"Después de estar jugando en el Maracaná, volví a los partidos de barrio"

Carlos Monges, es un delantero paraguayo de 23 años, oriundo de la ciudad de Domingo Martínez de Irala, más conocido como Puerto Irala (Departamento de Alto Paraná).

Actualmente juega en la actualidad en el Deportivo Independiente Medellín (DIM) de Colombia y se le puede considerar un talento escondido que ahora comienza a mostrarse. Fue autor de uno de los goles de su equipo frente a Libertad por la Copa Libertadores.

En comunicación con VERSUS, relató que enfrentó una situación complicada que casi le cortó su carrera. Reconoció el apoyo de mucha gente para recuperarse y volver a meterse de lleno al fútbol. Comentó además, sus inicios y su breve paso por el fútbol brasileño.

También el futbolista compatriota dio algunos detalles de su incorporación al equipo colombiano, donde tiene contrato hasta fines del 2020. El delantero lleva marcado dos goles en el DIM, uno por el torneo local y otro en la Copa.

“El 3 de Febrero (de ciudad del Este), me dio la espalda cuando más necesitaba, pero ya es cosa pasada. Ocurre que cuando fui al Brasil para a jugar en (club Ypiranga), por un año, volví a los seis meses debido a un problema familiar y por eso el 3 de Febrero me cerró la puerta, me dejaron libre, sin trabajo”, disparó el delantero.

Carlos Monges. Foto: AFP.

Me quedé sin club, situación que me afectó bastante, caí en depresión, comencé a salir con los amigos a tomar y tener una vida que no condice con un deportista. Gracias a Dios me di cuenta a tiempo que no estaba haciendo lo correcto”, siguió explicando Monges.

En un momento todos decían de mí que era un jugador acabado, porque después de estar jugando en el estadio Maracaná, volví a los partidos de barrio. Participaba en los torneos ‘kuré’ para ganarme un poco de dinero. El mundo se me vino abajo. Pero a pesar de eso, nunca pensé en robar o algo así”, dijo rememorando su pasado.

“Pero ante la adversidad decidí que así no me voy a quedar, empecé a cambiar y a seguir mi camino que era jugar y en lo posible en un club grande. Muchas personas, en especial mi representante (Javier Duarte), me ayudaron, me alentaron y recibí la contención necesaria para recuperarme, porque en ese momento para mí ya todo estaba perdido. Fue una prueba muy dura, pero tuve la bendición de tener alrededor a personas que me querían”.

Carlos Monges. Foto: AFP.

“Un día llama mi representante y me propuso para jugar en RI3 Corrales, al instante le respondí que sí, sin saber siquiera si me iban a pagar o no, porque quería una revancha para volver al fútbol profesional”, subrayó.

“Nunca baje los brazos, me propuse superarme a mí mismo que debía continuar y salir adelante, gracias a Dios se me dio la oportunidad y estoy aprovechando”, remarcó el atacante

Inicios y recorrido

“Me inicie en el 3 de Febrero de Ciudad del Este, en la Formativas, luego fui a jugar en el club 1º de Mayo de la Liga Paranaense, también en inferiores hasta llegar a Primera. En el 2015, volví al 3 de Febrero (Intermedia), en 2018 ascendimos a la Profesional y ese año debuté en Primera, con el técnico José Arrúa”, recuerda Monges.

“En el 2019, fui a jugar en el club Ypiranga de Brasil a préstamo por un año, volví a los seis meses y completé la temporada ese año jugando en RI3 Corrales en la Intermedia”, adjuntó.

"A fines del 2019, contactaron conmigo los directivos del club Atyrá (Intermedia) para la temporada 2020, acepté aunque me sorprendió porque no esperaba. Hicimos la pretemporada, jugué tres amistosos con ellos este año, luego surgió lo del DIM y aquí estoy”, explicó con aire de satisfacción.

A Medellín

“Cuando me dijeron la posibilidad de venir a Colombia, me pareció una broma, no creí, yo estaba preparándome para jugar en Atyrá. Pero respondí que sí, me gustaba sin conocer a que club ni la parte económica, lo único que quería era jugar, mostrarme y salir adelante para cumplir mi sueño”, dijo el atacante.

“Ya cuando se concretó me dijeron que el club es DIM, el equipo que dirige Aldo Bobadilla (en ese entonces). Cuando me vine a Medellín, no creía lo que estaba pasando. Fue en los primeros días de marzo (2020), pocos días después paró el torneo por la pandemia”.

