Paraguay dio el primer golpe ante Catar, en el partido debut de la Copa América Brasil 2019.
Al minuto de juego, el árbitro peruano Diego Haro sancionó una mano dentro del área catarí y el experimentado delantero Óscar "Tacuara" Cardozo fue el encargado de marcar el tanto y ventaja para la selección Albirroja.
Los albirrojos Miguel Almirón y Óscar "Tacuara" Cardozo realizaron un curioso festejo después del primer tanto guaraní en la presente competencia.
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Salvador, Brasil | AFP.
La derrota por 0-2 del seleccionado argentino ante Colombia sigue generando serias discrepancias. Messi sufre vestido de albiceleste. El '10' quiso ser en el debut de ambas selecciones el sábado en la Copa América de Brasil-2019, el '10' del Barcelona, pero la historia con Argentina volvió a repetirse. Él lo advirtió: "Argentina no es candidata".
Y no puede ser candidata porque Argentina careció ante los cafeteros de lo básico para ser un equipo: funcionamiento. No engrana, no carbura, se descompensa. Y lo que pasó en la Arena Fonte Nova, en Salvador, no se arregla en días.
El imberbe técnico Lionel Scaloni, de 41 años, carente por completo de experiencia dirigiendo, ni siquiera en clubes, perdió el partido con un 4-4-2 desordenado, carente de variantes ofensivas, de cambio de ritmo, de flujo por las bandas.
Scaloni se refugió en "un segundo tiempo del equipo hasta muy bueno", pero en ese período, en el que ambos equipos se alternaron el control del partido, sufrió los goles de Roger Martínez, a los 71 minutos, y Duván Zapata, a los 86.
"Se generaron situaciones y se soportó la presión de Colombia. Intentamos jugar entre líneas, buscamos por todas partes. Al final el primer gol nos lo hacen de contragolpe", afirmó convencido el entrenador.
Paredes probó al meta David Ospina con dos remates de media distancia, Otamendi hizo lo suyo con un cabezazo que sacó abajo el '1' del Nápoles y Messi, en la misma acción, le entró mal a la pelota de cabeza en la acción más clara de peligro que tuvo la Albiceleste en en todo el encuentro.
Argentina, solo 20 minutos
Scaloni habló de "un segundo tiempo digno" de Argentina, pero 20 minutos decorosos no pueden ser suficientes para una selección que busca cortar con 26 años de sequía sin títulos, desde la Copa América de Ecuador-1993.
"En Argentina siempre cuando se pierde es grave y llevamos todo a lo máximo", lamentó Messi.
"Hay un buen grupo, vamos a levantar. Tenemos que hacernos fuertes, pensar en lo que viene y no bajar los brazos. Hay que levantar la cabeza y seguir", agregó el capitán poniendo la cara.
Messi se fue de Salvador debiendo, como le ha pasado en otros partidos vestido de albiceleste. Lo intentó, como siempre, pero no puede resolverlo todo. No sin socios, sin compañía, sin un equipo que lo respalde y lo entienda. Que al menos pueda devolverle una pared.
Ni qué decir de Sergio Agüero o Ángel Di María, dos de los cuestionados históricos del fiasco del Mundial-2018 y que Scaloni rescató también con Otamendi.
Del temible cañonero del City, el de los 32 goles en la temporada europea, sólo se vio el apellido en la casaca '9'. Y de Di María se supo en el partido cuando no saltó a la cancha para el segundo tiempo.
¿El campo de juego?
Y así como le fue al de los Citizens y el del PSG, le fue al resto. Hasta Armani, que no tuvo responsabilidades en los goles, estuvo a punto de mandarse un error imperdonable en el área pequeña intentando salir jugando con Otamendi.
Además, para justificar lo injustificable, Scaloni también buscó excusas en el estado del campo de juego del Fonte Nova calificándolo como "lamentable".
"No me imagino lo que va a ser cuando se jueguen dos o tres" partidos, sostuvo el seleccionador.
En la otra orilla, el portugués Carlos Queiroz, radiante por su primera victoria con Colombia en un torneo oficial, apenas sonrió al ser consultado por lo dicho por su colega. "¿Qué vamos a hacer ahora? ¿Llorar?".
Quizás eso fue lo que le faltó al mejor del mundo cuando se marchó del Fonte Nova. Porque Messi volvió a ser aquel hombre triste que se frota la barba caminando cabizbajo cuando se viste de albiceleste.
Sin restarle méritos a otros planteles a lo largo de la historia de la Albirroja, el conformado entre la segunda mitad de la década del ‘70 y la primera del ‘80, fue uno de los mejores para Alicio Solalinde, campeón de América con la selección paraguaya y con Olimpia en el año 1.979.
El equipo que obtuvo el título en el estadio de Vélez Sarsfield estaba compuesto por la base del Olimpia campeón de América de 1979, algunos futbolistas de Cerro Porteño campeón de 1977 y los mejores jugadores del fútbol paraguayo del resto de los equipos, como Julio César Romero de Luqueño y Eugenio Morel, quien por entonces jugaba en Libertad.
