Insistir, persistir y nunca desistir: La gran historia de Antonio Bareiro

Por Christian Pérez/TW: @chrisperezz7

“Che rova’atã (soy caradura) legalmente”, es la frase que expresa cada tanto y la que define perfectamente su forma de ser, tanto en la vida, como en su desempeño dentro del campo de juego. Antonio Bareiro, un hombre no muy amigable con la exposición, ni los medios de prensa, se animó como muy pocas veces y reveló cosas inimaginables, en una charla imperdible con VERSUS.

Con un relajante mate, tras cumplir con la rutina física exigida por Libertad y el heredero (Mateo) a lado, custodiando todo, el “Demonio” se atrevió a revolver muchas cosas del pasado.

Animarse a salir de uno de los departamentos menos desarrollados del país como Caazapá, en busca de un sueño muy, pero muy lejano y superar complejos sobre pequeño porte físico, lo hacen un ejemplo a seguir para los que quiere pelear y siguen luchando por ser futbolista. Él reitera cada tanto que ser “caradura” tiene su recompensa y aboga el lema de “insistir, persistir y nunca desistir”.

Antes de comentar sobre su biografía íntima, pone en pausa la conversación deportiva y se pregunta cómo puede hacer para ayudar a personas necesitadas en el día de su cumpleaños. Bueno para poner en contexto. El próximo 24 de abril celebra 31 años, pero a diferencia de cualquier festejo “común”, Antonio Bareiro acostumbra de un tiempo a esta parte a autoregalarse algo invaluable: la solidaridad.

Normalmente hacía un gran almuerzo para compartir con vecinos y ayudar a la gente más humilde económicamente. Este año la cuarentena le puede crear problemas, pero de igual manera está pensando cómo hacer llegar víveres a las zonas más necesitadas de su lejano Caazapá. “Amoguahẽva’era oimehaicha (voy a hacer llegar como sea)”, exclama pensativo y luego se mete de lleno a la charla a la que le invitamos.

Infancia en Caazapá

Su infancia no tuvo abundancia en lo material, pero asegura que nunca le faltó amor con sus padres y sus hermanos. Su perfil laborioso dentro de la cancha no es coincidencia. Desde chico memorizó el vocablo: trabajo. Pelear día a día para conseguir logros a base de esfuerzo y sudor.

“Sinceramente no tengo vergüenza de nada. Orgulloso estaré siempre de toda mi infancia. Siempre trabajé. Desde los 7 años más o menos yo ya vendía empanada y chipa con mi hermano- También tocaba la campana en la iglesia y me pagaban. Salía a recorrer en la ciudad y vendía a G. 500 la empanada cuando eso. Recuerdo bien que mi mamá nos amenazaba, porque después de vender todo, queríamos ir a jugar billar (pool). Igual nos íbamos, pero luego ligábamos con todo”, recuerda sus épocas de inocencia mezclaba con su rebeldía característica.

https://www.youtube.com/watch?v=es7ZaggL16A

También trabajó como asistente albañil con su padre, que hasta hace poco se dedicaba a eso. A la par ya se destacaba en su club y en las selecciones de Caazapá.

“Por pesado y caradura”

Su llegada a la capital no fue de la manera deseada, pero de tanto insistir, le dieron la oportunidad. Cuenta que un día, el presidente actual de General Díaz, Jorge González y Julio César Yegros, exfutbolista de la selección paraguaya, fueron a ver un partido de Interligas, entre Caazapá y San Juan Nepomuceno.

El partido terminó 6-6 y Antonio Bareiro hizo cinco goles. ¡Locura! Los ojeadores habrán quedado maravillados seguramente con la actuación fantástica del pequeñín. ¡No! El directivo de General Díaz y Yegritos ya tenían en la mira a los futbolistas que quería y prácticamente no les importó el show del “Demonio”.

“No cambiaron de opinión y no me hicieron caso. Yo pienso también que mi estatura y mi físico tuvieron mucho que ver. Viste que a los jugadores chicos no es que se le quiere demasiado”, recordó decepcionado.

