La historia de Rosalino: 120 km por día en busca de un sueño que hoy es realidad

Por Christian Pérez/ @chrisperezz7

Fotos: Nadia Monges

Imágenes: Michel Tiller

Edición de videos: José Gómez.

 

Este reportaje se hizo durante la pausa entre el torneo Apertura y Clausura. Exactamente se realizó un día después de que Guaireña haya disputado su último juego del primer torneo, por lo que se respetó el protocolo sanitario de APF. 

A la larga, así como en la vida, el fútbol también premia a los que insisten, persisten y nunca desisten. Pelear por los sueños suena lindo y romántico, pero el camino hacia la conquista, nunca fue ni será fácil. Mientras más grandes sea el sueño, las dificultades también tendrán el mismo tamaño.

En Versus te presentamos la historia de Rosalino Toledo, jugador recibido de electricista, especialista en trabajos de albañil, en la chacra y todo lo que sea necesario para seguir adelante.  Hoy, siendo un "desconocido", es dueño del mediocampo de Guaireña FC, que rompió esquemas y expectativas en un par de años desde su fundación como club. Hace cuatro años jugaba Interligas y hoy, no solamente ratifica su rótulo de equipo de Primera, sino además agrega el sello de representante paraguayo en Copa Sudamericana.

A 160 kilómetros de la Capital y unos 8 km de Villarrica, en la compañía Ca’undy, de la ciudad de Félix Pérez Cardozo, alejado de todo el ruido, rodeado de un contexto verde fabuloso y en medio de una tranquilidad envidiable, Rosalino nos recibió un día después de haber culminado el torneo Apertura.

Rosalino Toledo junto a su esposa Mariel Aguilar y su hijo Ángel Daniel.

“Acá me siento feliz, es mi lugar en el mundo y tengo todo lo que necesito”, expresa de entrada al ser consultado sobre el porqué se fue a vivir tan lejos de la ciudad, mientras iba esquivando algunos que otros pozos del camino de tierra y piedra que sustituyen perfectamente a algún tipo de empedrado o asfalto de la zona urbana.

Con 31 años (a esa edad debutó), Rosalino cumplió el sueño que peleó toda una vida y del que nunca pensó siquiera desistir: jugar en Primera División. A diferencia quizás de otras historias en el que muchos quisieron dejar de remar a mitad de camino, en su mente siempre estuvo que el fútbol lo iba a recompensar más temprano que tarde.

El 14 de enero del 2020 es una fecha que quedará grabada en su memoria para siempre. Las mil y un batallas en torneos amateur, ligas departamentales, Interligas e Intermedia, se coronaron con su debut en la máxima categoría del fútbol paraguayo. Fue victoria 2-0 de Guaireña ante River Plate. Él se moría por dentro de felicidad, explotaba de euforia interna, pero solo demostraba algún que otro gesto en el histórico festejo. Es su forma de ser, el recio volante que guarda como 10 tanques de oxígeno en sus pulmones, no es de mucho hablar ni expresar emociones.

Rosalino cumplió el sueño de jugar ante los grandes como Cerro y Olimpia.

Si bien en su vida normal y fuera del campo, es una persona tímida, tranquila que casi no expone sobresaltos, dentro de la cancha es un toro que atropella a cualquier rival, sin importar el nombre que tenga en frente. Corre durante todo el juego, casi no regula en su ritmo y es el encargado de hacer el trabajo sucio para que otros se luzcan. “Es mi forma de jugar, no sé hacer otra cosa. En la cancha defiendo mi puchero y si tengo que pedir disculpas, lo haré”, asegura, pero sabemos que inmediatamente después de ese gesto, ya está dispuesto a llevarse por delante a todos y si es necesario, volverá a pegar al mismo adversario.

En un terreno grande, rodeado de árboles y un contexto clásico del interior o como muchos quieren llamarlo, “campaña”, vive en su pequeña, pero coqueta vivienda construida a base sudor y lágrimas.

