Pablo Noguera: El sueño de un niño prodigio que luego terminó en pesadilla

Por Christian Pérez

Contacto: christian.perez@gruponacion.com.py/TW: @chrisperezz7

Debutó a los 15 años, solo necesitó 15 minutos para hacer su primer gol en Primera y un par de partidos para ponerse la cinta de capitán en Fernando de la Mora, en un equipo que tenía figuras como Héctor “Matador” Núñez, Maxi Biancucchi, entre otros. Cumplió el “sueño de pibe” al ser transferido inmediatamente a Cerro Porteño, con el que logró gritar campeón. La historia de Pablo Noguera era perfecta, de ensueño y un logro que quizás 1 de cada 100 chicos puede lograr, pero…

El destino y el fútbol también le enseñarían el lado más ingrato de este deporte. Era llamado a ser el nuevo goleador del futbol paraguayo e incluso ya tenía sondeos del fútbol de Europa, pero la vida pone pruebas en cada profesión y oficio.

Un día normal de práctica iba ser el más fatídico de su carrera y el momento cumbre en el que se apagó su brillo como joven estrella del fútbol paraguayo. Dudaba entre ponerse el viejo botín de siempre, que ya conocía a la perfección sus movimientos y se adaptaba a cada gambeta o el nuevo y novedoso calzado que estaba de moda. Este tenía unas curvas raras y tacos distintos.

Hasta ahora lo piensa y recuerda como si fuese ayer. Hasta se recrimina por qué usó ese calzado. En una corrida había gambeteado y burlado a Fidel Amado Pérez, “uno que no te perdonaba nada ni en la práctica”. Pablo Noguera dejó atrás al defensor en el entrenamiento e intenta hacer un giro inesperado, el botín se queda clavado en el pasto de la vieja Olla y la rodilla gira completamente. Un ruido fuerte deja en silencio a todos en el entrenamiento y Pablo ya sabía que le esperaba lo peor.

Pablo Noguera tuvo grandes momentos en Cerro. Foto: Archivo de La Nación.

Le tocó el obstáculo más duro de un futbolista: la rotura de los ligamentos cruzados, una desgracia que acabó con su carrera prácticamente en la etapa más dulce de su carrera.

Tras ser capitán en Primera División con tan solo 15 años y luego coronarse campeón con Cerro Porteño, jugando la gran mayoría de los partidos y como titular, se vino todo lo malo para aquel elegante y prodigioso definidor nacido en la cantera de Fernando de la Mora del barrio Palomar.

Hoy, con 30 años se retiró del juego, luego de atravesar enormes dificultades y pruebas que le puso este bendito deporte, que muchas veces también tiene su lado maldito. Vive en España con su familia, una nueva lesión le impidió jugar en la Tercera División de ese país y ahora solo quiere especializarse en la dirección deportiva para estar ligado siempre al fútbol.

En charla con VERSUS, Pablo Noguera habló sin complejos y relató las dos caras que le mostró el fútbol: la del éxito tempranero y la de los obstáculos para mantenerse (lesiones, ninguneo de clubes y agentes).

El delantero jugó 13 partidos en Fernando de la Mora, anotó dos goles y luego Cerro ya lo compró inmediatamente en la era Luis Pettengill. En el Ciclón aportó conversiones claves para el famoso campeonato del “1 a 0” del 2009, con Pedro Troglio como DT.

 

Debutaste a los 15 años ya en Fernando. ¿Cómo fue ese debut en Primera tan rápido?

  • En Fernando fui goleador en la Sub 15 y ya me subieron directo a la Primera. Para mí era increíble. Imaginate, “Matador” Núñez era delantero y era capitán, pero se lesionó en el último entrenamiento. Yo no iba a ir ni convocado. Debuté (2006) y ya hice un gol.

Debutaste, hiciste gol, pero ¿cómo te hiciste capitán con solo 15 años?

  • En esa época estaban varios buenos jugadores y conocidos, pero a mí me querían mucho. Después de 5 partidos de haber jugado, “Matador” Núñez le dijo al DT que a mí me tenían que dar la cinta. Él se quitó y me dio a mí. Yo entiendo que quería darme más confianza y además porque era de la casa.

Luego de esa temporada ya te fuiste a Cerro… ¿al plantel de Primera directo?

  • No. Fui para las inferiores primero. Salí goleador en la Sub 20 y Reserva. Pero igual, no creía, era algo irreal todo para mí. Comenzaba recién en el fútbol y me compra el club más grande del Paraguay.