Pero aquello no iba a frenar su entusiasmo de aventurero. Se enteró que el hijo de su mejor amigo, “Galo”, iba a tener la oportunidad de venir a probar en General Díaz. Le insistió tanto que lo convenció de hablar con Julio César Yegros. “Todos los días le insistía y le invitaba a cenar. Pero era solo invitar, no tenía ni mil guaraníes. Él terminaba pagando siempre”, cuenta entre risas.

Finalmente tuvo el encuentro con “Yegritos”. Lo reconoció inmediatamente y le abrió las puertas de llegar a Asunción, el sueño anhelado por cualquier persona del interior. “Yo no tenía ropa ni mochila. Nada. Le pedí a mi hermano su única mochila y le dije que le compraría un auto cuando surja como futbolista. Le cumplí a medias, porque solo le regalé una moto hasta ahora”, revela.

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Llegó a la Sub 20 de General Díaz y según cuenta, tenía que sobrevivir con 50 mil guaraníes semanal que le daba el club, que por suerte le brindaba una pensión además.

Luego se aventuró a ir al Sportuvo Trinidense, que estaba en Primera cuando eso, pues en el Águila no le tenían en cuenta ni en la Intermedia. Ahí debutó en la máxima categoría y tuvo que pelear con la irregularidad de jugar a veces, no ser tenido en cuenta. Recorrió luego por Rubio Ñu, donde no tiene buenos recuerdos y luego retornó nuevamente a General Díaz para conseguir el ansiado ascenso a Primera.

“Cuando jugás en clubes chicos no te alcanza mucho y eso que era soltero. Yo vivía hacia Luque en una pieza de 3x3. Tenía una cocinita, un baño y mi ropero (trajo de Caazapá). A pesar de las malas, nunca pensé en abandonar el sueño. Tenía que aguantar un poco más y ser caradura como siempre”, dice con pruebas y sin dudas.

En uno de los tantos recuerdos también mencionó que estuvo cerca de jugar en Sportivo Luqueño, pero lo querían solo para la Reserva, con la que entrenó una semana y luego se “borró”, al igual que la persona que lo llevó y le aseguró que jugaría en Primera con el Auriazul.

El gran salto

Luego de tanto deambular, de insistir y nunca desistir, le llegó el gran premio: lo compra Libertad. Hizo una tremenda temporada con General Diaz y el Gumarelo a Olimpia y Cerro, que ya habían acercado ofertas.

Está en Tuyucuá hace siete años y es el segundo más antiguo en el club luego de Sergio Aquino. “Mi idea es alcanzarlo si se puede”, dice, aunque sabe que los 14 años del “Patito” parecen inalcanzables.

Su llegada a Libertad fue algo sorprendente, relata. Fue llamado para la pretemporada y aparece en Tuyucuá con un bolsón gigante con todas sus cosas, pero hasta pasó vergüenza por su inocencia. “Llego al vestuario con un bolsón enorme. Estaba el ‘Loco’ Pérez a mi lado, porque él también era nuevo. Yo obviamente calladito como todo nuevo. En una de esas, el utilero me trae una canasta gigante. Lo reviso y estaba llena de ropa de entrenamiento, calzas, toallas, hasta zapatillas. Tuve mucha vergüenza y enseguida llevé mi bolsón al auto. No sabía que no hacía falta llevar nada, porque en los clubes chicos hasta tu remera de entrenamiento tenés que llevar”.

Su vida cambió totalmente con el Gumarelo. Recompensó a sus padres. Le reconstruyó la casa y puso un lavadero a cargo de su papá. “A ellos no les falta nada. Le dije a mi papá que ese era su negocio ahora y como aún quiere hacer cosas, él sería el que maneje los gastos e ingresos”, reveló.

Una madurez necesaria

Algo que Antonio Bareiro recuerda mucho, es que en Libertad pudo dominar su mal carácter, a base de multa y también por un autoconvencimiento. “Un día dije: ‘No puedo seguir así, siempre tengo problemas dentro de la cancha y encima se me expulsa’”.