En una amena charla, va rememorando toda sus hazañas en compañía de su esposa Liz Mariela Aguilar y el primer heredero, Ángel Daniel Toledo.

Viajando por un sueño

Si bien es símbolo del Cuarto Departamento (Guairá), Rosalino Toledo tiene una relación muy especial con Coronel Oviedo, donde forjó gran parte de su carrera como futbolista, ya sea en los diferentes clubes de esa liga o defendiendo la selección Ovetense.

Es una de las figuras más queridas de Oviedo, con casi 300 partidos en la selección. Además fue campeón con casi todos los clubes locales de esa ciudad. Su vida futbolística puede ser resumida en un viaje diario desde Félix Pérez Cardozo hasta el Quinto Departamento de la República.

Se sabe que la economía en Intermedia y ligas locales, está muy lejos de recompensar quizás el gran esfuerzo que hacen en el campo de juego.

Rosalino Toledo tiene una conexión muy especial con Ovetense y todo Coronel Oviedo.

Sin importar frío, calor, lluvia, sol o alguna tormenta sorpresiva, el Yamazuki 110 (versión femenina) no debía parar de acelerar los 60 kilómetros de distancia que debía recorrer para ir a entrenar todos los días en Coronel Oviedo.

En total, entre ida y vuelta, terminaba haciendo 120 km de viaje. Desde Villarrica hasta Oviedo son unos 55 km y desde la ciudad "Gua'i" debía enfrentar otros 8 km de distancia hasta llegar a su casa en Ca'undy. 

“Heta ahasa asy, chera’a. Sapy’ante oky, ro’y o che jagarra tormenta. Pero lo mimonte aju hese. Ha’e voi la algún día ovaletaha che esfuerzo (Mucho pasé mal amigo. A veces llovía, hacía frío o me agarraba tormenta por el camino. Igual enfrentaba todo y venía. Siempre dije que algún día iba a valer todo mi esfuerzo)”, cuenta Toledo en un guaraní expresivo y en el que mejor se hace entender.

“La moto que tenía era una Yamazuki 110 de mujer, pero oikoite jeje”, aclara en un mensaje por Whatsapp unos días después de la charla en su querido Ca'undy.

La “motito” tuvo que se sustituida finalmente por un auto cuando ascendió a Primera en el 2020. “Me compré porque me hacía falta. No es porque ya quería estar en otro nivel, sino que ahora ya no podemos andar en moto (por seguridad). No es lo mismo jugar en Primera que Intermedia”, aclara. 

Rosalino junto a su hermano Óscar, su padre Floriano Toledo y su madre, Felicia Acosta.

Su dupla y el sueño hecho realidad

El compañero de siempre de Rosalino Toledo ha sido el gran Carlos “Lito” Duarte, ícono de todo el Cuarto Departamento y a quien destaca como un líder nato. Asegura que es un hombre demasiado positivo, con el que todo lo “imposible” se logra siempre.

“Nosotros con Lito pasamos y sufrimos de todo. En Villarrica y Oviedo. Rezamos mucho, porque en Oviedo era descender y no descender, así estábamos siempre. Con él (Lito) da gusto, porque es positivo. Te dice luego que vamos a ganar o que va a ser un gol. Dicho y hecho, siempre pasa lo que dice”, cuenta destacando al símbolo albiceleste.

Pero el positivismo no es un valor característico solo en Duarte, porque la confianza de Toledo se palpa en cada expresión. Su obsesión era ser jugador de Primera, pero rápidamente al conquistarlo, tenía un objetivo, que finalmente también lo hace realidad: la Copa Sudamericana.

“Ha’e voi la aguaheva’erã. Peteĩchandeko la jugador kuéra (Siempre dije que voy a llegar alguna vez, somos todos iguales los jugadores)”, expresa luego de un largo suspiro y con el pecho inflado de haber superado casi todo para vivir un gran presente.