¿Quién te subió a Primera y con quiénes competías?

  • De ser goleador y campeón en Reserva, Troglio y su ayudante Bernay pidieron por mí. Imaginate, estaba junto a “Tigre” Ramírez, Juan Manuel Sara, “Cachi” Ferreira, y otros más.

¿Cómo recordás aquel 2009?

  • Cambió toda mi vida ese año. Debuté y 15 minutos después de entrar ya metía ante el 3 de Febrero. Te digo, todo cambió después. La gente ya te miraba diferente. Ganábamos todo y aunque el sueldo era poco, el premio era mucho (G2.500.000) porque ganábamos de seguido todos los partidos. Jugué casi todos los partidos y cumplí el sueño de ser campeón con 18 años.

Campeón con Cerro, figura en varios partidos, pero ¿qué pasó de Pablo Noguera después?

  • Estaba en mi mejor momento, salimos campeón y volvimos de la pretemporada, de Brasil. Recuerdo demasiado bien. Luego de volver, en el primer día de entrenamiento en la Olla me estaba marcando Fidel Amado Pérez. Salí de él, corrí y yo solito al girar, se me traba la rodilla, que hace un ruidazo. Eso marcó mi carrera. Y ahí fui para abajo. Hasta me habían comentado que iba a ir Francia. No te imaginás el bajón que tenía.

¿Esa lesión acabó con lo que pudo hacer una brillante carrera tuya, creés?

  • Mi lesión me cambió todo. El punto clave y me cambió la vida. Me repercutió en lo psicológico y en lo físico. Me afectó demasiado siendo un juvenil todavía. Hace 10 años no era como es ahora. Acá te operaban y te dejaban la rodilla un chorizo.
    Siempre al acostarme me ponía a pensar: ¿Por qué usé ese botín?, ¿por qué me pasó eso? Algunas personas me decían que ese taco era malo. Yo tenía otros botines tradicionales redonditos. Pero bueno, por algo pasan las cosas.

¿Qué pasó con la recuperación y el después?

  • Fue muy lento todo, se me complicó, casi un año me costó volver. Quise probar muy rápido y tuve una recaída. Comencé de nuevo en la Reserva. Pero siempre tenía molestias y cosas así. Luego de volver fui a préstamo a Sol. Jugué muchos partidos ahí. Volví a Cerro en el 2011 y ya no me renovaron.

¿Te abandonaron en las malas?

  • Creo a veces el fútbol es injusto, ingrato, pero te hace disfrutar de muchas cosas. Hay que disfrutar el momento, es lo que pienso ahora. Al no ser quizás el mismo, Cerro ya no me renovó y ya no quería esperar a que vuelva a ser el mismo. Hasta mi representante en ese entonces rescindió el contrato. Eso por ejemplo. Cuando jugaba, por día me llamaban los representantes y después…

Al salir de Cerro despareciste prácticamente, ¿por dónde anduviste?

  • Psicológicamente ya me afectó no seguir en Cerro. Ahí ya quise dejarme nomás ya del fútbol. Estabas ahí tan alto, arriba y de repente se viene todo para abajo. Es como un agua fría que te derraman en la cara. Estuve como seis meses parado, no quería saber más nada, pero César Castro (DT) me convenció para ir a Santaní y estuve casi 2 años ahí. Luego jugué en Martín Ledesma en Intermedia también y algún club de la Liga Central.

¿En qué momento te diste cuenta que lo del chico prodigio ya pasó a ser un lindo recuerdo y que todo había cambiado?

  • De a poco te vas viendo la realidad. Ya no era lo mismo. Si bien comencé en un club de Intermedia, me había acostumbrado a ser jugador profesional. En Cerro, tenés lujos, tenés todo. Te levantás, te sirven el desayuno, te dan vitaminas, luego del entrenamiento igual y te dan todo.

Ahora estás por España, ¿cómo fuiste a parar ahí?

  • Ya tenía mi señora y una familia. Mi esposa tuvo una buena propuesta de trabajo aquí y vinimos a Madrid en el 2016. Vine a jugar en la Cuarta División. Me fue bastante bien, luego fui a otro club mejor y campaña tras campaña, llegué al Mostoles, de Tercera División y nuevamente tuve un problema de lesión. En una de las prácticas sufrí una fisura transversal de columna. Ya fue hace un año y medio. Con eso prácticamente ya dejé el fútbol. Tengo 30 años, mi idea es querer colgar el botín por el tema de la lesión. Quiero estudiar para ser DT. Estoy por empezar, para ver si alguna vez volvemos a Paraguay.

