Asunción, Paraguay | AFP
Ahora sí: Boca Juniors y River Plate, los archirrivales del fútbol argentino disputarán este mes una histórica final de la Copa Libertadores, luego de tres días de de incertidumbre hasta la difusión este sábado de un fallo disciplinario de la Conmebol que confirmó la inédita definición del torneo continental.
La Conmebol suspendió al entrenador de River Marcelo Gallardo por cuatro partidos por infringir una sanción, pero rechazó un reclamo de Gremio de Brasil de darle por ganado el encuentro ante el conjunto argentino, lo que confirmó la gran final, inédita en las 58 ediciones del certamen continental.
Los partidos de la serie final están previstos para el sábado 10 próximo en el estadio la Bombonera de Boca y el choque decisivo será el sábado 24 en el Monumental de River.
El Tribunal de Disciplina de la Conmebol resolvió este sábado "rechazar el reclamo presentado por Gremio", así como suspender a Gallardo por cuatro partidos e imponerle una multa de 50.000 dólares.
El primero de esos partidos es el de la ida de la gran final y Gallardo ni siquiera podrá ingresar al estadio de La Bombonera, el sábado próximo.
En la Arena do Gremio el martes pasado, la televisión lo captó con un intercomunicador en la mano dando instrucciones a sus asistentes lo cual está prohibido. Tampoco estaba autorizado a bajar al vestuario para arengar a los futbolistas como lo hizo.
Gallardo estaba suspendido por una demora en el regreso a la cancha para el segundo tiempo del partido de ida con Gremio en Buenos Aires, perdido por los argentinos 1-0.
Disculpas, sin excusas
Gallardo, de 42 años, pidió disculpas y no esgrimió excusas. En una conferencia de prensa el viernes, se escudó en cuestiones "emocionales" para justificarse, pero a las vez se mostró resignado.
"Cuando se actúa impulsivamente, cuando se actúa con el corazón, a veces se pierde la razón. Si fue un acto de indisciplina pido disculpas, no tuvo nada que ver con una postura desafiante de mi parte", dijo en aquella rueda.
En el club 'millonario' se esperaba una dura sanción al DT y la multa que correspondiera, pero finalmente el castigo fue menos severo de lo que se esperaba.
"Fui sanguíneo, pero asumí mi responsabilidad, asumí que trasgredí la norma", señaló el viernes 'Muñeco' Gallardo, potencial candidato a dirigir la selección argentina, puesto que quedará vacante a finales de año cuando termine el interinato de Lionel Scaloni.
Minutos después de difundido el fallo de la Conmebol que confirmó el superclásico, el entrenador de Boca Guillermo Barros Schelotto dijo este sábado que sus dirigidos "dejarán la vida" para ganar el cetro continental ante el histórico rival.
Euforia
En Argentina había empezado a palpitarse con antelación la disputa del mayor superclásico de todos los tiempos por la Libertadores.
"Es histórico", declaró sin ocultar su euforia el presidente de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), Claudio Tapia.
Boca ganó seis veces la Libertadores y River tres. El 'superclásico', que esta vez bien podría llamarse 'hiperclásico', es aquel que alguna vez "hay que ver antes de morir", según la legendaria definición de medios deportivos británicos.
"Es algo algo maravilloso para el fútbol argentino y sudamericano", opinó en rueda de prensa el 'Tigre' Ricardo Gareca, exjugador de ambos clubes y seleccionador de Perú.
Gareca dijo el viernes que "es el clásico más apasionante. Por allí algunos podrán analizarlo como Real Madrid y Barcelona, pero no creo con la misma pasión de Boca y River".
Perder el sueño
El choque ha despertado inquietudes y nerviosismos de todo tipo. "No voy a dormir", había declarado el presidente argentino Mauricio Macri cuando se le preguntó antes de las semifinales. Fue presidente de Boca durante 12 años y es un fanático de la azul y oro.
Después abrió de par en par una polémica al afirmar que el partido se jugaría con hinchas visitantes, lo que no se produce, salvo algunos casos, desde 2013.
"Está garantizada la seguridad", dijo, apoyado por su ministra de Seguridad, Patricia Bullrich.
Pero los dirigentes de ambos clubes y los responsables de la seguridad deportiva lo pusieron rápidamente en duda.
La presencia de aficionados de la visita está vedada en las canchas desde 2013 para evitar hechos de violencia con su secuela de muertos.
Sin ir más lejos, la madrugada del sábado murió acribillado a balazos un joven hincha tras el partido que empataron Unión y Patronato por la Superliga de primera división. El total de muertos en Argentina en los últimos 20 años se elevó a 137.
"Uno pretende que cuenten qué es lo que cambió en la seguridad. Queremos saber qué pasó que no se podía y ahora sí", protestó Rodolfo D'Onofrio, el presidente de River.