“Después de mucho se me cumple el sueño. Ahora quiero jugar la Copa Sudamericana, ese es mi sueño. Lo vamos a lograr, es cuestión de rezar un poco y trabajar más duro que nunca”, afirma convencido y decidido.

Dos meses después, ese deseo obsesivo y positivismo innato, dan sus frutos y Guaireña FC es oficialmente representante de Paraguay en Copa Sudamericana 2021.

Hijo y padres orgullosos

Rosalino Toledo llevó al equipo de VERSUS hasta la casa de sus padres para conocer mejor sus orígenes.  A unos 500 metros de su hogar, nos reciben con una amabilidad y sencillez característica de la gente del interior. Doña Felicia Acosta y Don Floriano Toledo nos invitan a pasar y hablar un poco de la vida dura que han pasado sus 9 hijos, pero en especial de los dos que son futbolistas profesionales.

Ahí también vive otro orgullo de la familia, que defiende los colores de Guaireña, el portero Óscar Toledo, quien ya debutó en la máxima categoría, nada más y nada menos que ante Olimpia.

En medio de la charla con sus padres, Rosalino detiene un poco la conversación y agradeció a su padre por haberlo inculcado hacia el fútbol.

Rosalino nos llevó hasta la casa de sus padres.

“Yo trabajé de albañil, en la chacra con la caña de azúcar. Era muy bueno carpiendo, pero mi padre nos pidió que dejemos eso y nos dediquemos a lo nuestro (el fútbol). Él se dedicó a eso por nosotros. Somos gente humilde y trabajadora, como todos están viendo y estamos muy orgullosos por lo que estamos logrando”, expresa de manera muy sincera y con los ojos rebosados de felicidad.

Contó también que desde muy chico, su padre les hacía entrenar a todos sus hermanos todos los días a las 3:30 de la madrugada. Ataba una piola o alguna cuerda en la cintura de cada Toledo y los hacía estirar troncos alguna madera, para tener resistencia y sin ninguna duda ha sido una gran base para él y su forma de jugar, ya que no conoce casi lo que es el cansancio en la cancha.

Si bien en Guaireña no tienen un nutricionista, ni manejan herramientas muy tecnológicas para cuidar el físico de cada atleta, Rosalino sabe que su mantener en forma su físico es obligatorio, más por la forma de jugar que tiene. “Me cuido muchísimo, para mí ese es el secreto. Yo no tengo otra forma de jugar y para rendir debo ser estricto conmigo. Hetama apyvoi hesekuéra, ha japyvoiveta hina (mucho ya pegué y voy a seguir pegando)”, afirma con risas de por medio.

En medio de la charla también reveló la felicidad de haber cumplido otro sueño muy anhelado: conocerle a Roque Santa Cruz dentro de un campo de juego, que fue una de sus conquistas más grandes como futbolista, según cuenta.

Doña Felicia, contando las anécdotas de Rosalino.

“Legalmente me dio todo piel de gallina, Roque siempre fue mi ídolo, ahora le tengo de frente. Incluso ya choco (le pega) con él. Che aguará voi upéare (estoy muy orgulloso por haber logrado eso)”, comenta, recordando además que el capitán de Olimpia le debe una camiseta para coleccionar.

Un legado y abrir puertas

El hombre que se inició en las formativas del famoso Atlético Guaraní y que luego pasó por el Atlético Central, donde debutó a los 17 años en Primera, quiere que Guaireña siga por muchos años en Primera. Él cree que tiene la misión de dejar un legado para los chicos que sueñan como él lo hizo hasta hace poco.

“Si bien yo no jugué demasiado como Lito (Duarte) por ejemplo con Guaireña, lo hago con un amor especial, quizás diferente que al resto. Queremos abrir una puerta y ojalá no bajemos. Pienso mucho siempre en eso. Quiero que salgan muchos jugadores de acá y sé que hay. Me sentiría orgulloso al ver jóvenes de acá”, reflexiona el todoterreno albiceleste.