“Tengo contrato con el DIM hasta fin de año, luego veremos qué puede pasar, si continuó o no. De cualquier manera, agradezco mucho al profe Aldo Bobadilla por haber confiado en mí, por la oportunidad, aprendí mucho de él. Pasaron muchas cosas malas y también buenas en poco tiempo, pero es un paso muy importante en mi carrera, quiero seguir progresando”, reconoció.

“Si de mí dependiera, me gustaría seguir acá por mucho tiempo, el DIM es uno de los clubes grandes de Colombia. Pero si no, a esperar lo que viene”.

Su referente

Carlos “Tanque” Monges admira a Óscar “Tacuara” Cardozo, porque es un delantero que juega en su misma posición. “Mi ídolo desde antes es ‘Tacuara’ Cardozo, porque es zurdo y delantero de área, me gusta como juega. Ya le enfrenté dos veces, cuando jugaba en 3 de Febrero le pedí cambiar la camiseta, pero ya se había comprometido con otro”, manifestó.

Pero uno al ídolo nunca renuncia, se presentó otra oportunidad, fue el choque entre Libertad y el DIM (el pasado 22 de Octubre). “Esta vez, le atropellé y para cambiar, aipota nde remera, le dije y me envió al vestuario. Contento por eso, yo le envié el mío, aunque no sé si le va a gustar”, sentenció.

Por: Daniel Arévalos.

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Se inició en Olimpia, fue panadero y hasta dejó el fútbol: hoy está en México

Hoy día en el Necaxa de la Primera División de México, el defensor paraguayo Julio César González, relató a VERSUS de qué manera fue formando su carrera deportiva. Si bien tuvo un buen inicio, se cortó por un tiempo, pero su destino estaba marcado para el éxito en el fútbol.

En su mejor momento, tuvo que abandonar los entrenamientos porque se cerró la pensión donde vivía y se vio obligado a retornar a su natal Encarnación, donde trabajó en la panadería junto a su padre.

Nunca perdió la fe de volver a la capital y seguir jugando, hasta que le llegó la oportunidad y no desaprovechó. Su presente en el fútbol mexicano es de los mejores, siendo titular desde que pisó la institución.

“Hice las Formativas (Sub 15) en Olimpia, pero dejé un tiempo el fútbol porque no tenía donde vivir. Alfredo Mendoza fue quien me trajo de Encarnación a la capital, pero él cerró la pensión donde residía porque se dejaba de la representación de jugadores”, comenzó diciendo el zaguero compatriota.

“Cuando uno es del interior de país, todo es más complicado. Caminaba todos los días como dos kilómetros para llegar al entrenamiento del Olimpia, pero bueno, son experiencias que también dejan enseñanzas”, reconoce.

“En ese entonces el club no contaba con albergue para los jugadores del interior. Volví a Encarnación porque no tenía ningún familiar en Asunción a quien recurrir, tampoco tenía condiciones para costear un alquiler y dejé el fútbol por un tiempo”, remarcó.

“Trabajé con mi padre en la panadería para ganarme la vida, al mismo tiempo estudiaba; pero nunca perdí la esperanza de volver a jugar. Es más, me cuidaba siempre como si fuera un futbolista. Jugaba los torneos de barrio, más adelante, integré un equipo amateurs (La Paz) de Colonia Fram (Itapúa), pero solamente los sábados o domingos”, comentó.

“Un día de casualidad me encuentro con Julio Zayas, un entrenador encarnaceno que trabajó en la inferiores de Olimpia con Miguel Pavani. Le comenté mi situación y me dijo que volviera al Olimpia porque él retornaba a las formativas del club. Ahora ya hay pensión en Villeta, me comentó el profe”, siguió explicando Julio.

“Entonces volví y como nunca retiré mi pase del club e integré la Sub 20, fuimos campeones y al año siguiente pasé a la Reserva y nuevamente salimos campeones. Me cedieron a préstamo por seis meses a Carapeguá (en Primera División), donde debuté en la categoría profesional. Cuando retorné al Olimpia me declararon libre”, expresó el jugador.

“Un amigo y ex compañero (Alberto ‘Piru’ Contrera), me presentó a Diego Serrati (representante de futbolistas) y él me consiguió el club donde jugar y hasta ahora es me representa. Fiché por General Díaz (2014) donde jugué cuatro años, de ahí pasé a Defensa y Justicia de Argentina (2018), un año y medio y desde este año (2020), estoy acá en Necaxa”, resaltó.

La consolidación

Si bien Julio González creció y maduró como futbolista profesional en General Díaz, dio el gran paso cuando fue a Defensa y Justicia en Argentina, de donde saltó al gran mercado mexicano; firmando un contrato de tres años con el Necaxa, su actual club y con el que suma 19 partidos.