“Creo que sí, creo que fue una de las mejores camadas que tuvo la selección”, responde ante nuestra pregunta. “En las Eliminatorias del año anterior, por ejemplo, nos faltó un poquito de mayor experiencia para ir al Mundial de Argentina. Hicimos una buena campaña y únicamente no clasificamos porque no supimos aprovechar la localía. Pero eso demostró que había capacidad y que solo faltaba pulir algunos detalles y crecer en confianza. Nos consolidamos en 1979 y en la siguiente Copa América quedamos fuera en semifinales porque Brasil nos ganó el sorteo. El techo de esa camada llegó con el Mundial de 1986; algunos nos fuimos y se sumaron nuevos hombres, pero la base del campeón de América 1979 se mantuvo”, agrega.
Solalinde tiene un grato recuerdo del plantel y describe la unidad que había dentro del mismo, ratificando lo que ya había contado el capitán Aldo Florentín. “Éramos una familia. A pesar de que muchos jugadores integramos ese equipo y había muchos cambios, ya que se dependía de la disponibilidad de cada jugador, nunca se notó una diferencia y nunca perdimos la unidad en el grupo”, asegura el ex defensor, quien añade que esa unidad era nítidamente visible dentro del campo de juego, ya que el equipo siempre estaba fortalecido.
Expectante, pero con mesura
Ante el inicio de un nuevo proceso en la Albirroja, Alicio Solalinde vuelve a ilusionarse con que la selección se reencuentre con el rumbo de años anteriores, pero asegura que todavía falta conformar un equipo base para poder aspirar a grandes cosas.
“Como paraguayo e integrante de la selección que logró la Copa, siempre estoy expectante de que se repita la hazaña. Ojalá sea esta vez o al menos lo antes posible. Pero pienso que a pesar de tener buenas individualidades, todavía nos falta un equipo. A mi entender, en esta Copa América se tiene que consolidar una base para las Eliminatorias. Todavía hay muchas dudas e indecisiones, no como en épocas anteriores donde los equipos salían de memoria. Hace dos o tres años que estamos así, teniendo muchos valores a disposición. Se debe apostar a un equipo base y consolidarlo”, recomienda.
Sin perder la identidad
A Solalinde no le desagrada la idea de tener un juego de mayor posesión de balón, como Eduardo Berizzo busca implementar en la selección, pero asegura que no se debe dejar de lado lo que siempre caracterizó al fútbol paraguayo. “Creo que no tenemos que desechar nuestro juego, más punzante y vertical. Con esto no digo que hay que rechazar el juego de posesión, pero que no sea lo único. Para mí es bueno agregar eso para no recurrir tanto a los centros frontales, pero llegado el momento de ganar la línea de fondo hay que meter la pelota al área, no hay de otra”, asegura.
“Huelga” antes de jugar las semifinales
En la previa a los juegos de semifinal ante Brasil, los directivos de la entonces Liga Paraguaya de Fútbol y los integrantes de la selección no llegaron a un acuerdo en el monto del premio a cobrar en caso de pasar de fase y llegar a la final. “Nosotros jugábamos por objetivo. Antes de cada fase negociábamos un monto que luego repartíamos en el grupo”, cuenta. “Para la semifinal ante Brasil no llegamos rápido a un acuerdo y tuvimos que tomar una pequeña medida de fuerza para poder conseguir lo que queríamos. Eso también demostraba la unidad que había en el grupo. La ‘huelga’ consistió en que todos entrenábamos por nuestra cuenta y no con la selección. Luego se llegó a un acuerdo y todo volvió a la normalidad”, relata.
Con tranquilidad
“Me gusta quedarme en casa a ver los partidos de la selección. Estoy más tranquilo, veo mejor y me concentro mucho en el juego”, confesó Solalinde. Aseguró además que se siente aliviado de ver ahora a la selección desde afuera, ya que tenía mucha presión cuando tenía que defender la camiseta albirroja dentro del campo.
Lo máximo
Con esta palabra, Alicio describió la sensación de ganar la Copa América con la selección. “Le das alegría a todo un país. Ganar la Copa Libertadores con Olimpia también fue algo hermoso para mí, pero quizá la euforia no fue de todo el país. Ganar la Copa América con la Albirroja, es lo máximo. Toda la nación vibró con nosotros”, expresó.
Consejo
Como entrenador, Alicio Solalinde también es palabra autorizada para hablar de las cuestiones tácticas de la selección. Se refirió al esquema táctico utilizado por el actual DT de la Albirroja y lo que, según su criterio, haría falta para tener un equipo fuerte. “A mí no me desagrada el 4-3-3, pero hay que poner los hombres adecuados para fortalecer al equipo, esto lo digo sin ánimo de criticar, sino para poder ayudar.
En el mediocampo tiene que haber hombres que recuperen el balón, volantes que corran y marquen. Alguien como Richard Ortiz o “Topo” Cáceres, una lástima que Ortiz haya quedado fuera. De los que quedaron en el plantel ninguno tiene la característica para realizar ese trabajo. Son todos mediocampistas que tienen mucha técnica para distribuir el balón, pero con problemas en la recuperación”, sentenció Solalinde.