delantero.

El retorno a Italia

“Estaba jugando en clubes de ligas del interior, hasta que un día me llaman del club Atlético Torino (equipo que milita en la quinta categoría en la liga italiana), a través de un intermediario y me dijeron que había un proyecto y si quería formar parte del mismo, ni siquiera sabía si podía jugar o no, pero acepté y me fui”, refirió Medina.

Miguel dijo que no estuvo mucho tiempo en ese club, primero porque se tardó bastante para que sea habilitado y que cuando estaba en disputa el torneo, llegó la pandemia y pararon todas las actividades como cinco meses.

“Cuando se reanudó el torneo, tuve la oferta del Gallipoli y fiché por ese club que es de la misma categoría que el Atlético Torino, pero es de otra ciudad (Lecce), tengo contrato hasta que termine el campeonato (allá por julio del próximo año) dependiendo del comportamiento de la pandemia”, adjuntó.

Con su actual equipo ya jugó dos partidos, pero luego apareció un compañero con coronavirus y el plantel completo entramos en cuarentena por diez días y ya no jugaron los dos siguientes partidos.

Miguel Medina fue como sparring al Mundial de Sudáfrica 2010. Foto: Archivo.

Señaló que en ambos juegos anotó goles, un partido ganaron y el otro empataron. Agradeció a Dios porque le va muy bien y además el club cumple con él en todo sentido. Eso sí, manifestó que ahora paró nuevamente el torneo por el rebrote del COVID-19.

“Como no saben cuándo va a proseguir el campeonato, pedí permiso para venir a nuestro país a visitar a la familia. Me dijeron que apenas sepan la fecha del reinicio del torneo, me avisan para volver. Mientras, entrenaré de manera particular para no perder mucho en lo físico”, subrayó.

El futbolista está desde haces unos días por nuestro país, con la ilusión de que esta vez pueda consolidarse luego de superar varios inconvenientes en su carrera deportiva.

Por: Daniel Arévalos.

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