“Sin duda en General Díaz crecí en lo profesional, teniendo mucha regularidad y jugando la Copa Sudamericana. Eso me valió para jugar en Argentina. Sabemos la competitividad del fútbol argentino, por eso a muchos le cuestan adaptarse”, manifestó.

Admira a su extécnico

“Tuve la suerte de tener un entrenador (en Defensa y Justicia) como Sebastián Beccacece, un profesional que sabe mucho y vive intensamente el fútbol. En el año (2018) que llegue a ese club peleamos el campeonato con Racing hasta la última fecha, algo histórico para el club y clasificamos a la Copa Libertadores”.

“Beccacece es todo un personaje, pero un buen entrenador, joven y muy trabajador. Es muy apasionado, ama lo que hace y vive con mucha intensidad, tanto en los entrenamientos como durante los partidos”, señaló.

“Tiene una gran capacidad para transmitir lo que quiere, es un ganador cien por ciento. Sabe mucho, ve muy bien el fútbol y en lo personal aprendí mucho de él. Es muy exigente, si de repente parece vehemente es porque sabe que uno puede más y trata de sacar lo mejor de cada jugador”, acotó.

Su actualidad

El zaguero compatriota llegó al Necaxa este año, en enero y logró una rápida adaptación, siendo titular en el equipo en casi todos los partidos. “Gracias a Dios desde que llegue estoy jugando. El Necaxa es una gran institución, muy organizado y que pelea siempre cosas importantes”, refirió.

“Aquí firmé un buen contrato de tres años, estoy muy cómodo y espero que todo siga bien, para responder a la confianza de la institución”.

“En México hay mucha admiración por los jugadores paraguayos, especialmente por los defensores por el buen rendimiento que tienen los compatriotas como Bruno Valdez, Pablo Aguilar, Juan Escobar, anteriormente también Paulo Da Silva, así como otros compatriotas”, resaltó.

Por: Daniel Arévalos.

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De vender quiniela y trabajar en la chacra a ser un gran goleador

Hoy día en Once Caldas, Roberto Ovelar Maldonado, nació en Curuguaty, departamento de Canindeyú, es origen humilde, pero de gran convicción para abrirse camino en la vida. Desde pequeño trabajó duro en la chacra con su padre y hermanos.

También vendía frutas, dulces y hasta quinielas, pero lejos de que aquellos significaran un prejuicio, fueron experiencias de vida que lo impulsaron a salir adelante con un amplio carácter de superación. En contacto con VERSUS, compartió su historia, desde lo difícil que fue su inicio hasta su consagrado presente.

Hoy vive otra realidad porque hizo del fútbol una profesión y una oportunidad para cambiar el rumbo de su vida, ya que su talento le fue abriendo paso al éxito. En toda su extensa carrera, registra más de 114 goles.

“Búfalo” no olvida sus raíces, es más es orgulloso de sus esfuerzos y sus sacrificios que lo empujaron a ser una buena persona y un futbolista exitoso. Cuando visita a sus padres, recorre la chacra y reviven los recuerdos de su niñez.

“Mi padre fue un líder social perseguido en su momento por el gobierno, todos los líderes sociales luchaban por un pedazo de tierra para cultivar hasta que consiguieron en un lugar denominado Yby Pyta (Canindeyú)”, rememoró.

Roberto "Búfalo" Ovelar en la chacra. Foto: Gentileza,

“En ese lugar crecimos con mis hermanos, comenzamos a cultivar mandioca, poroto, maíz, tabaco entre otros. Por la mañana íbamos a la escuela, por la tarde a trabajar en la chacra. Al final de la tarde, nos juntábamos cerca de un arroyito donde dejábamos a un lado nuestra azadas y jugábamos al fútbol”, comentó.

“Cuando tenía 14 años nos mudamos a ciudad Presidente Franco (Alto Paraná), somos una familia numerosa (4 hermanos varones y 5 mujeres), allí me tocó vender banana y dulces por la calle, también vendía quiniela, todo era para superarme a mí mismo y ayudar a la familia”, dijo.

“Luego fueron mejorando las cosas, siempre me gustó el deporte, ciertamente me costó mucho aguantar para llegar a ser un futbolista profesional. Mis padres no pudieron ayudarme económicamente, pero sí en la parte humana”, agregó.