Sobre cuánto ha cambiado su vida desde que está en Primera, dijo que sí ha mejorado notablemente, aunque cree que le falta conquistar más, tanto en lo deportivo como económico.

“Ando mejor, quizás no me sobra del todo como uno siempre quiere. Tengo tres a cuatro años más para jugar y tengo que aprovechar este tiempo. Mejoré mi calidad de vida, eso sí. Espero ganar algo de plata para invertir”.

Gracias al fútbol y a sus aventuras por Coronel Oviedo y la selección ovetense, pudo construirse una casita en su “valle”. Tuvo una anécdota muy curiosa con un dirigente de fútbol.

“Un día me dijo un señor llamado Óscar Alderete: ‘avísame si necesitás materiales de construcción, yo te voy a dar y luego págame como puedas’. Un día salimos campeón. Yo le debía todavía como 7 a 8 millones de guaraníes, pero me dijo que deje nomás ya, que yo ya pagué en la cancha”, recuerda emocionado.

Con 32 años, la vida y el fútbol premiaron su perseverancia. Es pieza clave del equipo revelación y está hambriento de llevarse por delante a cualquier estrella que enfrente la Copa Sudamericana.

Rosalino deja la frase y la enseñanza de que “los sueños están para conquistarlos”…

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Medina recordó su paso por el Udinese y agradeció al "Botellón" García

Muchos dicen que se debe aprovechar al máximo la oportunidad que se presenta en la vida, más aún en el fútbol. Sin embargo, otros piensan que sí existen la segunda y hasta la tercera oportunidad, cuando uno resiste y persigue su objetivo.

Este es el caso del jugador Miguel Medina (27), delantero paraguayo que en el 2011 a sus 16 años deslumbró con su juego, uno de mucha calidad goleadora. A pesar de su corta edad ya apuntaba bien alto y así fue que el poderoso equipo italiano Udinese adquirió su pase.

Una lesión en la rodilla le dejó mucho tiempo fuera de la cancha, a eso se sumó la muerte de su padre, hechos muy negativos que marcaron la vida del joven futbolista que estaba empezando a trazar su carrera.

Si bien, jugó dos temporadas en la categoría primavera, anotando varios goles e incluso siendo capitán en los últimos tiempos, su deseo fue llegar al plantel principal, cosa que finalmente no se dio por varias situaciones, especialmente emocionales, según comentó a VERSUS, el protagonista.

El paraguayo Miguel Medina. Foto: Gentileza.

Retornó al país, estuvo un año sin jugar, posteriormente recorrió en clubes de la Intermedia como Fernando de Mora y Resistencia, también estuvo fugazmente por General Díaz y en algunas ligas del interior, hasta que el año pasado recibió una nueva oportunidad para volver al fútbol italiano, pero a un club pequeño de quinta categoría.

“Estoy empezando (la carrera) todo de cero, porque aquella vez cuando fui a Udinese tuve muchos problemas personales. Apenas llegue me lesioné, me operé dos veces de la rodilla, también falleció mi padre, fueron tiempos difíciles donde las cosas me salieron todo mal. Después tuve inconveniente bastante”, recordó Medina.

“No obstante, me fue bien en la Reserva (de Udinese) donde estuve dos temporadas, marcado muchos goles y siendo capitán. Quería integrar el plantel principal, pero no fui tenido en cuanta. Entonces, hablé con mi representante (Miguel González Zelada en ese entonces) para volver al país y jugar un tiempo en algún club de primera para adquirir mayor rodaje y retornar a Italia”, recordó.

Miguel Medina, en su época como jugador del Sport Colombia. Foto: Gentileza.

“Pero las cosas no fueron así, no jugué un año, porque mi representante no me consiguió ningún equipo, por eso se cortó el acuerdo contractual con él. Tantas fueron las frustraciones en esos tiempos que ya no quería seguir jugando. Pero apareció alguien que me ayudó bastante para levantarme nuevamente y es el profesor Humberto García, a quien siempre estoy agradecido”, relató el futbolista.

