Los altibajos de Olimpia

Por Gustavo del Puerto /@gusdelpuerto

Antes y después de la larga pausa en el fútbol paraguayo, Olimpia no logró sostener su sólido rendimiento futbolístico que le dio cuatro títulos consecutivos en el campeonato local. A veces, las rengueras anteriores se minimizaban con los destellos individuales para ganar paridos complicados.

Este año le costó arrancar a Olimpia. Su juego, más allá de mantener el mismo estilo, no tenía la seguridad de otras veces. Ya Guaraní, en el partido que ganó en la cancha y luego perdió en el escritorio, desnudó las debilidades en la estructura del equipo de Garnero. Ese mismo síntoma fue su diagnóstico en los partidos de la Copa Libertadores de América. La mejor radiografía del momento franjeado se detectó cuando volvió el torneo Apertura frente a Luqueño, que con velocidad arrasó la endeble defensa olimpista.

Después Garnero retocó bastante el equipo, que volvió a tomar la punta, pero cedió ante la extraordinaria campaña de su acérrimo rival Cerro Porteño. A diferencia de otros torneos, donde reinó Olimpia con su estilo y poder, perdió con rivales directos en la pelea por el título, Cerro y Guaraní, al tiempo de dejar escapar puntos no reembolsables contra Luqueño, San Lorenzo por citar.

El clásico fue la gran oportunidad para la reivindicación, pero tampoco emergió y fue superado claramente. Después, Garcero siguió moviendo las piezas y pese a la gran victoria y exhibición contra Nacional aún quedan dudas por disipar.
Lo de Olimpia fue un todo y termina teniendo incidencia en el bajón. Hoy Otálvaro no logró alcanzar su mejor nivel, Aguilar se equivoca más y sigue vacante la zona del extremo izquierdo tras la ida del Willy Mendieta. Muchos dicen que a Olimpia le encontraron la mano los rivales. No pasa por ahí. Cuál sería la razón para modificar una propuesta que hizo ganar el tetracampeonato, al margen de que el hincha olimpista cuestione a Garnero en el campo internacional.

Otra posible razón del bajón es la parte física. Con la tecnología, los jugadores siguen manteniendo los mismos recorridos en un partido, quizás el problema pasó más por la intensidad. Por momentos se nota la lentidud en zona clave como la de Richard Ortiz. La circulación de la pelota no tuvo la velocidad para romper de mejor manera la presión que hoy imponen casi todos los equipos. El doble seis, Richard - Rodrigo manejan de memoria los movimientos. Domingo es bueno, pero físicamente se derrumba en el segundo tiempo.

Y dentro de las generales, Garnero tampoco debe quedar al margen de los cuestionamientos. Bancó menos a jugadores como Alcaraz, Rodrigo, Leguízamon y Ale Silva.

El aire puro que transmitió Olimpia ante un débil Nacional, con el retorno de jugadores muy importantes en la formación principal, alienta al reencuentro con la estabilidad, pero hay que esperar, porque los altibajos fueron constantes este año en el rendimiento y funcionamiento del Olimpia y el talón de aquiles sigue siendo la defensa. Quizás de visitante contra Santos de Brasil en la próxima semana se puede ubicar a un tercer volante para fortalecer más el medio y no exponer demasiado al mano a mano a la última línea.

Hoy Olimpia está lejos del penta, no depende de sí mismo y la vuelta al campo copero es toda una incógnita.

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Nunca es tarde

Por Christian Pérez / @chrisperezz7

Insistir, persistir y nunca desistir. Cuántas  veces hemos escuchado esa frase y más aún con los futbolistas, pero muy pocos lo ponen en práctica. Una eterna promesa de las formativas de Cerro ha revalidado aquel refrán y deja una enseñanza para cada chico que pelea día a día por el sueño de ser futbolista profesional.

Con 24 años, muchos ya abandonaron la ilusión y tiraron la toalla después de perseguir tanto el fútbol, que tiene muchas veces más injusticias que cosas buenas. Pero nunca es tarde para pelear, nunca es tarde para volver a intentar y nunca es tarde para dar ese "último" esfuerzo, que quizás era el de la recompensa.

Ronaldo Martínez, el inesperado héroe de Cerro, quien de ser última la opción de un plantel del que quizás muchos hasta se burlaban, pasó a ser la gran figura de un partido clave que posiblemente haya sellado el pasaporte del Ciclón como futuro campeón del torneo Apertura.

Retrocediendo el tiempo, lo lógico era que Ronaldo Martínez abandone Cerro y busque un lugar en el que lo valoren. Churín, Haedo y Ortigoza eran las competencias que tenía a inicio de año. Apellidos pesados que lo hacían diminuto en todos los aspectos.