Pero una fuerte multa fue el que lo convenció definitavamente que debía de resaltar más por su juego, que por sus constantes discusiones dentro del campo de juego. “Creo que queda mal. Expulsarte por tonterías no da y le dejás a tus compañeros con uno menos. No es justo. Recuerdo que me multaron en el 2015 cuando me expulsaron ante River en el Monumental. Esa fue la última vez que me sacaron roja por una macanada”, reflexionó.

Con 30 años, a punto de cumplir 31, Antonio Bareiro siente que ha cumplido gran parte de lo que alguna vez soñó. Insistir hasta más no poder tuvo sus frutos: titular indiscutible en Libertad, donde tiene contrato hasta el 2023. Pentacampeón del fútbol paraguayo (4 ligas y 1 Copa Paraguay) y ser convocado a la selección paraguaya.

El pequeñín de Caazapá desafío a todos, principalmente a los que lo juzgaban por su estatura. Antonio Bareiro, con apenas 1, 67 m es uno de los mejores jugadores que tiene el fútbol paraguayo en duelo aéreo y quizás el mejor volante por derecha que tiene el balompié local.

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Mareco subasta sus “reliquias” para ayudar a la gente “con hambre”

El experimentado defensor Víctor Hugo Mareco se puso en campaña una vez más para ayudar a los que necesitan. Normalmente ayudaba mucho a la protección de animales, pero ahora se puso el traje de “héroe” para que la gente de escasos recursos no pase hambre.

Mareco estuvo una década en el fútbol italiano y a lo largo de ese tiempo intercambió camisetas con los mejores jugadores del mundo en su época, como Totti, Ronaldinho, Roberto Baggio, Edinson Cavani, entre otros. A pesar de que son sagradas y los considera una verdadera reliquia, el exCerro Porteño lo comenzó a subastar para recaudar y ayudar a las familias necesitadas.

“Vamos a subastar todas mis camisetas que intercambié con jugadores importantes. Y lo recaudado es para tratar de ayudar a las personas que más necesitan. La idea es ayudar a los bañados y también a unas cien familias de un asentamiento aquí en Luque”, comentó en charla con Universo 970 AM, el defensor que hasta el año pasado estuvo Independiente de Campo Grande.

“Cambie una remera de Cavani por 300 kits alimentarios. Y así la idea es llegar a más personas. Cuesta mucho despegarnos de esto, pero si es para ayudar. Duele, pero va a ser para una causa importante para familias que necesitan”, expresó Mareco, quien también dijo que comprará alimentos a los animales de la calle con lo recaudado.

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Rojas, cansado del "manoseo" y dice que "es fácil opinar con la heladera llena"

Rodrigo Rojas, mediocampista del Olimpia, charló -con la radio Universo 970 y el Canal GEN- sobre el parate del fútbol paraguayo por consecuencia de la pandemia del coronavirus, medida sanitaria adoptada para evitar el contagio y la propagación de la enfermedad, que tiene 202 casos positivos confirmados y 8 fallecidos en Paraguay.

Dijo que está cansado de escuchar como "manosean" sobre el salario de los jugadores.

"No entiendo por qué todo el mundo se preocupa por el sueldo de los jugadores. No creo que se tenga que estar hablando a cada rato sobre el salario de los jugadores. Nosotros no somos funcionarios públicos y el club tiene un contrato con cada jugador. No le afecta a nadie particularmente. Desde que empezó esta pandemia, fueron los futbolistas quienes ayudaron primero en todo el mundo a medida de sus posibilidades”, mencionó.

Igualmente, indicó que los jugadores del Decano siguen aguardando que esto mejore, aportando comprensión y paciencia en esta difícil situación por culpa de la pandemia del coronavirus. "En Olimpia tienen la prioridad aquellos que ganan menos y que viven el día a día”, mencionó.

Finalmente, recordó que además de los jugadores, existen una importante cantidad de personas que dependen también del balón para generar ingresos. "Todos están pasando por un momento de mucha angustia. Es fácil opinar con la heladera llena, entonces uno debe ser sensible para emitir algún tipo de opinión, hay personas que están pasando mal", sentenció.

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