“Sos muy joven para abandonar el fútbol me decía y me llevó para jugar a varios clubes donde dirigía, en General Díaz, en Fernando de la Mora, después a Resistencia y así volví a jugar, hasta que surgió la oportunidad de volver a Italia donde estoy actualmente con la esperanza de levantarme futbolísticamente y poder ser tenido en cuenta por algún club importante”, resaltó el delantero.

El retorno a Italia

“Estaba jugando en clubes de ligas del interior, hasta que un día me llaman del club Atlético Torino (equipo que milita en la quinta categoría en la liga italiana), a través de un intermediario y me dijeron que había un proyecto y si quería formar parte del mismo, ni siquiera sabía si podía jugar o no, pero acepté y me fui”, refirió Medina.

Miguel dijo que no estuvo mucho tiempo en ese club, primero porque se tardó bastante para que sea habilitado y que cuando estaba en disputa el torneo, llegó la pandemia y pararon todas las actividades como cinco meses.

“Cuando se reanudó el torneo, tuve la oferta del Gallipoli y fiché por ese club que es de la misma categoría que el Atlético Torino, pero es de otra ciudad (Lecce), tengo contrato hasta que termine el campeonato (allá por julio del próximo año) dependiendo del comportamiento de la pandemia”, adjuntó.

Con su actual equipo ya jugó dos partidos, pero luego apareció un compañero con coronavirus y el plantel completo entramos en cuarentena por diez días y ya no jugaron los dos siguientes partidos.

Miguel Medina fue como sparring al Mundial de Sudáfrica 2010. Foto: Archivo.

Señaló que en ambos juegos anotó goles, un partido ganaron y el otro empataron. Agradeció a Dios porque le va muy bien y además el club cumple con él en todo sentido. Eso sí, manifestó que ahora paró nuevamente el torneo por el rebrote del COVID-19.

“Como no saben cuándo va a proseguir el campeonato, pedí permiso para venir a nuestro país a visitar a la familia. Me dijeron que apenas sepan la fecha del reinicio del torneo, me avisan para volver. Mientras, entrenaré de manera particular para no perder mucho en lo físico”, subrayó.

El futbolista está desde haces unos días por nuestro país, con la ilusión de que esta vez pueda consolidarse luego de superar varios inconvenientes en su carrera deportiva.

Por: Daniel Arévalos.

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Tania Riso: la triple faceta de una histórica gladiadora del fútbol paraguayo

Por: Daniel Miranda (@dani_miranda96).

Una histórica no solo del fútbol, sino que del deporte paraguayo en sí. Partícipe del plantel que por primera vez disputó un Mundial Sub 20, Tania Riso toda su vida mantuvo un perfil bajo y solamente habla dentro del campo de juego.

Además, tiene encima dos Copa América, otro Sudamericano Sub 20 (2010) y los Juegos Panamericanos. Se inició en la extinta y gloriosa UAA, pero hace cinco años pertenece al Deportivo Capiatá, una potencia en el fútbol femenino. Ganó el Torneo Clausura 2017 y ese mismo año jugó la Copa Libertadores, mientras que en el 2019 fue vicecampeona del Apertura.

Se crió futbolísticamente con jugadoras como la subcapitana Verónica Rivero (lleva seis años en Brasil), la legendaria goleadora con 632 goles Irma Cuevas y la histórica "Berta" Cabrera, única que jugó todos los torneos ininterrumpidamente desde el 1997.

Tania Riso.

Con la suspensión del balompié de mujeres a causa de la pandemia del coronavirus, la gran mayoría se vio obligada a emprender. La capitana del "Depor" era una de las pocas que vivían del fútbol, pero descubrió que su talento va más allá de la pelota.