Por último, ¿te reprochás algo?

  • Para nada. Feliz de cumplir el sueño de todo pibe, jugar en Primera, en Cerro y ser campeón. No llegué a ser un gran jugador, pero nadie quita que cumplí mi sueño.

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Así vive Paulo Da Silva sus días de cuarentena

POR IRENEO ACOSTA ROMERO.

En esta etapa de la vida profesional de un jugador, la pausa viene bien a muchos para consolidarse en la vida hoga­reña. El zaguero Paulo César Da Silva abrió las puertas de su residencia a La Nación para mostrar sus activida­des y comentar todo lo que hace en este periodo de cua­rentena.

“Debemos adecuar­nos al tiempo hoy día. La rutina diaria comienza con el desayuno entre frutas y jugos y por ahí un cafecito”, destaca. Paulo cuenta “no sé hacer el asado. Siempre recurro a mi esposa o ami­gos para la cocina. Pero, ade­más, lo que sí me gusta cocinar es una buena pasta con salsa. Me gusta y cuando puedo le meto con todo”.

“El tereré es infaltable. Sea la hora, siempre mi termo me acompaña. La tarde es para diversas activida­des”, reconoce. “Realizo el entrenamiento en el gimna­sio siguiendo los pasos del cuerpo técnico. Mucha acti­vidad con los hijos, Paulito, Bruno y Lucas, con el billar, futbolito, videojuegos o si me dejan, mi diversión es el pokemón, tengo la aplicación en mi teléfono y juego bien en serio como un mitã’i más”, explica sonriendo.

Un ameno partido de futbolito con su hijo Lucas. De fondo, su gran colección de camisetas. FOTO: NÉSTOR SOTO.

EL RETORNO
Paulo considera que “todo se hace para estar bien. Cuando se hagan las evaluaciones veremos cuándo volveremos a entrenar y después jugar. Como dice el ministro, es mejor hoy cuidarnos todos sin apresurar la vuelta. Debemos adecuarnos todos al proto­colo. No debemos saludarnos con los abrazos, los feste­jos deben ser individuales y seguir las recomendaciones. Hacer los 5 cambios, todo será para bien y poco a poco se vol­verá a la normalidad”, asegura.

Su experiencia quiere seguir volcando sobre el fútbol. “Soy técnico recibido, pero no pienso en dirigir. Quiero ser gerente deportivo o coor­dinar un plantel o ser nexo entre un grupo y los diri­gentes. No pensé aún, por­que por ahora termina mi contrato, pero de eso no me apuro, porque el presidente me dijo que debemos volver y cerramos. Eso no me quita el sueño en absoluto”, puntua­liza el zaguero.

El capitán no descuida su preparación. FOTO: NÉSTOR SOTO.

En una amena charla contó anécdotas, historias de sus pasos por los clubes y paí­ses donde estuvo. Mostró la colección de camisetas y trofeos ganados a lo largo de su carrera. Hoy defiende a Libertad y quiere reti­rarse con un título de cam­peón para levantar la Copa con su amigo “Patito”, refi­riéndose a Sergio Aquino, el más veterano en el fútbol en la actualidad.

Fuente: La Nación - Impreso

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“Tengo esta tonada, pero mi sentimiento por Paraguay nunca va a cambiar”

Por Christian Pérez/ TW: @chrisperezz7

“No es por vender humo o para que a uno le tiren flores, pero aunque tengo esta manera de hablar (tonada), yo nací en Barrio Obrero, en el hospital de Barrio Obrero y los sentimientos no los cambié nunca, a pesar de esta tonada que algunos critican”.

Es uno de los extractos de la extensa charla con el futbolista paraguayo más ganador de torneos internacionales, Claudio Morel Rodríguez, quien se muestra orgulloso de sus orígenes y de haberse criado entre 10 Proyectadas, Alberdi, donde estaba la casa de su abuelo, como así también las calles 15 de Agosto, Atenas y 14 de Mayo, pegados a su querido Presidente Hayes, en el populoso Barrio Tacumbú de Asunción, donde comenzaba a patear las primeras pelotas.

El cariño a Paraguay lo resalta en cada línea y con el correr de la conversación va teniendo más sentido. Morel, quizás el mejor lateral izquierdo en la historia de selección guaraní, recuerda siempre los cuestionamientos hacia él, su tonada (hizo toda su carrera en Argentina) y los famosos episodios en los que no se le veía cantar el Himno Nacional, tanto en la Copa América de Venezuela, como en las Eliminatorias.