“En ciudad Presidente Franco, me vio jugar un señor (Alberto Ortega), me llevó a su casa para vivir y a alimentarme mejor. Me proveyó todas las cosas que necesitaba para entrenar. Posteriormente jugué el Campeonato Nacional de Interligas por la selección de Hernandarias y luego por el seleccionado de Ca’arendy, salimos campeones (2004), de ahí vine a Asunción”, prosiguió.

Roberto Ovelar junto a su familia. Foto: Gentileza.

“En el 2005 llegué a Cerro Porteño, jugué algunos partidos en la Sub 20, dirigido por Hugo Caballero, rápidamente pasé a la Primera, cuando eso el técnico fue Gustavo Costas. Vivía bajo las graderías del club, en la vieja ollita. En esa oportunidad me ayudó mucho Hugo Caballero para integrarme. No es fácil venir del interior y meterte a otro ambiente”, señaló el atacante.

Recorrido profesional

“Jugué muy poquito en nuestro país, en Cerro Porteño un año (2006/2007), luego me prestaron y casi toda mi carrera la desarrollé en el exterior. En Colombia ya llevo (jugando) seis años, en Perú estuve cinco años, en Chile un año, también pasé por México casi un año y en Olimpia seis meses”, explicó.

“Los mejores momentos de mi carrera fueron jugando por el Júnior (en Colombia 2014/2017), también tuve un buen paso marcando muchos goles en Perú jugando por Alianza Lima (2009/2011). En realidad en todos los clubes donde estuve, siempre di lo mejor de mí”, apuntó.

“Ahora estoy muy contento aquí en Once Caldas, me respetan, me hacen sentir importante y eso es muy bueno para trabajar de manera tranquila. No sé qué puede pasar más adelante, quiero seguir jugando, mi contrato termina en diciembre”, adjuntó.

“No le cierro la puerta a ningún club, (incluyendo a Olimpia a pesar de la mala experiencia). Es cuestión de analizar, estudiar y tomar una decisión con más tranquilidad, sobre todo pensando en el bienestar de la familia”, refirió.

Fugaz paso por Olimpia

Una de las contrataciones del Olimpia en el año 2019 fue la llegada del “Búfalo” Ovelar. El goleador tuvo que rescindir su contrato con el Millonarios (Colombia) para volver al país con la intención, de primero de volver a jugar en el país y estar rodeada de la familia.

“Estaba en Millonarios en ese entonces, surgió la posibilidad de irme al Olimpia y creo que tomé una decisión apresurada, pero son situaciones que ocurren en la vida, pensando que es la correcta. Había considerado que en mi país jugué muy poco, era una oportunidad de retornar para estar cerca de la familia pensando en un futuro retiro”, expresó.

“Mi contrato fue por dos años, pero a los seis meses tomé la decisión de salir porque no jugaba. En realidad no hubo inconvenientes con el técnico, sí me hubiera gustado que me dijera de frente que no contaría conmigo. Porque el jugador no es sólo lo futbolístico, también se debe ver el lado humano”, tiró Ovelar.

El paraguayo Roberto "Búfalo" Ovelar. Foto: @Dimayor

“No obstante, Olimpia cumplió conmigo como tiene que ser, no tengo nada en contra de la institución. Es más, me sirvió como una experiencia, algún día cuando sea entrenador me gustaría mucho tener en cuenta la parte humana”, remarcó.

Selección

Pese a ser un extraordinario goleador, “Búfalo” no ha tenido mucha oportunidad de vestir la selección nacional. Fue llamado una vez para un juego amistoso.

“Fui convocado una vez cuando el técnico era Gustavo Morínigo para un partido amistoso que se jugó en los Estados Unidos. Estaba en Millonarios (de Colombia). Fue una experiencia muy linda, después ya no tuve oportunidad de integrar la Albirroja”, admitió el delantero.

Si todavía mantiene la ilusión de ser parte de la selección pese a su dilatada trayectoria, dijo. “Ahora hay un nuevo proceso donde la mayoría son jóvenes y hay buenos delanteros, ni en mis mejores momentos no me llamaron; pero de todas maneras no descarto. Me gustaría, pero cada vez veo más lejano eso (la convocatoria) de todas maneras uno no pierde la esperanza”, subrayó.

Origen del apodo

“Lo del ‘Búfalo’ surgió en Cerro Porteño estando en la Sub 20, me decían ‘Toro’, porque chocaba con todo lo que estaba por delante en la cancha. Una vez estando ya en Primera, en un entrenamiento choqué con un compañero y él se llevó la peor parte, se levantó y me dijo, pero eres un ‘Búfalo’, no un ‘Toro’, de ahí en adelante me quedé con ése apodo”, sentenció.

Por: Daniel Arévalos.

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