Ante la suspensión, la APF utilizó los fondos de la FIFA para dar un subsidio económico mensual por seis meses a 20 jugadoras de los 13 equipos del fútbol paraguayo. Hay que recordar que el año que viene inicia la profesionalización.

Tania Riso, una campeona por donde se mire.

Riso abrió un copetín, donde pone a pruebas su dote de cocinera junto a su señora madre. Eso lo hace bien temprano hasta la siesta. Aunque admite que las ganancias no se equipara a lo que recibía jugando al deporte rey, le pone empeño y consiguieron rápidamente una clientela.

Su día no termina ahí, pues inmediatamente va a su otro puesto. Se dedica también al arreglo, venta de celulares y accesorios para los aparatos telefónicos. ¿Pensabas que ahí se terminaba todo? No...

De noche, como última actividad de la jornada, ofrece productos cosméticos. Perfumes, maquillaje y todo lo relacionado a eso. Ah, en medio de esas tres forzosas actividades, debe entrenar para estar en forma después de haber perdido un año. Una supermujer que no sabe lo que es rendirse, es que ella sabe que es nuestra central titular de la selección absoluta.

Ella recordó su vida diaria como futbolista. "Solamente teníamos un día de descanso. Prácticamente cuatro veces de entrenamiento, me iba en moto, a veces con una compañera. Se subía conmigo y nos íbamos juntos", manifestó.

La jugadora Tania Riso.

Por lo general, los encuentros se jugaban a la mañana de un domingo. "Una hora antes teníamos que estar. Cuando era de mañana, me despertaba a las seis de la mañana, desayunaba y ya iba", remarcando que siempre su medio de transporte era la moto.

Sueña en grande

En medio de la visita inesperada a su copetín, su madre se animó a hablar. La señora comentó que desde chica, Tania supo que lo suyo es el fútbol.

"Ella tenía nueve añitos y les dejaba en la casa, pero buscaba a dónde ir a jugar con sus hermanitos. Ella les sentaba y jugaba en la canchita", expresó ante nuestra cámara.

Pese a que sabe que extrañará a su amada hija, la madre sabe que el futuro está afuera y desea que Riso pegue el salto con una transferencia. "Le veo con ese potencial", afirmó sin dudar. Y sí, calidad tiene de sobra.

La futbolista Tania Riso.

En otro momento de la nota, la misma Tania comentó: "Mi meta es esa de hoy en más. Quiero ser transferida a otro país, tener otro roce, tener otra experiencia. Ganar mejor y poder ayudarle mejor a mi familia", aseguró.

¿Qué nos falta?

El fútbol femenino vive un momento histórico a nivel mundial: como nunca antes, la FIFA está apostando al desarrollo de esta rama. ¿La situación en Paraguay? Y solamente en el extranjero, por primera vez tenemos a un total de nada más y anda menos que 26 jugadores en el extranjero. Hay agencias de representación exclusivas de esta rama, algo impensado tiempo atrás.

Es decir, talento hay, pero sigue faltando ese "algo más" para que así como en otros países de Sudamérica, llegue ese "boom" y se apoye como debe ser. Desde el 2021, arranca la profesionalización en Paraguay. Por ejemplo, ellas tendrán a su disposición un Centro de Alto Rendimiento de primer nivel.

Los dos amores de Tania Riso: la Albirroja y Deportivo Capiatá.

Tania respondió a la pregunta del por qué se debe apoyar al fútbol femenino paraguayo. "Porque hay potencial, hay demasiadas buenas jugadoras. Falta más apoyo, en realidad que hay futuro, es cuestión de apoyo y dedicación, solamente eso", acotó. Y sí, tiene razón...

La historia de esta extraordinaria y ganadora jugadora, es tan solo una de cientas que ahí día a día luchan silenciosamente por aquello que hace tiempo le debemos dar: apoyo de verdad. Para exigirles a ellas, primero hay que brindarles lo mínimo necesario para que ofrezcan un buen espectáculo.

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