La magnífica charla entre el multicampeón continental que hoy vive en Buenos Aires y esta página, se da en medio fechas especiales, como la Independencia del Paraguay y el día de la madre (para nuestro país). Justamente el cumpleaños de doña Teresa, su progenitora, fue en estos días y aunque sabe que no es una nota que será publicada al instante, igual aprovechó para saludarlo. “Quiero decirle que la adoro y que pronto nos veremos”, señala, convencido de que el mensaje llegará, aunque igual tiene contacto con su mamá cada día.

Claudio Morel Rodríguez es hijo del famoso goleador Eugenio Morel, campeón de América con Paraguay en 1979. Le tiene una admiración tremenda a su progenitor, tanto como persona y jugador. Si bien ganó tres Copa Sudamericana, una Copa Mercosur, una Copa Libertadores y tres Recopa Sudamericana, para el lateral zurdo, lo que consiguió su padre, quizás puede ser más importante que sus 8 títulos continentales.
Morel Rodríguez es el hombre récord además de la Copa Sudamericana. Hasta ahora es el único jugador que pudo levantar 3 veces ese trofeo. Conquistó dos con Boca Juniors y una con San Lorenzo de Almagro.

Relajado, tras hacer las tareas de la casa y ver que los chicos están haciendo los deberes, se soltó y habló de todo, con total naturalidad. Además de su amor por Paraguay y la selección, cuenta de lo que aprendió en el fútbol amateur. Realmente su carrera profesional terminó en Paraguay, exactamente en 12 de Octubre, pero su aventura en el fútbol no tuvo final ahí. Tuvo aventuras por el fútbol del interior de Argentina, como por ejemplo al vestir la camiseta Maderense, un club de la Liga Amateur de Pehuajó. Cada fin de semana tenía que recorrer 900 kilómetros aproximadamente para un solo partido. Asegura que la pasión la sigue teniendo como el primer día y eso le da energías.

Posteriormente fue a disputar el torneo del Federal C argentino (Quinta División), con el Racing de Madariaga. En los últimos tiempos se puso a jugar y dirigir en los torneos de La Asociación Deportiva Country Canning, obviamente mucho más amateur. Pero a él poco le importa: “Yo quiero ganar siempre”, resalta con mentalidad ganadora de siempre.

  • ¿Qué hace Claudio Morel Rodríguez en este tiempo de cuarentena?

Hago de todo en casa. Desde la cocina, jardinería, limpiar la piscina. Hacemos un poco de tarea con mis hijos (Tiziano y Eliel). También jugamos al fútbol y entrenamos a la tarde.

  • ¿Película, algo de PlayStation?

Netflix es fundamental. Todo lo que sea fútbol, a full lo vemos con ellos. La Play la dejé hace 2 años, porque mis hijos juegan increíble y siempre me goleaban. Encima te gritan los goles en la cara. No, eso no se puede. No me gusta perder y con ellos es imposible.

  • Cambiando un poco de tema y hablando de tus últimas experiencias en fútbol, ¿cuál fue tu última aventura?

Antes de que pase todo esto, estaba jugando un torneo de la Asociación Deportiva de Country Canning. Estoy en dos categorías: mayores de 30 y 40. También dirijo unas categorías menores y me encanta.

  • Antes de eso estuviste por ligas regionales, a kilómetros de tu casa. Después de ganar tanto, ¿qué te motivaba a seguir dándole a la pelota?

El fútbol yo lo vivo con la misma pasión de siempre. No quiero perder nunca, me exijo como mi primer partido. Estuve primeramente en Maderense, en una Liga Regional. Tenía que recorrer más de 400 kilómetros de ida y lo mismo a la vuelta, obviamente.
Luego fui a Racing de Madariaga, en la Federal C. Me quedaba como 3 horas de viaje.

No jugás en un estadio con 50 mil personas, son 2 mil los que están en la cancha, pero se vive con la misma pasión, por más que sea un vestuario chiquito y no tan cómodo.

También me di el gusto de jugar fútbol playa compartiendo equipo con mi hijo mayor. Participamos en la liga profesional de Argentina, eh.

  • Y contanos cómo fue esa experiencia en el fútbol no profesional…

Lo disfruté mucho. Por lo que uno consiguió en el fútbol, al principio te tratan algo diferente, pero les hago entender que todos somos compañeros. Los más chicos me preguntaban cómo era el vestuario de Boca, de San Lorenzo. Muchos me miraban y no creían tanto. Es que antes hasta usaba vinchita para atajar mi pelo y en ese tiempo jugaba pelado (risas).

