Sportivo Luqueño atraviesa por una de las peores crisis de su historia. Es que el problema no solo es deportivo, sino también institucional, financiero y por si fuera poco, ni siquiera tiene un estadio para disputar sus partidos.
Lo que se venía especulando y hablando hace rato, este lunes se terminó por confirmar, que es la renuncia de casi toda la comisión directiva. Cerca de 14 personas renunciaron y dejaron al club acéfalo de autoridades, extendiendo el caos de la institución en todos los campos.
Luqueño está hundido en incontables problemas. Adeuda un par de meses a su plantel de jugadores y empleados del club. Tiene compromiso económico no cumplido con varios futbolistas que ya no están, en concepto de salarios caídos, premios por mantenerse y clasificar a la Copa Sudamericana.
Movimientos raros
Tiene decenas, de demandas de exfutbolistas, entrenadores y hasta empleados despedidos de la institución. La gran esperanza económica era la venta del juvenil Blas Armoa, que hasta ahora no se concreta y además la operación tiene varias cuestiones muy raras, como la compra del pase del futbolista.
El extremo por derecha fue adquirido por un grupo empresarial, pero los pases no pueden pertenecer a S.A. y por lo tanto sigue en Luqueño. El propio presidente de la institución, Celso Cáceres reconoce que deben cobrar aún cerca de 700 mil dólares, pero recién serían abonados cuando el jugador llegue a la Major League Soccer, algo imposible por ahora, por el problema de la pandemia.
Esos son solo algunas cuestiones raras de Luqueño, que además ya sirvió de puente a varios futbolistas uruguayos para ser transferidos al exterior.
Sin estadio
Por si fuera poco, ya son casi dos años que el equipo deambula por todo el Departamento Central para disputar sus partidos de local, ya que tiene el estadio suspendido por peligro de derrumbe. Desde mitad del 2018, ni siquiera se ha puesto un ladrillo para intentar reestructurar y solamente fueron promesas y palabras en el aire. En los últimos tiempos la directiva fue sincera y argumentó que no posee fondos para cumplir con lo que exige la APF.
Como cereza a la torta, una vez más, el Auriazul pelea esta temporada por no descender, aunque por la pandemia, hay chances de que ningún equipo pierda la categoría.
Acaricia el descenso
Luqueño, dirigido hoy día Hernán Rodrigo López, solamente supera en promedio a General Díaz y al 12 de Octubre, que de seguir con su repunte, lo dejará en el fondo al Auriazul. En el Apertura, con 8 fechas disputadas, está penúltimo, con solo 5 puntos sumados.
¿Quién podrá salvar a Luqueño? Es la gran pregunta. El club está sumido en una profunda crisis total y el sendero parece no tener luz por ahora.