Todos los nombrados fueron cayendo y el fútbol le hizo un guiño al chico cuyo padre le puso el nombre de uno de los mejores delanteros de toda la historia.

¿Suerte?, ¿casualidad?, ¿destino? Llamale como quieras, pero nadie le saca la virtud de la perseverancia a un jugador ninguneado hace años por el propio Cerro y que ha tenido que buscar darle continuidad a su sueño, incluso hasta en un torneo aficionado como el Torneo Regional Federal Amateur,  que vendría a ser la Cuarta División del fútbol Argentina.

Y mirá cómo el fútbol premia a los que no tiran la toalla, a los que desafían las malas, esperando algún día una buena, sabiendo incluso que podría no llegar.

Toda una vida en Cerro, siendo "tirado" en la Reserva - torneo en el que seguramente rompió algún récord de tantos goles anotados - e ignorado por la obsesión que tiene la directiva de traer jugadores improductivos y de mucho costo. Aún así, siempre puso la cara para cualquier necesidad, recibiendo el famoso "te vamos a estar llamando" por parte de los entrenadores de turno.

El fútbol le tenía una última prueba en el club que él siempre quiso brillar y le puso en frente a la persona indicada, la que tiene la varita para transformar todo y cambiar escasez por suficiencia: Francsico Javier Arce Rolón. "Chiqui" le comprometió, exigió una oportunidad para Ronaldo, pero dependía del "chico" de 24 años, con solo 16 partidos en Primera, que a pesar de tener esa edad, es un novato.

Sin mostrar demasiadas virtudes técnicas, Martínez exhibió poseer cualidades indispensables para cualquier delantero, como es la intuición y el optimismo en el área rival. Optimismo, la palabra clave que refleja además su carrera deportiva.

No es, ni será titular seguramente en Cerro, pero se ganó el puesto de sustituto inmediato de Churín y el fútbol le volvió a sonreír a quien para muchos debe ser un ejemplo de no rendirse hasta lo último. Está a nada de ser campeón y con un sello suyo, ya que esa victoria ante General Díaz le dio medio título a Cerro.

Ronaldo Martínez deja una gran enseñanza a los chicos que pelean día a día por un sueño: Nunca es tarde.

 

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Un necesario baño de realidad

Por Christian Pérez /@chrisperezz7

¿Cómo le hacés entender a un equipo tan ganador que es tiempo de renovación? Renovación, sí, pero quizás ni siquiera de plantel o mucho menos cuerpo técnico, que increíblemente muchos se atreven a pronunciar. Sino de esquemas, ciertos jugadores, variables tácticas ofensivas y defensivas, como así también la necesidad de una sacudida hombre por hombre para volver a despertar esa necesidad de competir y ganar.

A Olimpia se le fue el torneo Apertura, el equipo de Garnero hace rato da signos de incomodidad futbolística y para un plantel que ha arrasado en los últimos 4 torneos es difícil de entender, reconocer y asumir una renovación de objetivos.
Hoy, la obligación y la meta del Franjeado debe ser encontrar de nuevo una armonía futbolística, y una idea alterna con la que los jugadores se sientan satisfechos. El estilo de Garnero es irreprochable y de lo mejor que se ha visto en los últimos tiempos, pero agregar variantes a ese estilo de juego, es el gran déficit hasta ahora. Los tiempos cambiaron y aparecieron competidores similares.

Cerro terminó por darle la dosis de realidad que necesitaba a Olimpia. Si bien esa victoria no lo noqueó totalmente en el torneo, le dejó en claro que este confundido equipo de Olimpia perdió competitividad y en base a estos jugadores, tiene escasas posibilidades de pelear en una Copa Libertadores colmada de millonarios y jugadores “top”.

Las mayoría de las victorias tapan casi siempre los defectos. Luqueño, Guaireña, San Lorenzo, Guaraní y el propio 12 de Octubre (en el primer tiempo) habían desnudado notablemente la falta de variantes y el bajón pronunciado de ciertas individualidades, que lógicamente repercuten y dejan al descubierto un pobre nivel colectivo.

Pedirle cambiar la idea de juego a Garnero sería ridículo, inaceptable para cualquier amante del fútbol, pero modificar esquemas sobre la marcha, probar variantes de acuerdo a los rivales y jugar sin pelota, es una obligación que el DT debe implementar para no autoboicotearse.

Por mí, Alfredo Aguilar que salga las veces que quiera y pueda con la pelota, como el primer cerebro que articule el rompecabezas de toques. Tomar riesgos es parte del fútbol, que muchas veces castiga las buenas intenciones, haciendo solamente notar un árbol (Aguilar) y no el bosque.