  • ¿En el fútbol amateur encontraste más sinceridad por decir, que en el fútbol profesional?

Yo creo que hice más amistades en el fútbol amateur que en toda mi carrera profesional. Con eso no te digo que no hice cuando jugaba en clubes y selección. Te digo algo, yo siempre fui el mismo, antes de ser jugador, cuando fui profesional y ahora. A ver, no lo hago para que me feliciten, es una forma de ser, porque tuve unos padres que me educaron sobre lo correcto y me inculcaron el respeto.

Pero como en todo ámbito de la vida, en el fútbol no todo es lindo, hay mucha envidia. Los que te miran de reojo y te sonríen con poca sinceridad.

  •  ¿Qué te dejó el fútbol?

Y mucha gente maravillosa. Amigos, amigos reales, pocos, pero los valoro al máximo. A nivel material conseguí todo gracias al fútbol. Por suerte puedo darme mis gustos y mi familia está bien, que es lo que más me importa.

  • Para muchos, el fútbol tiene su crueldad. Estás en buen nivel y sos un ídolo, pero si no estás rindiendo o ya te retiraste, poca gente te recuerda… ¿Es así?

Tuve la gracia de Dios que me tocó ganar muchísimas cosas en el fútbol y hasta el día de hoy me recuerdan, tanto de Boca, como la selección. Pero a veces me pongo a pensar y quizás en su momento, había periodistas o conocidos que no me dejaban dormir y al día de hoy ya no te envían un mensaje. Es ahí donde uno va seleccionando a personas. Cuando estabas arriba te llamaban todos los días y ahora…

  •  Es un tema sensible, pero tenía que preguntarte: ¿En su momento te tocó ser discriminado por ser paraguayo, ya sea en Argentina o España?

Alguna que otra vez al que se le escapaba algunos temas despectivos, le dejé muy en claro sobre mí y el respeto que hay que tener. Está el “paragua” despectivo que sabés bien por el tono, pero también está que es con respeto y cariño. Alguna vez eso de muerto de hambre también escuché, pero como te dije, depende de uno hacerse respetar.

  • Entonces, te hiciste respetar y dejaste en claro en orgullo de ser paraguayo…

Somos todos iguales, como al comienzo de la charla te dije. Si a mí me respetás, yo te respeto a vos. Me tocó estar en España, allá usan mucho el "sudaca" despectivo. ¿Porque sos europeo, sos más? No amigo, la nacionalidad no te define como superior o inferior.
No es por vender humo o para que a uno le tiren flores. Tengo esta tonada, esta manera de hablar, pero yo nací en Barrio Obrero, en el hospital de Barrio Obrero y mis sentimientos no los cambié nunca, nunca va cambiar.

Morel Rodríguez tuvo su paso por el fútbol español, en La Coruña. Foto: AFP
  • Pasemos al tema selección: ¿Por qué cuesta tanto encontrar un nuevo Morel Rodríguez?

Mirá, para mí no es cuestión de apellidos. Estuve en el fútbol paraguayo el último año y medio de mi carrera profesional. Me di cuenta que ahí no se trabaja, no se busca eso. Nadie busca perfeccionar o pulir a un lateral por decirte. Eso se hace desde las inferiores.
Hoy día los chicos te dicen que quieren ser Messi, Ronaldo, Agüero y no se les guía diciéndole que tienen potencial para ocupar otras posiciones.

  • Sos un histórico, palabra autorizada, ¿por qué Paraguay fracasó tanto tras la camada de Sudáfrica 2010?

Esa palabra, no. No me gusta la palabra fracaso, menos con la Albirroja. Hubo muchas cuestiones. No quiero que se tome a mal, pero pienso que dejamos la vara muy alta y seguramente no se hicieron bien las cosas. Mucho no puedo hablar de lo que no viví.

  •  ¿Por qué era tan especial ese grupo que se formó con Gerardo Martino?

La selección de Sudáfrica tenía las famosas cuatro patas de la mesa: cuerpo técnico, jugadores, dirigentes y la gente. Todos estaban convencidos. En aquella selección todos éramos iguales. No importaba qué ganaste, en qué club jugabas. Ahora pienso y se me eriza la piel. Vos mirabas las calles y la gente salía a la ruta para verte pasar. Imaginate, esa gente te vía dos segundos en el bus y estaba más que feliz. De corazón, eso no tiene precio. Lo voy a decir siempre, la plata no va a poder comprar nunca ese cariño que sentimos.

  • - Hablanos del “Tata” Martino…

El “Tata” Martino fue el mejor entrenador de mi carrera y nunca lo tuve en un club, con eso te digo todo. Él tenía todo. Sabía cómo manejar el grupo, cómo le llega al jugador. Tenía un carisma y una facilidad para convencerte.

  • Esa unidad del que hablás fue sin dudas clave y se notaba, pero ¿había alguien con el que mejor te llevabas? En muchas fotos se te ve muy cercano a Édgar Barreto, por ejemplo.

Uff, los quiero a todos. A mí me cuesta mucho eso de mensajear y escribir seguido con mis amigos. Y tenés razón lo de Édgar, compartía bastante con él en la selección. No le mensajeo seguido, pero es de las personas que más aprecio. Es un ser humano excelente. Disfrutaba mucho cuando estábamos en la selección. Es uno de los tipos más geniales que conocí. Yo concentraba con Cristian Riveros y el poco tiempo nos alcanzaba para charlar de todo con Barreto.

Morel Rodríguez y Édgar Barreto. Foto: AFP

Sonará masoquista, pero es inolvidable el partido épico contra España. ¿Recordás ciertas imágenes mentales de aquel juego?

No lo dudes. Tengo cada una de las imágenes en mi cabeza. Escucho el momento exacto del silbato final. Solo queda angustia. No hay nada para reprocharse, pero igual, enseguida uno se pone a pensar en ¿por qué no hicimos esto o lo otro? Me acuerdo el abrazo con Bonet, después se acerca Rambert a hablarme. De los españoles no recuerdo ni qué me dijeron.

Entramos al vestuario y si bien algunos no paraban de llorar, otros con impotencia, nos miramos todos la cara y nos dijimos que nadie se puede reprochar nada. Dimos todo. Los que fueron al dóping, dijeron que los españoles no podían creer lo que habían sufrido. “Pensamos que quedábamos afuera”, dijo uno de ellos.

Todo Paraguay quedó devastado tras caer ante España. Foto: AFP
  • El penal de “Tacuara”…

Cuando estabas allá arriba sos el mejor, y cuando fallás, sos el peor. Contra Japón, “Tacuara” era el ídolo máximo, pateó espectacular, hicimos historia. ¿Y porque falló ante España es el peor del mundo? No. Hay que tener esa personalidad para patear. Él tuvo y siempre tendrá el apoyo de todos.

  • ¿El de España fue el partido más importante de tu carrera?

No. Para mí, el de Italia, el primer partido del Mundial. Toda una vida se te cruza. Son 30 años que pasan en segundos. Desde los 7 u 8 años juego futsal y siempre imaginaba eso. Mi sueño siempre fue ser profesional y defender los colores de la selección paraguaya. No lo cambiaría por nada en el mundo.

Muchas veces se cuestionó por qué algunos no cantábamos el Himno Nacional en las Eliminatorias. El hecho de no cantar, no significa que sienta menos los colores.

Te digo algo. Me di el gusto de cantar el Himno Nacional en mi primer partido en un Mundial. Y fue ante último Campeón del Mundo. Ahora lo recuerdo y se me eriza la piel. Eso no me lo va a quitar nadie.

  • Es hasta ridícula la pregunta que te hago, pero si podrías retroceder el tiempo, ¿cambiarías algún título ganado por haber ganado ese partido contra España?

Pasó algo así hace poco con Junior Alonso aquí. Obviamente que me hubiera gustado. Hubiese dado cualquier cosa por ese partido. Pero hablar de suposiciones no tiene sentido. Es como decir, ¿qué hubiese pasado si teníamos a Salvador Cabañas? Son cosas que tiene la vida y hay que aceptar.

Me hubiese gustado ganar algo como mi padre, pero no se pudo. Igual mi orgullo por él va más allá de haber sido jugador. Lo adoro como persona.

  • ¿Sos de mirar fotos o videos de tus partidos?

De coleccionar, poco y nada, pero hoy en día están repitiendo finales de Libertadores con Boca y la de San Lorenzo. Ahora lo disfruto mucho más. Mis hijos ven conmigo, pero nunca van a ver una jugada mía, sí alguna que otra patada (risas). Lo que más me dicen es que por qué usaba pelo largo y tenía la vincha, ja.

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