Golpear el tablero

Más arriba hablamos de modificar esquemas. El 4-4-2 clásico de Daniel Garnero es marca registrada y memorizada ya por los rivales. Sin las fichas correctas o individualidades bajas, hay que golpear el tablero y adecuarse a los jugadores que sí rinden. Otro de los pocos dibujos que llegó a usar el DT fue el 4-1-3-2, con Domingo como guardaespaldas, pero ante rivales “flojos” y pocos agresivos.

Los dos volantes centrales no son suficientes ante equipos de igual ambición, que le sacan la posesión a Olimpia. Richard Ortiz, con un decaimiento físico muy evidente, no basta para cuidar a todos. Nicolás Domingo es el jugador más criterioso que tiene el equipo con pelota, pero sin ella, es uno menos. Tiene poco recorrido, mucha lentitud y siempre llegar tarde a las coberturas.

¿Entonces? Si ya sabés que con ellos no es suficiente, ¿no es conveniente poner a uno más para no exponerse tanto? Sí, hablo de Rodrigo Rojas, quien no es de la mesita de luz de Garnero, pero es demasiado necesario para este equipo. Y aunque el DT no lo acepte, “RR8” siempre jugó por los buenos resultados y presión de arriba. Ahora apenas pestañeó el equipo y el primer sacrificado fue él.

Ya no alcanza con algunos…

Olimpia se ha dado el lujo en los últimos años de improvisar en ciertos lugares, como el lateral y volante izquierdo, que no ha podido cubrir desde la salida de Mendieta.

Cuestionar a “Tito” Torres no tiene sentido. No puede dar más de lo que tiene y como lateral izquierdo ha dado incluso más que cualquier otro. Limitaciones defensivas siempre tuvo, pero fue de los pocos que con actitud suplió sus defectos.

Pero el pobre Torres es solo un árbol del enorme bosque (defensa) lleno de villanos. Gran parte de los problemas defensivos no son responsabilidad suya, a excepción del clásico.

Jorge Arias ataca mejor de lo que defiende. Se lo destaca por la capacidad de distribución y pelotazos tan precisos, pero no así por salvar jugadas de gol y ganar en duelos individuales. Eso dice algo, ¿no? Si bien es necesario que los nuevos defensores sepan con el balón, no pueden carecer de cualidades para defender.

Las vacas sagradas (Alcaraz y Leguizamón) del fondo fueron borradas después del papelón ante Luqueño. Diego Polenta nunca está en forma y Carlos Rolón es el único que da la cara regularmente. Evidentemente es hora de renovar la última línea.

Pasando de posiciones, encontramos a un Alejandro Silva totalmente confundido. Desesperado por justificar la gran inversión y prácticamente solo se ha carcomido la cabeza. Demasiadas oportunidades para tan poca retribución.
Y si hablamos de jugadores que desaprovechan chances, ahí está Tabaré Viudez, quien de no ser por un par de goles en los clásicos, tranquilamente podría ser los refuerzos más improductivos de la era Trovato.

Aquí no hablamos de talento, porque a Viudez le sobra, sino es inaceptable que un futbolista apenes juegue 5 a 10 partidos por año.

También hay que hablar de la “Roque dependencia”. En los dos últimos años ha sido el mejor jugador del fútbol paraguayo. Y queda evidenciado que lo de Santa Cruz es demasiado preponderante. Siempre ha sido un bombero para salvar partidos complicados, que luego terminaron en goleadas, que tapaban los defectos, obviamente no visibilizados en momentos de gloria. Físicamente el capitán no está en su plenitud y repercute notablemente en Olimpia.

¿Y ahora?

¿Y ahora qué? Lo lógico sería buscar un sentido a cada partido.

Aunque boca para afuera en el Franjeado hablan de pelear el torneo, en el análisis objetivo se sabe que sería hasta algo milagroso ganar todos los juegos que quedan y que Cerro tenga que tropezar en tres partidos.

Con un torneo prácticamente perdido, podría ser momento de consolidar a los mejores jugadores del último Mundial Sub 17, como Diego Torres y Diego Duarte o probar mediocampistas como Marcos Gómez, entre otros. Olimpia había exhibido que joyas le sobran a su cantera y le ha dado buen ingreso económico. La última gran prueba, Erik López.

Además de un profundo autoanálisis, el campeón deberá centrarse en recobrar la ambición, volver a activar el espíritu competitivo, consolidar nuevamente una base sólida y poner ultimátum a los que piensan que están de vacaciones en Olimpia.

A pesar de todo expuesto, para quien escribe, el tetracampeón sigue teniendo a uno de los dos mejores entrenadores del fútbol paraguayo, pero es momento de sacudirse y analizar el bosque árbol por árbol...

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